La hernia de disco o hernia discal es una condición que genera dolor crónico y se presenta cuando los discos intervertebrales, ubicados en el centro del espacio entre las vertebras, se mueven hacia el exterior. Como otras condiciones que producen dolor crónico, se puede usar cannabis para tratar las hernias discales.
Mientras que en algunos casos estos desplazamientos de los discos pueden no presentar síntomas, en otras ocasiones generan intensos dolores y debilidad o entumecimiento en miembros inferiores o superiores, dependiendo donde esté ubicado este desplazamiento.
A los 40 años, Marilé empezó con dolor crónico por dos hernias de disco. Fueron dos décadas de padecimientos y
tratamientos que le hacían peor, hasta que llegó el cannabis para devolverle una buena calidad de vida.
Marilé, contanos acerca de tu caso.
Lo mío viene de largo, tenía 40 años cuando empecé con los dolores, ahora tengo 63. Tenía dos hernias
de disco lumbar. El dolor era impresionante, no me dejaba caminar, ni nada.
Intentaron con un montón de medicinas, tramadol, pregabalina, pero nada me daba resultado y cada vez estaba peor. Además de hacerme muy mal al hígado. Así que decidieron ponerme un implante, tenía 47 años. Y tuve una
mala praxis: me pusieron una prótesis con la cual no podía levantarme de la cama.
Estuve un año así, con dolores impresionantes y ahí empezaron con la morfina. En mi familia estaban todos desesperados, era muy joven para estar así y estaba directamente vegetando, dormida para que no sintiera dolor.
Así estuve un año, hasta que me derivaron a Buenos Aires y allí tuve la segunda cirugía de columna en la que me sacaron la prótesis y me pusieron un injerto de hueso, pero empecé con un tipo de cicatrización mala que se llama fibrosis, se hace hacia atrás, o sea que te va apretando el nervio.
Entonces no podía apoyar ni caminar y cada vez que me pinchaba era un dolor terrible. Y volví otra vez a la medicación fuerte y a estar en la cama.
¿Y qué pasó?
En mi familia, ni bien se enteraban de alguna cosa donde me podían llevar, así dormida, me calzaban en el auto y me llevaban a todos lados, pero no me acuerdo de nada, porque estaba vegetando.
Mi marido hizo todo lo posible para que pudiera salir de este estado y se enteró de un médico que hacía una terapia del dolor en Pergamino. Él me fue sacando toda la medicación. Para ese entonces yo ya tenía 60 años.
Me hacía una terapia neural, ozonoterapia, y fui mejorando. Me daba unos comprimidos para el dolor, todo terapia natural. Y me fue sacando de este estado. Ahí yo ya me empiezo a acordar porque tengo años de mi vida en
que no recuerdo nada.
¿Cómo llegaste al cannabis?
Una amiga me comentó: “¿Por qué no probás con el cannabis?”. Yo, con la crianza que tuve y a esa edad, decía “no”. Pero me dice: “Hay una charla, ¿por qué no vamos?”. Y ahí empecé con la charla de los chicos del cannabis medicinal.
Esto fue hace dos años: conocí lo que era el cannabis medicinal, me enseñaron a cómo hacer el cannabis, las gotitas, a cultivar. Y gracias a Dios, con eso salí adelante de una manera increíble, porque hasta dejé de ir al médico de Pergamino.
¿Cómo lo administrás y qué resultados obtuviste?
Me empezó a atender una doctora acá en Bahía Blanca y ella me decía: “Empezá con una gotita los primeros tiempos a ver cómo te sentís”, hasta que llegué a la dosis con la que me sentía bien. Pero yo todavía no había dejado la pastilla
del dolor que me habían dado.
Entonces en mi casa me dicen: “¿Por qué no dejás la pastilla a ver qué efecto te hace el aceite?”. Y dejé la pastilla y me di cuenta de que no la necesitaba. Ahora tomo cinco gotas tres veces al día de una dilución 1/20 y por ahí en el medio me vaporizo, si es que me viene un dolor fuerte.
Así mejoré mi calidad de vida, los dolores cedieron y empecé a tener vida social, porque todos esos años en los que estuve en la cama perdí muchas cosas porque no podía ir, porque no me acordaba. Siento que desde hace dos años estoy viviendo otra vez, esta es mi nueva vida y se lo voy a agradecer siempre a esta planta, a esta maravilla que una la tiene en el patio de la casa y listo.
La cultivás, la cuidás y todo eso también es la terapia: desde que ponés la semillita hasta que obtenés el resultado. Y así cambió mi familia también, porque al estar bien una, están bien todos.