La migraña es un tipo de cefalea (dolor de cabeza) cuya intensidad puede ser variada pero se caracteriza por estar acompañada de náuseas y sensibilidad a la luz o el ruido. Incluso puede generar sensaciones dolorosas puntualizadas en algún lugar de la cabeza o simplemente un dolor intenso y pulsante.
A veces las migrañas pueden tener síntomas de advertencia, como cambios en el estado de ánimo, irritabilidad o bostezos. Aunque existen diversas opciones para su tratamiento y prevención, no siempre resultan eficientes.
María Alejandra sufre de cefáleas desde que era chica y, con el tiempo, se sumaron otras patologías a su vida. Pero no se trata de un simple dolor de cabeza. Según la Organización Mundial de la Salud, la migraña es la octava enfermedad más discapacitante que existe y ahora se puede tratar con cannabis.
¿Qué patología fue la que descubriste primero y en qué momento fue?
La migraña fue lo primero que apareció en mi vida. Fue cuando tenía 16 años y llegué a tener una o dos veces al día durante muchos años. Tengo una migraña crónica igual que tenía mi padre. Entonces desde los 16 empecé a tomar los fármacos que me recomendaba el médico y a los 30 años ya tenía gastritis y úlcera sangrante de tanta pasta.
¿Cuáles son los síntomas y en qué te afecta?
Por tener migraña todos los días y a veces dos en el mismo día, no he podido presentarme a dar finales o trabajar, porque cuando es muy intensa realmente te corta la vida. Por una situación de nervios o conflictos se dispara el síntoma y ahí te pesan los ojos, ves todo nublado, el dolor te tira en la cama y hasta te produce vómitos. Termina sí o sí en la farmacia con un inyectable. Después, a lo largo de los años, fui descubriendo otras patologías.
¿Qué te diagnosticaron?
Tengo tres malformaciones óseas, mal ubicado un tendón en el hombro, tengo más grande una vértebra y lordosis. Además padezco fibromialgia desde los 36 años y es 10 sobre 10, lo que significa que se me inflaman todas las articulaciones. Después, a los 38 años empecé con los síntomas de la epilepsia y a los 42 me confirmaron el diagnóstico, cuando ya tenía tres hijos. En esos momentos perdía el conocimiento, pero antes se me cerraba la glotis y me faltaba el aire. Di tres millones de vueltas con el diagnóstico, hasta que en el centro Fleni me comunicaron que tenía epilepsia C.
¿Qué te habían dicho los médicos antes?
Visité neurólogos, psiquiatras y me dijeron lo más fácil, que tenía ataque de pánicos, fobia social y el primer neurólogo que visité hasta bipolaridad me dijo que tenía. Todos esos diagnósticos fueron sin hacerme ningún estudio. Hasta que a un neurólogo infantil, que trata a mi hijo que tiene capacidades especiales, le comenté mis síntomas y me dijo que era neurológico. Ahí me derivó a un colega suyo y llegó el diagnóstico final.
¿Qué tipo de tratamiento tuviste que realizar?
Me dieron muchas pastillas. A los 42 años tomaba protector gástrico, dos anticonvulsivos, un estabilizador del ánimo, diclofenac para dolores e ibuprofeno 600. Un cóctel de pastillas que me afectaron el estómago. Además, como siempre estuve a favor de las terapias alternativas o complementarias, hacía reiki o reflexología, pero me aliviaba un 1 % y mi incapacidad era cada vez mayor. Hubo momentos en los que me costaba incluso hasta atarme los cordones de las zapatillas.
Cómo usar cannabis para tratar la migraña
¿Cuándo empezaste a usar cannabis para tratar la migraña?
Soy maestra de reiki y un alumno que estaba cultivando me dijo que traía un frasquito de aceite sin cobrarme nada para que probara. Por mis patologías empecé a usar aceite de cannabis y lo primero que me di cuenta fue que me habían desaparecido los dolores a la semana. Eso fue lo primero que me sacó y luego me mejoró el ánimo, el rendimiento físico. Luego las convulsiones se espaciaron . Además dejé unas pastillas que engordaban mucho, llegué a pesar 155 kilos y era por toda la pasta que estaba tomando. En estos momentos peso 82 kilos. También me empezaron a mejorar los estudios en sangre y el profesional que me atendía me preguntó que estaba tomando y le
dije que cannabis.
¿Qué te respondió el médico cuando le contaste?
Lo que me dijo fue que “era una moda lo del cannabis” y que él “no se iba a hacer responsable en que yo tomara eso y bajará la medicación”. Obviamente no dejé de tomar el aceite porque me hacía bien y fui bajando la medicación porque no la necesitaba. Hoy ya tomo aceite hace siete años. Pero antes de eso ya había probado fumado alguna vez.
¿Y cuándo fue entonces que fumaste marihuana por primera vez?
Tenía 39 años. Antes de eso nunca había fumado. Yo en esos momentos le tenía mucho miedo al cannabis porque mi hermano tuvo una historia complicada con adicción a las drogas. Nunca lo había probado, pero después cambié mi forma de pensar. Ese día después de fumar llegué a casa y me dormí la vida. No me pegó el bajón, sino que me dio sueño y tranquilidad.
¿Cómo utilizás el cannabis hoy en día?
Ahora uso cannabis, a veces fumado, aceite a diario y también cremas. Aceite tomo a la mañana unas gotas y otras a la noche. Cuando siento los primeros síntomas de la migraña, que por algún estado de nervios a veces me agarra, ahí
agrego unas gotas más de aceite de cannabis. Para la migraña lo que más me hizo efecto es el aceite. Además cuando tenés dolor no te da ni para armar un porro. También uso cremas de cannabis en mis terapias. Hago masajes ¡y los resultados realmente existen! Son muy efectivos.
¿Qué cambió en tu vida desde que empzaste a usar cannabis?
¡Todo! Vivir con migraña, epilepsia y otras patologías óseas es muy difícil la verdad. Hasta me llegó a costar perder trabajos. Así y todo no está considerado en salud como una enfermedad crónica. Es un desastre. Por suerte un cultivador solidario me dio una mano y conocer al cultivador que te da el aceite es clave, te da mucha tranquilidad.