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@Ivan Marjanovic

Navidad y hongos visionarios: ¿Papá Noel podría ser un chamán?

Aunque la celebración de la Navidad y el aniversario del nacimiento de Cristo tienen un origen indudablemente cristiano, su festejo está acompañado por una esperada visita.

Se trata de Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás, un personaje cuya figura implica un cruce de tradiciones y mitos. Incluso la de los antiguos chamanes y un poderoso hongo visionario.

La tradición cuenta que en la víspera del 25 de diciembre, un personaje que vive en el Polo Norte recorre los cielos del planeta en un trineo volador.

Así visita los hogares y reparte regalos que ubica preferentemente debajo de un pino o, en sentido estricto, cualquier árbol perteneciente a la familia de las coníferas.

Para empezar a entender este fenómeno en toda su amplitud, debemos introducirnos en el mundo de unos complejos seres que habitan nuestro planeta y son fundamentales para el ecosistema y quizás hasta para la cultura humana. Se trata de los hongos, en este caso puntual, hablamos de la Amanita muscaria.

Pero, para llegar de un hongo usado en rituales milenarios a una señor gordo, barbudo y bonachón que responde a los deseos de los niños hay que recorrer una serie de indicios.

Vamos por ellos.

La versión oficial

Según la tradición occidental y cristiana, la figura de San Nicolás, nace a partir de la historia de Nicolás de Bari, un obispo griego del siglo IV.

Lo cierto es que, convertido en santo, fue una de las figuras que más devotos cosechó a lo largo de la Edad Media.

La leyenda cuenta que Nicolás de Bari, quien vivía en los valles de Turquía, era un protector de niños y niñas.

En una de esas ocasiones, cuentan, el obispo se escabulló por una ventana y dejó en las medias de unas jovencitas unas monedas de oro. Lejos de ser un regalo navideño, habría sido una ayuda para que el padre, ofreciendo esa dote, pudiera casarlas.

Santa Claus ilustrado por Thomas Nast, el hombre que creó la base de la mítica figura navideña

En el siglo XIX varios mitos y operaciones literarias se cruzan para ir dando forma a esta figura clásica. Ahí interviene la tradición holandesa.

Los inmigrantes de los Países Bajos, llevaron la fiesta de San Nicolás a los Estados Unidos. Es allí donde, poco a poco, se le empieza a dar la forma física que hoy conocemos.

En ese proceso, fue clave la obra de Thomas Nast. El ilustrador de origen alemán y uno de los precursores de la caricatura política en el país del norte, construyó la base de la figura del viejo Santa: gordo, barbudo, con un abrigo rojo.

Según la tradición occidental y cristiana, la figura de San Nicolás, nace a partir de la historia de Nicolás de Bari, un obispo griego del siglo IV. Convertido en santo, fue una de las figuras que más devotos cosechó a lo largo de la Edad Media.

Sin embargo, el salto a la cultura de masas occidental llegaría muchas décadas después, bien entrado el Siglo XX. Fue de la mano de Coca Cola, cuando sus ejecutivos le encargaron al dibujante Haddon Sundblom un Santa Claus gaseosa en mano. Fue a comienzos de la década del 30.

De ahí que generalmente se presuponga que los colores de Papá Noel son fruto de una acción coorporativa. Sin embargo, hay argumentos para desmentirlo.

Por un lado, las ilustraciones de Nast. Pero también un hongo visionario detrás del cual se esconde toda una cosmovisión.

Las postales navideñas del norte de Europa en el siglo XIX poseían claras referencias a los hongos del género Amanita.

Rojo y blanco

Uno de los hongos más conocidos en el planeta es la Amanita muscaria, cuyo aspecto inmediatamente remite a la clásica representación de un hongo: cuerpo blanco, sombrero rojo adornado con puntos blancos.

Existen millones de dibujos infantiles de estos hongos y cuentos tradicionales ligados a ellos. Incluso en la serie animada belga Los Pitufos, los personajes viven en pequeños hongos muy similares a las Amanitas.

Uno de los hongos más conocidos en el planeta es la Amanita muscaria, cuyo aspecto inmediatamente remite a la clásica representación de un hongo: cuerpo blanco, sombrero rojo adornado con puntos blancos.

