“¿Qué pasa si fumo en el escenario?, no estoy disparándole a nadie, no estoy apuñalando a nadie, no estoy matando a nadie. Es un gesto pacífico y tienen que respetarlo y apreciarlo”. Así de sencillo y contundente es Snoop Dogg, quizás el músico cannábico más importante de las últimas décadas que hoy cumple 50 años.
Si en cada canción no le canta a la planta, lo sugiere y si no lo sugiere el humo está en el aire.
Su biografía es una mezcla entre escándalos, malos flashes con la ley, talento, sentido del humor y carisma.
Snoop Dogg es quizás el músico cannábico más importante de las últimas décadas. Si en cada canción no le canta a la planta, lo sugiere y si no lo sugiere el humo está en el aire.
Gangster de la Costa Oeste sin más crimen probado que la tenencia de drogas, rapero de lengua filosa, actor en el cine, luchador de catch, cara de la legalización del cannabis antes de la legalización.
En lo que a discos respecta su aventura empezó en 1993 con Doggystyle al que le siguieron 14 discos, todos cosechadores de éxitos, donde además de hip hop a la kush puede encontrarse pop delicado, funk medular y un reggae más que sentido.
En 2015 anunció el lanzamiento de Merry Jane, que con el tiempo se convirtió en un verdadero portal cannábico, donde además de información para los enamorados de la planta puede encontrarse actualizada la situación legal y política de la marihuana en Estados Unidos y otros países.
Fue el mismo año que Snoop le dio vida a su propia línea de cannabis: Leafs by Snoop, cannabis que, según él mismo, promete “la mejor calidad imaginable”.
Para algunos una decisión cuestionable, para otros una faceta más de sus múltiples vidas. Eso sí: nadie se animó a tildarlo de oportunista.