Como todo ser vivo, las plantas contienen un sistema inmunológico que reacciona ante las agresiones externas provenientes de agentes invasores como patógenos o herbívoros
Cuanto más alto se encuentre su sistema “inmunodefensivo”, más resistente será la planta ante el ataque de un hongo, un virus o una bacteria.
También podrá ahuyentar una plaga empleando combinaciones químicas que generen repelentes o usando sus terpenos para atraer depredadores particulares para que acudan en su defensa ante el ataque de una plaga específica.
Un sistema perfecto
Hace un poco más de un siglo el botánico, micologista y patólogo de plantas Marshal Ward detectó que todas las plantas producían “anticuerpos” y toxinas ante la presencia de una infección.
Lo que Ward entendió es que esas defensas podían estar o antes de que la planta fuera atacada, o desarrollarse después de la infección, o sea, inducibles o consecuentes a ésta.
Cuanto más alto se encuentre su sistema “inmunodefensivo”, más resistente será la planta ante el ataque de un hongo, un virus o una bacteria, incluso podrá ahuyentar una plaga
Casi 40 años después los botanistas Müller y Borger le dieron nombre a esos compuestos químicos reafirmando el descubrimiento de Ward, y llamándolas fitoalexinas.
En 1960 los botánicos Cruickshank y Perrin aislaron la primera fitoalexina a partir de las vainas de guisante, y se la llamó pisatina.
A partir de ahí se descubrió que todas las plantas producen sus propios compuestos para responder ante cualquier tipo de ataque, y es distinta la reacción que ésta tiene a un daño efectuado por quiebre a uno inducido por un agente extraño, por ejemplo, la picadura de un trip.
Las plantas aprenden
Las fitoalexinas son producidas como parte de ese mecanismo de defensa ante un agresor. Por lo general, no están presentes en la planta antes de la primera infección. Es decir que una planta saludable al recibir un ataque y repelerlo, adquiere información.
Veamo un ejemplo: la primera acción de un predador activa el sistema de defensa de la planta. Y, si la planta estaba en condiciones de salud para resistirlo, el sistema defensivo genera un registro en su memoria biológica.
De alguna manera, es algo similar a la producción de “anticuerpos” que servirá para afrontar posibles nuevos ataques, haciéndola más resistente.
Las plantas producen sus propios compuestos para responder ante cualquier tipo de ataque: es distinta la reacción que tienen a un daño efectuado por quiebre a uno inducido por un trip
Pero en este escudo natural, no todo son las fitoalexinas, pueden estar presentes o no dependiendo de la estimulación producida por los diferentes ataques recibidos. Existen también metabolitos secundarios de defensa en todos los tejidos vegetales y actúan como primera barrera para frenar un ataque.
No sólo son antibacterianos y antifúnguicos, sino que cumplen roles diversos como el de inhibir las esporas de los hongos, evitando así una primera infección. Los tricomas forman parte de las defensas externas ubicadas en las hojas, también son parte del sistema los flavonoides y los terpenos.
Los tricomas forman parte de las defensas externas ubicadas en las hojas, también son parte del sistema los flavonoides y los terpenos.
Es decir, los metabolitos que generan efectos y sabores en la planta están directamente relacionados con su sistema defensivo. Por ende, una planta saludable y con un “sistema inmune” robusto será una ejemplar notable.