Cultivemos en exterior o interior hay algo que es clave tener presente: cómo se relaciona el cannabis con la luz. En patios, jardines y balcones todo dependerá del sol. En cuartos de cultivo, se controlará a partir del manejo de la luminaria.
La planta de Cannabis es una planta anual de verano, es decir que naturalmente tiene un ciclo de vida que coincide con los meses más calurosos del año y se reproduce y muere cuando comienzan otra vez a descender las temperaturas.
Pero más importante que las temperaturas en el cultivo, son las horas de luz. Cuando hablamos de fotoperíodo nos referimos justamente a la variación de la cantidad de horas de luz de acuerdo a las estaciones del año.
Eso tiene un efecto determinante en los procesos metabólicos de las plantas, lo que definirá su desarrollo y sus ciclos.
Entender el fotoperíodo
Al iniciar el invierno, las horas de luz aumentan paulatinamente hasta llegar a unas 14 horas y media de luz solar a finales de diciembre. En esta etapa, las plantas crecen en tamaño y estructura, en lo que se llama crecimiento vegetativo.
Luego de este punto comienza el descenso de las horas de luz, entre uno y dos minutos diarios. Esto provoca que entre finales de enero, febrero y marzo las plantas comiencen a florecer naturalmente, bajo un fotoperíodo diario de entre 12 y 13,5 horas de luz.
De esa cálculo se producen fenómenos como la revegetación, donde una planta que estaba florando se enfrenta a una variación que la hace regresar a fase vegetativa. O bien las complicaciones vinculadas a la contaminación lumínica, cuando una luz artificial propia o de un vecino hace que las plantas nunca inicien la floración.
Las distintas variedades
La variedeades índicas o híbridos con predominancia índica suelen tener floraciones cortas y ser muy sensibles al fotoperíodo. Comenzarán a florecer a finales de enero o principios de febrero.
Las variedades sativas o híbridos con predominancia sativa poseen una floración mucho más larga, con híbridos que pueden alcanzar los 120 días de flora. Comenzarán a florecer entre finales de febrero y marzo, lo que puede darnos cosechas casi llegando al invierno.
Las variedades autoflorecientes, como su nombre lo indica, no dependen del fotoperíodo para florecer, teniendo un ciclo de vida de entre dos y tres meses entre la germinación y la maduración de las flores. Estas variedades no revegetan, por lo que suelen ser útiles para los cultivos entre temporadas.