Leopoldo Bard fue el primer presidente del Club Atlético River Plate y, al mismo tiempo, el primer capitán del equipo que recalaría finalmente en el barrio porteño de Núñez.
Bard fue, además, un médico higienista reconocido y llegó a ocupar una banca en la Cámara de Diputados de la Nación como miembro de la UCR (Unión Cívica Radical).
Si bien Bard sostenía principios progresistas para la época, entre los que se destaca su apoyo al sufragio femenino y la defensa de la división entre Iglesia y Estado, su aporte legislativo fue una de las piedras fundacionales del prohibicionismo argentino.
Bard se mostraba preocupado por las noticias de excesos y muerte que llegaban de Estados Unidos, fruto de un mecanismo de prensa más que aceitado. Pese a que en Argentina los problemas de consumos de sustancias estaban lejos de ser una epidemia, Bard decidió actuar en función de sus percepciones.
Lo cierto es que el problema real era la existencia de irregularidades en el suministro de sustancias legales, entre ellas la cocaína y el cannabis, irregularidad ante la que otras voces propusieron ajustar las sanciones administrativas sin ingresar abiertamente en la penalización y, de ese modo, garantizar la regulación del acceso a las sustancias.
Sin embargo, eso no detuvo a Bard que, convencido de sus buenas intenciones, presentó en 1923 su “Proyecto de Ley para la represión del abuso de los alcaloides” que, una vez aprobado, sería la primera ley penal de drogas argentina.
Foto: En el medio a la derecha, Leopoldo Bard en el primer equipo de River Plate en 1901