Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Magu, la princesa china del cáñamo y la longevidad

Desde el principio de la historia escrita, y probablemente desde mucho antes también, los humanos nos encontramos muy relacionados con el cannabis. Las implicaciones del uso de la planta aparecen junto a leyendas, personajes históricos o deidades y está claro que desempeñó durante mucho tiempo un papel fundamental en prácticas medicinales y espirituales de varias culturas a lo largo de la historia.

Una de las religiones que valoraba el cannabis que data del siglo IV a.c. era el Taoísmo de la antigua China. Esta religión desarrolló una amplia gama de prácticas y creencias místicas, incluyendo la veneración de dioses y deidades, la adivinación y la magia. El Taoísmo es una tradición filosófica y espiritual, la cual enfatiza vivir en armonía con el tao (camino), y sobre todo, en la compasión, frugalidad, y humildad.

En una época en la que la magia con hierbas era común y se creía que los dioses vagaban por el mundo natural, sólo a una diosa de gran prestigio se le confiaría el cuidado de una hierba tan poderosa y trascendente. Estamos hablando de Magu, a la que muchos conocen como la Doncella del Cáñamo.

Magu, la deidad del cáñamo y la longevidad

Su nombre combina dos palabras chinas comunes: «MA» que significa: cannabis; cáñamo y «GU» que se traduce como: «doncella». Según la leyenda, Magu es una deidad bondadosa retratada en una hermosa mujer joven de largas uñas, que habita y protege la montaña sagrada Tai, en la provincia china de Shandong.

Se dice que es capaz de vivir mil años sin envejecer, una experta en el arte de la alquimia y conoce los secretos de la inmortalidad. Que nació de una semilla de cáñamo y era una hábil tejedora que confeccionaba ropa para los dioses. La primera mención conocida de Magu se encuentra en el «Libro de Montañas y Mares», un texto clásico chino que data del siglo IV a.C.

En registros de prácticas taoístas, mencionan que el consumo de semillas de cáñamo protege contra la posesión demoníaca y aumenta la «segunda vista», mientras que la quema de las semillas se realizaba en rituales de purificación.

A menudo se invocaba a Magu en estos periodos, asociados al monte Tai, en el que el cáñamo crecía en abundancia en aquella época, como si los dioses entregaran la planta directamente a los sacerdotes y sacerdotisas de la religión taoísta. Se suponía que el cannabis debía reunirse el séptimo día del séptimo mes, un día de banquetes espirituales en las comunidades taoístas.

Magu es la guardiana de la vitalidad en toda Asia Oriental, y no es exclusiva de China y su cultura, y puede variar de una u otra forma en cuanto a diferentes interpretaciones y tradiciones. En efecto, en otros lugares como Corea también se venera a Magu, conocida como Mago.

En algunas narraciones populares coreanas se asocia a esta deidad con el cáñamo, describiendo cómo muestra la manera de tejer con sus fibras y se la eleva a calidad de dios creador, sus capacidades se extienden a la creación del mundo y la humanidad ya que al cáñamo lo llaman: el elixir de la vida.

Magu es una figura fascinante en la mitología china. Es un símbolo de longevidad, sabiduría y empoderamiento femenino. También nos recuerda el importante papel que el cáñamo desempeñó en la cultura china durante siglos.