Se trata de uno de los interrogantes que todavía la ciencia no pudo explicar del todo: ¿Son capaces de sentir las plantas? ¿Pueden percibir su entorno y modular sus respuestas adaptativas? ¿Las plantas pueden escuchar? Varios estudios parecen confirmar que sí.
Hace varios años se conoce la existencia de la “wood wide web”, una especie de red formada por miles de especies de hongos que al extender sus micelios por el suelo de los bosques y montes, comunican prácticamente toda la tierra. Una especie de internet, pero fúngica.
Se cree que esta red funciona para “comunicar” la modificación de ciertas variables del entorno a otras plantas, como por ejemplo la presencia de un organismo patógeno enfermando una sección del bosque.
Esto provocaría la redirección de nutrientes y organismos beneficiosos que viven en sintonía con las raíces y los micelios, generando así una simbiosis que además puede activar o desactivar zonas de acuerdo a las necesidades del conjunto.
Las plantas tendrían un sistema similar al oído en la superficie de sus células que permite traducir el viento en una señal eléctrica, impulsando así procesos celulares en respuesta
Un reciente estudio desarrollado en Francia descubrió los mecanismos físicos por los que los vegetales pueden “escuchar” el viento y adecuar sus procesos metabólicos, por ejemplo en caso de mal clima.
Los humanos y animales tenemos la capacidad de escuchar sonidos debido a que los órganos del oído captan las vibraciones del aire y las traducen a impulsos eléctricos que el sistema nervioso interpreta.
Según los autores del estudio, las plantas tendrían un sistema similar en la superficie de sus células que permite traducir una señal mecánica (el viento por ejemplo) en una señal eléctrica, impulsando así procesos celulares en respuesta.
Las plantas y la música
A pesar de las afirmaciones de millones de jardineros y cultivadores que afirman que las plantas responden favorablemente a la música e incluso a la voz humana, no existen evidencias concluyentes sobre este tema, mucho menos si son capaces de distinguir entre Nathy Peluso o Motörhead.
Pero si existe evidencia que pueden interpretar sonidos, o mejor dicho vibraciones, para adaptarse.
Un estudio realizado en la Universidad de Missouri en 2014 detectó que las plantas del género Arabidopsis son capaces de responder a las vibraciones que producen las mordeduras de predadores en su tejido, disparando la producción de sustancias químicas que funcionan como defensa.
Al replicar en el laboratorio la misma respuesta mediante grabaciones del sonido producido por una oruga masticando hojas de la planta, los investigadores confirmaron que las plantas poseen un sistema que les permite “escuchar” su entorno y adaptar su metabolismo.