Las primeras podas en la vida de una planta son determinantes para la estructura final de la planta.
Saber cuándo y cómo hacerlas marca una diferencia sensible a la hora de pensar en cómo las plantas de exterior enfrentan las condiciones climáticas.
Una buena estructura se puede generar naturalmente mientras que en otras genéticas seremos nosotros quienes la diseñemos conforme la planta crece.
Además, las podas nos permiten controlar su altura y mejorar su producción. También son un aporte para evitar plagas y optimizar el uso de recursos en el cultivo.
Limpieza y herramientas
Siempre que realicemos un corte sobre el tejido de nuestra planta, tenemos que tener en cuenta que es una puerta de entrada para enfermedades. Por eso, la condición número uno es la limpieza y desinfección.
El segundo aspecto clave es usar elementos de corte afilados, que nos sirven para dañar lo menos posible al realizar la técnica.
Las podas pueden hacerse hasta dos semanas o un mes antes de entrar a floración, según el vigor de nuestro cultivo
Cuándo podar
Lo que siempre tenemos que recordar es que las podas deben realizarse durante el crecimiento vegetativo de la planta. Es decir, en el período previo a la floración.
Si enfrentamos días de mucho calor, lo mejor es posponer la poda. Al podar la planta pierde un porcentaje de su capacidad para regular la entrada y salida de agua, si a esto le sumamos la exposición al calor extremo, podemos generar un stress muy fuerte que detenga el crecimiento vegetativo.
Podemos realizarlas hasta dos semanas o un mes antes de entrar a floración, según el vigor de nuestro cultivo.
Cómo podar
Por lo general, las podas se van a situar en dos lugares: la región apical y el primer tercio de planta partiendo desde la superficie de la maceta.
Las podas sobre la región apical, generan nuevas ramas y promueven el crecimiento de las yemas axilares: los brotes chiquitos que están pegaditos al nudo. Así se promueve la nueva forma de la planta.
Para las podas apicales, tenemos que tener cuidado de no dañar las yemas que recién se están desarrollando en el ápice. Por estos sitios laterales por donde la planta continuará su crecimiento.
Si no podemos distinguir entre el brote que deseamos y el que vamos a dejar, debemos esperar unos días más hasta que podamos hacerlo, de esta forma nos aseguramos de no generar un estrés muy significativo.
Las podas sobre la parte baja se encargan de distribuir aquellos recursos que no van a poder ser utilizados de forma eficaz, como las primeras ramas que no llegan muy lejos o las hojas que quedan rezagadas y ocultas.
Al eliminarlas, conseguimos que mejore la circulación de aire, disminuyendo la probabilidad de plagas y distribuimos los nuevos recursos que ingresen al cultivo en los lugares donde pueden ser más productivos.