En abril de 2018 Zimbabwe se convirtió en el segundo país africano en legalizar el cannabis para uso medicinal.
Dos años después, hay 44 licencias para producción aprobadas y unos 30 productores en condiciones de realizar exportaciones. Calculan que las regalías podrían superar a las del tabaco, hoy calculadas en unos 444 millones de dólares producto de la temporada 2020 que cerró en agosto pasado.
Estiman que en 2021 podría generar ganancias de hasta 1.25 mil millones. Así, la producción de cannabis enfocada en los usos terapéuticos es una de las opciones más evaluadas este último año en países africanos de economías agroexportadoras o turísticas. Es el caso de Sudáfrica, Malawi, Lesotho y Zambia.
Durante este año, la producción de cannabis medicinal comenzó a ganar terreno en países africanos de economías agroexportadoras o turísticas
La exportación de flores secas, extractos y aceites estará gravada con un 20% y si bien varios analistas afirman que las proyecciones del gobierno de Zimbabwe son exageradas, también existen licencias para la producción de cáñamo industrial, otra apuesta al futuro.
Son embargo, todo parece limitarse a la fiebre del oro verde. En Zimbabwe el uso y cultivo de cannabis para uso adulto continúa penalizado con condenas de hasta 12 años en prisión.
Además, los usuarios medicinales continúan el reclamo por la activación del programa nacional de cannabis, nunca implementado desde la regulación de 2018.