El Jugo de Plantas Fermentado o FPJ es una manera de alimentar nuestros cultivos de forma barata y agroecológica. Además, es de fácil acceso para todas las personas. A grandes rasgos, se puede hacer fermentando cualquier tipo de materia vegetal (desde un macho descubierto en vegetativo hasta un cardo) con la ayuda de azúcar mascabo.
El FPJ es un preparado barato, fácil de hacer y agroecológico que rápidamente vuelve disponibles para las plantas los nutrientes presentes en el sustrato.
Este preparado es rico en enzimas que rápidamente hacen disponibles los nutrientes presentes en el sustrato. Según el tipo de planta que usemos para hacer la receta y el estadio en el que se encuentra, puede darnos beneficios extras, como el agregado de algunas fitohormonas o aminoácidos esenciales para algunas funciones.
Cómo elegir las plantas para hacer el FPJ
El requisito más importante a la hora de seleccionar plantas para hacer FPJ, es usar aquellas partes que más rápido se estén desarrollando. Debemos, idealmente, fabricar el fermento para el momento específico del ciclo de cultivo. Por ejemplo, si estamos cultivando genéticas regulares y detectamos machos en el vegetativo, podemos usar esas plantas de crecimiento vigoroso para preparar nutrientes para las hembras que restan.
Si estamos cultivando genéticas regulares y detectamos machos en el vegetativo, podemos usar esas plantas de crecimiento vigoroso para preparar nutrientes para las hembras que restan.
Además de las plantas con las que vamos a hacer el fermento, necesitamos un frasco de boca ancha, azúcar mascabo integral orgánica, vinagre, papel de cocina, un recipiente grande para mezcla, una banda elástica, elementos de corte, balanza y un par de guantes.
Preparación
1. Recolectar el material antes de que las luces se enciendan o amanezca. Evitar hacerlo durante los días de lluvia o de rocío intenso.
2. Cortar y pesar el material fresco. No lavar para preservar todos los microbios de la superficie. Como mínimo, los trozos deben ser de 1 cc y, como grandes, 5 cc.
Es importante cortarlo a mano y evitar procesadoras o licuadoras. La finalidad del corte es la de exponer los fluidos internos y aumentar la superficie de contacto.
3. Agregar el mismo peso de materia vegetal pero de azúcar mascabo y mezclarla junto a nuestro material recién cortado en un recipiente.
Hay que mezclar enérgicamente para que el azúcar se distribuya de igual forma en toda la preparación y así maximizar su poder osmótico, lo que hará que los líquidos de la planta empiecen a drenar.
4. Envasar la mezcla en un frasco de boca ancha, idealmente de vidrio; si usamos de plástico debe ser de polietileno de grado alimenticio. Evitar usar contenedores de metal porque pueden reaccionar con la acidez de la preparación. Se puede llenar el frasco con la mezcla casi hasta arriba, pero teniendo la precaución de dejar espacio para la última capa, que debe ser de aproximadamente 1 cm y es pura y exclusivamente azúcar, esto se hace para evitar moscas y el crecimiento de otros microbios indeseados.
Para esto mismo, cubriremos la boca del frasco con una servilleta de papel de cocina y lo aseguraremos con una banda elástica (se debe reemplazar si la notamos húmeda o se vuelve marrón). Guardar el frasco en un lugar bien ventilado y alejado de la luz artificial o natural y de las temperaturas extremas. No hay que refrigerarlo.
5. Dejar que el proceso ocurra sin “molestarlo”, varía según la temperatura a la que nos encontremos: de tres a cinco días en climas templados a calurosos y más días cuanto más frío haya. Nos daremos cuenta de que el proceso está ocurriendo cuando veamos algunas burbujas, lo que ocurre entre el segundo y tercer día.
La fermentación está completa cuando el líquido se acumula en el fondo (aunque puede que no ocurra distintivamente si usamos mucho azúcar) y detectamos un ligero aroma a alcohol por la ruptura de la clorofila.
6. Separar el líquido de los sólidos con la ayuda de un tamizador de harina / gasa. El material sólido restante no hay que tirarlo, se puede compostar.
El líquido restante lo podemos almacenar en algún contenedor que permita la respiración.
7. Almacenar el FPJ correctamente, los microorganismos en la solución están vivos y continuarán produciendo gases (por eso el envase debe permitir la salida de estos o puede explotar). Si hacés FPJ de distintas plantas, solo podés combinarlos al diluirlos en agua, no los mezcles puros.
Para conservarlos de una temporada a la otra, agregar azúcar hasta el punto de saturación de la solución, al que se llega cuando ya no se puede disolver más azúcar y se mantiene sólida, por lo general es la misma cantidad en peso que el FPJ a almacenar.
Modo de uso
Lo recomendable es aplicar la preparación tanto de forma foliar como en riego una vez por semana, evitando la forma foliar una vez pasada la mitad de floración. En términos ideales, lo mejor sería usar una mezcla entre FPJ recién hecho y otro añejo. Como regla general los vamos a aplicar en una parte por 500 de agua (2 ml por litro).
Lo recomendable es aplicar la preparación tanto de forma foliar como en riego una vez por semana, evitando la forma foliar una vez pasada la mitad de la floración.
Si estamos usando un FPJ que se almacenó por más de un año (por lo que ahora está más concentrado), tres o más mezclas de FPJ en el mismo preparado o lo aplicamos en los momentos más calurosos del verano, debemos reducir la dosis. En esos caso se usa una dilución más elevada (1 en 800 o 1000) para evitar dañar los cultivos, lo que se manifiesta con lo bordes de las hojas quemadas.