“No quiero ninguna medicación, sólo quiero aprovechar todo lo bueno que nos dá el cannabis”, eso nos decía hace más de seis años María Eugenia Sar.
María Eugenia falleció este fin de semana, dejando un ejemplo de lucha y amor. Su historia rompió moldes. Fue la primera abuela que contó cómo la vida de su nieto había cambiado luego de poder brindarle el cannabis que ella misma cultivaba.
Joaquín, su nieto, tiene Síndrome de Tourette. “La enfermedad le produce muchos tics motores, movía mucho las manos, los brazos, el cuello, giraba la cabeza, y se cansaba mucho”, explicó María Eugenia en uno de sus primeros encuentros con THC.
María Eugenia fue profesora de literatura en Las Grutas, Provincia de Río negro. Su caso y el de Joaquín se hizo conocido a partir de la campaña que hizo pública la necesidad de que la Justicia reconociera y protegiera el derecho a cultivar su medicina.
Luego de una larga batalla judicial, María Eugenia y su familia lograron que la justicia federal de Río Negro los autorizara a plantar 14 plantas de marihuana en floración y otras 55 en vegetativo.
María Eugenia Sar impulsó que su localidad, San Antonio Oeste en Río Negro, se convirtiera en el primer municipio del país en permitir el cultivo de marihuana con fines medicinales en base a un registro que fue anterior al Reprocann
Y consideró que no alcanzaba. Su derecho tenía que ser el derecho de todas las personas. Fue así que impulsó que San Antonio Oeste se convirtiera en la primera localidad del país en permitir el cultivo de marihuana con fines medicinales.
Fue un paso enorme, anterior a la creación del Reprocann, el registro que garantizo el derecho al cultivo y transporte de cannabis medicinal a nivel nacional.
El registro impulsado por María Eugenia y sus compañeras y compañeros, permitió cultivar cannabis a pacientes, familiares y cultivadores solidarios mediante la creación de un registro que otorgó las primeras licencias del país.
La norma también estableció que solamente fuera necesaria la receta de un médico para tramitar esta licencia, algo que luego replicó el Reprocann.
Hoy la recordamos con una charla que tuvimos en 2017 y en la que María Eugenia nos dejó en claro algo esencial: la lucha por cambiar la realidad del cannabis es un ejercicio de amor.
¿Cómo empezaron a cultivar?
La primera que cuidó las plantas fue mi mamá, su bisabuela, que tiene 82 años, entonces hicimos el video la mamá de Joaquín, mi mamá y yo. No pensé la dimensión que podía tomar. A raíz de la campaña el caso se hizo conocido acá en Las Grutas. Nunca habíamos mencionado que Joaquín, de 6 años, tiene Síndrome de Tourette, ni que le damos aceite de cannabis.
¿Cuál era la situación de Joaquín antes de comenzar a usar el aceite?
Estaba tomando risperidona, que es un fármaco que le causaba muchos efectos adversos, y la mamá dejó de dársela. No le hacía bien, estaba muy ansioso. Empezamos con otra medicación pero tampoco veíamos cambios y dejó de tomarla. Yo desde que supe, en mayo del año pasado, que Joaquín tiene Tourette, me puse a leer sobre cannabis. Intuición de abuela. En noviembre él estaba mal y dijimos basta, probemos con el cannabis.
¿Cuándo comenzaron a notar los efectos?
Joaquín no podía dormir, dormía 5 horas por día cuando tiene que dormir 10. La primera vez que tomó fueron dos gotas y durmió 4 horas de siesta. Y cuando se levantó pidió 2 bananas para comer.
¿Y vieron otras mejoras con el tiempo?
Sí. Una de las cosas que nos habían dicho que tenía Joaquín es disfunción visomotora, que también es algo del Tourette: no va junta la vista con la motricidad, le cuesta copiar del pizarrón, por ejemplo. Y hace poco la maestra nos contó que no sólo copia del pizarrón su tarea sino que le copia la tarea a uno de sus amigos porque si no se atrasa, así pueden salir juntos al patio.
¿Por qué decidieron cultivar ustedes en lugar de importar el aceite a través del Estado?
El problema es que cada 15 o 20 días hay que cambiarle la cepa porque le genera acostumbramiento. Además, el aceite nos los daba un cultivador pero en un momento nos quedamos sin aceite y entonces decidí empezar a cultivar.
¿Qué relación tiene Joaquín con las plantas?
De hecho Joaquín ayudó con el cultivo, las plantas las sembró él, las puso en la tierra, las germinamos juntos. Todo esto está hecho con mucho amor y él lo recibe. Bautizó a las plantitas “Michael Jackson”, porque es fanático de él.
¿Cómo reaccionó la sociedad cuando se enteraron de su situación?
Hemos tenido solidaridad absoluta. Cuando salimos en los medios le dije a mi hija: “Preparate para que alguien nos diga que estamos drogando a Joaquín”. Y nada que ver. Todos los días recibo mensajes de apoyo.
Cada vez más médicos apoyan el uso del cannabis medicinal, ¿qué le dirías a los que se oponen totalmente?
Que no queremos otra medicación, que Joaquín está muy bien y es algo que costó bastante porque el Tourette es un combo de cosas: trastorno obsesivo compulsivo, déficit de atención, ansiedad, irritabilidad, tics motores y tics fónicos. Y la verdad que lo único que tiene ahora son algunos tics fónicos. Y él mismo te pide las gotas.