En un cultivo interior todo puede estar bien instalado, pero para llegar a una buena cosecha es clave saber cómo regular la temperatura y la humedad.
Encontrar la relación óptima entre estos dos factores de forma adecuada requiere de mediciones precisas y de lo que se conoce como el déficit de presión de vapor (DPV).
El vapor justo
El DPV es una medida que nos permite ajustar los parámetros del área de cultivo. El objetivo es brindar las condiciones que permitan a nuestras plantas desarrollarse con el mejor vigor posible lo más rápido que la genética lo permita.
El DPV es el resultado de la diferencia entre dos variables:
1. La cantidad máxima de vapor de agua que puede contener la atmósfera (en este caso nuestra área de cultivo).
2. La cantidad de vapor de agua que tiene la atmósfera en ese momento.
Este valor está íntimamente relacionado a los parámetros de temperatura. Precisamente es la temperatura la que determina la cantidad máxima de vapor de agua que puede haber en la atmósfera y la humedad relativa, que es cómo calculamos la cantidad de vapor que hay en ese momento.
Tabla de medidas
A partir de esta tabla, podés evaluar si los valores en tu indoor son los adecuados. Para medir los valores de humedad y temperatura sólo nos hace falta un termohigrometro, algo que podemos conseguir fácilmente en un growshop.
A partir de ahí, basta que compares con la tabla y evalúes si estás en los niveles adecuados. Lo ideal es que los valores se mantengan en la franja verde.
Niveles óptimos de temperatura y humedad
Cuando el DPV se encuentra en los rangos óptimos, las plantas liberan agua en forma de vapor a través de los estomas (transpiran), lo que llevará a un aumento del consumo de nutrientes y posterior aumento de la fotosíntesis; lo que nos da indudablemente una mejora en el rendimiento.
Con valores de DPV muy elevados, los estomas se cierran como reacción a la pérdida excesiva de agua, provocando un efecto negativo en el rendimiento.
Mientras que con valores de DPV muy bajos, las plantas dejan de transpirar debido a que el aire está saturado de vapor, evitando así la salida de agua de las hojas, también impactando de manera negativa en el rendimiento.
Por estas razones es tan importante controlar las condiciones del entorno, ya que de esta manera seremos más precisos a la hora de comprender qué le sucede a nuestras plantas y optimizar nuestros recursos.
Mantener estables los valores de forma sostenible no solo será recompensado con mejores rendimientos en la cosecha sino que también proveerá de mejores herramientas a nuestras plantas para hacerle frente a los posibles ataques de plagas.