Desde hace por lo menos 12 mil años, la especie humana mantiene una relación simbiótica con el cannabis. No es exagerado hablar de cannabis prehistórico para indagar sobre cuándo el ser humano usó la planta por primera vez.
Esta historia es hoy en día mayoritariamente desconocida, por influencia del prohibicionismo que dominó al mundo apenas en el último siglo.
A partir de los datos de investigaciones recientes de diversos campos científicos podemos volver a atar los cabos y reconstruir parte de esta larga y compleja trama.
Nuestra especie sumó el cannabis a su modo de vida hace 12 mil años, tanto como el trigo, 1000 años antes que el maíz y 4500 años antes que el caballo
Por un lado, ya tenemos conocimiento de la evolución del cannabis. Al mismo tiempo, tenemos pruebas arqueológicas contundentes de que los seres humanos convivimos con la planta hace milenios.
Se trata de un vínculo evidentemente muy beneficioso. Nuestra especie sumó el cannabis a su modo de vida hace 12 mil años, tanto como el trigo, 1000 años antes que el maíz y 4500 años antes que el caballo.
Una milenaria historia de amor
Emparejada con otros cultivos, el género Cannabis equipara a los más antiguamente domesticados, los denominados fundadores, y disputa el primer lugar de importancia entre las plantas de múltiples usos como el bambú y el cocotero.
Sus variedades nos han provisto de cuerdas, telas, comidas, medicinas, combustibles y experiencias ampliadoras de la consciencia. Por ello proliferaron y se diseminaron de nuestra mano por todo el mundo.
Estos múltiples usos del cannabis, así como su llegada a casi todos los hábitats en alianza con nuestra especie, sucedieron en el Holoceno, la era geológica en la que nos encontramos y que comenzó hace unos 12 mil años, al finalizar el Dryas Reciente, último episodio glaciar del Pleistoceno, la era geológica que le antecede.
Cannabis arqueológico
Esta relación antiquísima con la planta fue comprobada mediante hallazgos arqueológicos que confirman la presencia milenaria de la planta en el planeta sino también el uso intensivo que el ser humano hizo en su proceso evolutivo.
Huellas en cerámica
Se encontraron huellas de cannabis en restos de cerámica. Los hallazgos más significativos se produjeron en la zona de República Checa y se trata de huellas de unos 25 mil años. En China y Taiwan se encontraron marcas en vasijas de una antigüedad que ronda los 12 mil años.
Polen
Se encontraron restos de polen mayormente en el hielo. Así ocurrió en Rusia donde hallaron rastros de hace 150 mil años, en Suecia de hace 8700 años y en Italia de alrededor de 10 mil años. También en Egipto se encontraron rastros de polen, en este caso la antigüedad es de unos 3200 años.
Fibra
Las fibras de cáñamo suelen encontrarse en hielo o bajo el agua. Se trata de restos más cercanos al presente y que evidencian el uso del cannabis para prácticas de la vida cotidiana. En Japón encontraron material de unos 7 mil años e antigüedad. En Francia hallaron restos de unos 4 mil años.
Semillas
Las evidencias arquelógicas de semillas se encuentran mayormente petrificadas. Arqueólogos en Japón encontraron restos de hace unos 10 mil años. Por su parte, en los Países Bajos hallaron evidencias un poco más cercanas en el tiempo: 7 mil años antes del presente.
¿Cuándo estabilizamos nuestra relación con el cannabis?
Nuestros antepasados comenzaron a explotar el cannabis miles de años antes que la papa y el caballo. Con explotación nos referimos a la evidencia arqueológica sólida de un uso intensivo.
El siguiente paso evolutivo es la domesticación: cuando una especie influye en el cuidado y la reproducción de otra. El ser humano estableció esta relación con el cannabis hace 11 mil años.
Informe: Fernando Toth
Lee la nota completa en la Revista THC 129.