Cuidar la salud de las plantas es el eje de todo buen cultivo. El estado general de nuestro jardín es el resultado de la interacción entre tres factores: el ambiente, la planta y todos aquellos organismos vivos que se relacionen con ellas.
Tener esto en cuenta es imprescindible para evitar plagas o problemas en el estado general de la planta. En un cultivo estamos ante un sistema vivo, por eso no habrá soluciones mágicas a ningún inconveniente que se nos presente.
En particular, los cultivos en exterior están expuestos a condiciones que no podemos controlar, como las temperaturas extremas en verano: esto genera desbalances que tendremos que corregir.
Cuidando algunas cuestiones básicas, pero centrales, vamos a generar una verdadera barrera contra todo tipo de plagas y enfermedades
Cuando observamos un cultivo donde se presentan “debibilidades” es poque nos encontramos antes una pérdida de biodiversidad que nos habíamos ocupado de brindar con un buen sustrato inicial. Por lo tanto, nuestro trabajo estará orientado a resolver este tipo de situaciones.
Cuidando algunas cuestiones básicas, pero centrales, vamos a generar una verdadera barrera contra todo tipo de plagas y enfermedades.
- Riego: Es vital mantener la humedad adecuada del sustrato, para ello en los momentos de calor recomendamos aumentar la frecuencia y la cantidad, pero el foco está en la frecuencia ya que la parte superior del suelo suele secarse con rapidez en los momentos de mayor calor del día.
- Mulching: La cobertura viva o seca es un verdadero aislante térmico, además de proteger del impacto de la lluvia, que muchas veces termina por aniquilar la estructura del sustrato formando canaletas.
- Microorganismos eficientes: Recomponer la flora microbiana tanto del suelo como del follaje es vital en estos casos ya que las condiciones extremas o la exposición intensa al sol terminan por depredar lentamente la diversidad, por ello recomendamos el uso de compost tea de los fermentos o enmiendas solidas que elijamos.
- Prevención de plagas: Debemos evitar que los insectos se vuelvan una plaga en situaciones de estrés como las que mencionamos antes, para ello es necesario mantenerlas a raya con algún tipo de biorepelente, como por ejemplo aceite de neem o fermento de plantas aromáticas como el romero, menta o ajíes muy picantes.
- Tutoreado: En regiones donde las lluvias se vuelven frecuentes e intensas pero de corta duración hay que tutorear las ramas desde antes que ingresen a florar para evitar problemas con hongos o incluso pérdidas de ramas enteras fruto de un temporal.