Mario Acuña tiene 64 años, es albañil y cultiva cannabis con fines medicinales para él y su familia. El pasado viernes 11 la Policía Bonaerense allanó su domicilio en la localidad bonaerense de Azul y desde entonces se encuentra detenido en la comisaría 1era de la misma ciudad.
El caso de Mario se produce en un contexto donde aún no se terminó de implementar la nueva reglamentación de la Ley de Cannabis medicinal que abriría un Registro para que usuarios y familiares dejen de ser allanados.
En casa de Mario la policía secuestró plantas en vegetativo. Según los testigos del procedimiento, fueron pesadas con macetas y tierra.
También incautaron aceite de cannabis en proceso de elaboración: se estaba macerando la materia vegetal. Todo fue incorporado a la causa donde se lo acusa del delito de comercialización.
El allanamiento
“El viernes 11 llegaron con una supuesta denuncia anónima”, contó a THC Tamara, hija de Mario. “Mi papá no se resistió y les mostró todo lo que tenía. La denuncia supuestamente es que tenía plantas, no hay testigos, fotos ni audios que comprueben que el vendía”.
Del domicilio de Mario, además de plantas sin flores, se llevaron bolsas con yuyos medicinales legales. “Eran bolsas con cedrón, poleo, menta, laurel, con todo eso mi papá hacía distintos tés para cuando te sentías mal”, cuenta Tamara.
En el allanamiento secuestraron plantas de cannabis sin florar, aceite sin terminar su proceso de maceración y varias plantas medicinales legales como cedrón y menta
Como sucede en todo el país, los procedimientos policiales en domicilios de cultivadores siguen ciertos patrones. Son impulsados mayoritariamente por denuncias anónimas. La investigación que activan suele ser muy pobre: apenas fotos del frente de una casa, aveces alguna foto de plantas sacadas desde una medianera.
Eso, sumado a las irregularidades durante los allanamientos, hacen que muchas causas terminen en la nulidad. Sin embargo, hasta que eso ocurre las personas atraviesan un verdadero padecimiento.
“Pesaron los plantines con las macetas, ni contaron las semillas, acá no se encontró balanza, aparatos para prensar, no se encontró goteros, no se encontró envoltorios ni cigarrillos de marihuana, nada armado”, aclara Tamara.
La detención
En este momento, Mario se encuentra detenido en la Comisaría Primera de Azul y su causa está radicada en el Juzgado N°2 de esa ciudad a cargo del juez Federico Barberana.
“Mi papá tiene el derecho de esperar en su casa: no tiene antecedentes”, nos explica Tamara. “Podría tener tranquilamente una domiciliaria, el no se va a escapar del proceso. No puede estar esperando detenido, es muy injusto”.
“Conozco a Mario desde hace años, es una excelente persona”, cuenta Raul, pastor de la iglesia local, quien fue testigo del allanamiento. Raúl vió cómo incluyeron pesaron las plantas con tierra e incluyeron otras plantas como si se tratara de cannabis.
“Había un envase de telgopor con hierbas para el mate. Tomillo, hierbas medicinales para el estómago por ejemplo. Y lo sumaron como marihuana”, explica. “No entiendo cómo puede estar preso, no se lo merece”.
Salud que no puede esperar
El cultivo por el que lo acusan a Mario de comercializar cannabis tenía como fin paliar los dolores que tanto él como su hija Tamara sufren después de distintas operaciones: Mario tiene una varilla y seis tornillos en reemplazo de su muñeca derecha y Tamara sufrió un grave accidente vial.
Se lo acusa de comercio, pero su cultivo es para tratar sus dolores y los de su hija. Mario tiene una varilla y seis tornillos en reemplazo de su muñeca derecha y Tamara sufrió un grave accidente vial
“Tuve un accidente en moto que terminó en fractura expuesta de tibia y peroné. Tengo reemplazada tibia y peroné, dos varillas, dos tornillos y catorce clavos en total”, cuenta Tamara.
“Lo único que me calmaba era el aceite de cannabis, que los mismos médicos me recomendaron. Lo quise comprar en internet pero mi papá me dijo “quedate tranquila, yo te lo voy a hacer”.
Esta mañana familiares, amigos y activistas realizaron una manifestación desde el Palacio de Justicia de Azul hasta la comisaría para reclamar por la liberación de Mario.
“Recurrimos a las redes y a la marcha, porque judicialmente, hasta que a ellos se les ocurra investigar, no se puede hacer nada”, dice Tamara.
“Todavía no nos pudimos comunicarnos con el defensor oficial para tratar de sumar nuestras historias clínicas”, asegura. “Se comunicaron muchos abogados conmigo contandome lo que se podría hacer pero no tenemos os recursos para pedir la excarcelación”.