Lo mismo sucede con los hongos que el personaje ingiere, y adquiere poderes, en el clásico videojuego de los años 80, Super Mario Bros.

Hongos similares a las Amanitas en la popular serie animada Los Pitufos.


Originario de Siberia y el extremo oeste de Alaska, las Amanitas tienen un extenso uso tradicional en Europa y Asia.

Fue conocida como “soma” en India, donde formó parte fundamental de la cultura de los arios y fue citada en el Rig Veda, el más antiguo de los vedas indios, donde atribuyen su creación a Parjanya, el dios del trueno.

amanita muscaria navidad
Rojas y blancas, las Amanitas tienen un extenso uso tradicional en Europa y Asia.

Es un hongo cautivador, tanto que su aspecto es casi el arquetipo de lo que conocemos como tal. Los hongos no suelen representarse como gírgolas, ni como champignones. Tampoco como los tradiciones psylocibes americanos.

En general, suelen dibujarse con la forma y los colores inconfundibles de la Amanita.

Regalos, chimeneas y pinos

Se sabe que los chamanes y curanderos de los pueblos siberianos como los Koryak, usaban Amanitas en sus rituales. Incluso se cree que los hongos llegaron a formar parte de la cultura guerrera de los vikingos.

Dada la importancia del hongo para estas culturas, en el solsticio de invierno los chamanes solían regalar hongos secos a los miembros de la tribu, repartiéndolos por las tiendas que formaban los campamentos.

Haddon Sundblom, el ilustrador que contrató Coca Cola para tener su propia versión de Santa Claus

Se dice también que muchas veces, debido a las fuertes nevadas de la región, estas personas debían ingresar a los hogares por la única abertura que no se encontraba tapada de nieve: los huecos en el techo que hacían las veces de chimeneas.

Las amanitas crecen en conjunto con abedules, hayas, abetos y por supuesto, coníferas. Para encontrar estos regalos sagrados de la naturaleza hay que revisar debajo de los árboles, muy similar a lo que sucede el día de Navidad.

El siguiente indicio es la ubicación de estos hongos en la naturaleza. Se trata de una especie micorrízica, por lo que crece asociada a las raíces de especies muy específicas: abedules, hayas, abetos y por supuesto, coníferas como el “arbolito de navidad”.

Para encontrar estos regalos sagrados de la naturaleza hay que revisar debajo de los árboles. Muy similar a lo que sucede el día de Navidad.

Los regalos del chamán

Otro detalle tiene que ver con le medio de transporte preferido por Papá Noel: los renos.

Estos animales suelen ingerir estos hongos, por propia voluntad, pero también eran alimentados por los propios chamanes, quienes utilizaban los animales como un primitivo sistema de filtración para evitar algunas toxinas presentes en los hongos frescos.

Los chamanes bebían la orina de los renos y experimentaban efectos psicoactivos, algo que también sucedía con la orina humana.

Chaman siberiano, cuya vestimenta ritual asemeja al traje de Papá Noel (Pavel Filatov)


Por otro lado, existe una inconfundible similitud estética entre la vestimenta de los chamanes de Siberia y las representaciones de Santa Claus.

Es decir, antes que el trabajo de Thomas Nast que luego impulsaría el de Haddon Sundblom para Coca Cola, los hombres medicina siberianos ya se vestían de un modo muy similar a Papá Noel.

Esto hace suponer que los colores que representan al querido Santa son más una cuestión de marketing que algo vinculado a la poderosa Amanita.

El rojo preponderante con detalles blancos, se repite tanto en los logos y envases de la popular gaseosa como en las fotografías de rituales realizados en Siberia y Asia.

Claramente es complejo que las investigaciones sean concluyentes, pero los indicios muestran que detrás de la figura de Papá Noel no sólo hay una tradición vinculada a un santo cristiano. Y tampoco se limita a una operación vinculada al mercado de las gaseosas.

Hay evidentemente otra historia que explorar, una donde aún no regían los preconceptos morales ni la prohibición sobre ciertos hongos y plantas. Una historia en que la naturaleza regalaba la posibilidad de ampliar la consciencia en compañía de seres queridos y en comunidad.