Francisco Sánchez tiene bruxismo y, hasta hace cinco años, tenía que renovar su placa miorelajante cada tres meses porque las rompía. No podía descansar bien y se despertaba con dolores en la mandíbula. El cannabis fue lo único que lo ayudó.
Su interés por los beneficios terapéuticos del cannabis comenzó cuando trabajaba en una empresa de cosmética. Con un grupo de amigos comenzó a elaborar productos para uso personal y así descubrió que una combinación de aceite y crema cannábica lo ayudaba con el bruxismo.
“Primero noté que me hacía bien a mí. Después empecé a recomendárselo a amigos y conocidos. Se fue haciendo una cadena hermosa y los resultados siempre fueron buenos”, asegura.
¿Cómo ingresaste en el mundo del cannabis medicinal?
Siempre fui curioso de la planta. Empecé a hablar con unos amigos que estaban más o menos en la misma que yo, averiguando sobre los beneficios de la marihuana más allá de lo que te puede dar fumar. En ese momento, hace alrededor de cinco años, trabajaba en la empresa de cosmética de una prima y desde ahí empecé a aprender sobre ese rubro. Viajé a Chile y vi que había aceites medicinales, cremas y un dentífrico.
Te trajiste un saber
Sí, en Argentina todavía no había nada. Se conseguía algún aceite, alguna que otra crema podía aparecer, pero era muy difícil en comparación con lo que pasa hoy. Mezclando lo que sabía de cosmética con este interés decidí empezar a hacer aceite para dolores y cremas. Al principio fue todo autodidacta: leyendo en páginas de internet y probando. Primero decidí conseguir distintas cepas porque se decía que cada una podía servir para algo distinto. Así comencé.
¿Y cómo esa experiencia se transformó en una alternativa para tratar tu bruxismo?
Me despertaba todos los días con mucho dolor en la mandíbula. Yo soy protesista dental pero no encontraba nada que me diera resultado. Así que decidí empezar a tomar el aceite que hacía y a usar la crema cannábica. Eran los productos que hacíamos con mis amigos. Fue muy increíble cuando noté que me empezaba a dar resultados. Lo empecé a recomendar y a hacer una cadena de seguimiento de un montón de personas para ver cómo les resultaba para los dolores.
¿Cómo decidiste las dosis diarias?
Probando. No había tanto conocimiento como hoy en día. Ahora seguro encontrás a alguien que usa cannabis para lo mismo que vos necesitás. En mi caso funcionó con nueve gotas por día: tres a la mañana, tres durante el día y tres antes de irme a domir. Aunque sé que hay personas que con dos gotas en el día están perfectas.
¿En qué notaste los beneficios?
De pronto, me empecé a despertar mejor. Descansaba bien y me levantaba sin dolor. Por lo que venía viviendo, estoy seguro que lo que a mí me hizo bien fue el aceite combinado con la crema cannábica, que la preparábamos con otros ingredientes que también tienen sus propiedades como el romero. Nunca compramos nada, ni siquiera el aceite de romero que lo macerábamos nosotros.
A partir de tu trabajo estás en contacto permanente con odontólogos. ¿Hablaste con alguno y le contaste tu experiencia?, ¿qué te decían?
Sí. Yo trabajo con un odontólogo desde hace mucho tiempo. Para el bruxismo usaba placas miorelajantes y me tenía que hacer una cada tres meses porque se me rompían. Pero con el aceite eso dejó de pasar y hasta empecé a dejar de usarla todas las noches así que se lo comenté. Él es una persona que jamás en su vida fumó marihuana, pero entendió mi experiencia. De hecho ahora no recomienda aceite a sus pacientes, pero sí a personas con las que tiene muchísima confianza.
¿Ves en esa especialidad de la salud un cambio en relación al cannabis?
El asunto es que todavía hay muchos profesionales reacios que enseguida te recomiendan una amoxicilina o un ibuprofeno para cualquier dolor. Pero de pronto, por alguna razón, los pacientes llegan al cannabis y notan los cambios.
¿En tu Reprocann el diagnóstico es bruxismo?
Sí. Tengo una amiga que fue la primera que me habló del Reprocann y que me insistió para que lo tramitara. Eso fue apenas salió durante la pandemia. Me puse en contacto con un médico, me pidió que le contara qué me estaba pasando. Le dije que era protesista dental y que tenía bruxismo. Me preguntó si tomaba algo y le expliqué que sí, pero que no me gusta tanto la medicación, que me hace mal al estómago y que prefería consumir algo natural. Fue todo bastante simple y a los tres meses tenía la credencial.
¿Y cómo fue evolucionando tu relación con el cannabis a nivel medicinal?
Hubo un momento en el que todo el aceite que hacía era para otros y un día me di cuenta que yo no lo estaba tomando y que tampoco estaba usando las cremas. Fue medio inconsciente, simplemente pasó que cada vez lo necesité menos. De pronto me despertaba, empezaba a hacer mis cosas y de golpe me acordaba que no había tocado ni el aceite ni la crema. Después fui dejando que pasara un día, que pasaran dos… y de pronto no usé más.
Es como si hubieras recuperado un balance
Sí, con las pastillas y los fármacos eso no pasa. A mí no me gustan porque son carísimas, me rompen el estómago y no las dejás más. A mí me dio resultado la combinación de aceite y cremas. No sé si fue una sola cosa o las dos a la vez, pero dejé de sentir dolores y ahora ni siquiera uso la placa para dormir.
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