La ley de drogas argentina es una herramienta de violencia institucional. Lejos de ser una cuestión teórica sobran casos que muestran cómo la penalización de usuarios y usuarias es parte del aparato represivo. Uno de esos casos es el de Luciano Arruga.
Hoy se cumplen 12 años de su desaparición forzada seguida de muerte por parte de la Policía Bonaerense.
El 17 de octubre de 2014 el cuerpo de Luciano apareció enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita en la Ciudad de Buenos Aires luego de 5 años y 8 meses de permanecer desaparecido.
La lucha de su familia ya lleva un policía condenado por torturas y un destacamento policial trasladado y transformado en un espacio para la memoria que lleva el nombre de Luciano. Sin embargo, continúa detrás de un objetivo definitivo: la cárcel para los responsables políticos judiciales institucionales y policiales.
El 17 de octubre de 2014 el cuerpo de Luciano apareció enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita en la Ciudad de Buenos Aires luego de 5 años y 8 meses de permanecer desaparecido
Vanesa Orieta, hermana de Luciano junto a la organización barrial de Familiares y Amigos de Luciano Arruga organizan cada 31 de enero un espacio colectivo a través de marchas y jornadas que busca acompañar a familias que sufren en distintas partes del país el atropello de la represión estatal en manos de las fuerzas de seguridad.
Este año será a través de una radio abierta online desde el Espacio para la Memoria Social y Cultural Luciano Arruga, el ex destacamento policial donde Luciano Arruga fue detenido y torturado y que la familia recuperó a partir de 2014.
Ley de drogas y violencia
En 2011, hablamos con Vanesa quien nos contó el caso y la forma en la que la policía utilizó su condición de usuario cannabis como una herramienta más para extorsionarlo. Además, en su momento justificó su desaparición por una supuesta “adicción a la marihuana”.
“En los barrios, la policía se lleva detenidos a los pibes porque les encontraron un tuquero o un fasito en el bolsillo. Ahí comienza la relación que se da entre los jóvenes de un barrio humilde y la policía”, nos explicó Vanesa.
“Los tienen detenidos un par de horas, los golpean y les piden la plata que puedan tener, 30 ó 40 pesos, para no armarles una causa. Muchos chicos terminan robando para la policía que es la que maneja todos los expendios de droga”, detalló Vanesa sobre la forma en la que parte de las fuerzas de seguridad usa la ley de drogas.
“En los barrios, la policía se lleva detenidos a los pibes porque les encontraron un tuquero o un fasito en el bolsillo. Ahí comienza la relación que se da entre los jóvenes de un barrio humilde y la policía”, nos explicó Vanesa, su hermana.
“Cuando Luciano desapareció tenía 16 años. Trabajaba, estaba por empezar el secundario. Hizo el primario, pero tuvo que cortar los estudios porque mi mamá no encontraba una vivienda estable”, nos contaba Vanesa.
“Pero el 31 de enero a la madrugada un patrullero del Destacamento de Lomas del Mirador lo paró en la esquina de su casa, en el Barrio 12 de octubre de La Matanza. Fue visto muy golpeado en el destacamento y en la Comisaría 8ª, de donde depende el Destacamento. Dos testigos declararon que vieron cómo lo torturaron durante toda la noche”, explicó.
¿A partir de qué momento sospecharon de la policía?
Apenas no volvió. Luciano le había dicho “no” a un grupo de policías que querían que robe para ellos. Le ofrecieron un arma, vehículo y garantías de que no iba a tener ningún inconveniente si quedaba detenido. Estos policías operaban con jóvenes del Barrio 12 de octubre, donde vivía Luciano y donde vive mi familia actualmente. Mandan a robar a los jóvenes del barrio. Por eso a Luciano ya lo habían amenazado en varias oportunidades, siempre en la vía pública, violentamente. Le ponían una Itaka en el pecho, le decían que iba a terminar en un zanjón, que tenía los días contados. Le habían puesto un punto final a su vida. Lo detuvieron en varias oportunidades por averiguación de antecedentes. Después de varias horas, lo largaban. Lo verdugueban mucho.
¿La policía vinculó a Luciano con “drogas”?
La frase exacta que inventaron es que era “adicto a la marihuana”. Cuando me enteré, me reí mucho. Gran parte de esta sociedad es hipócrita. Y no reconoce que puertas adentro quizás se fuma un faso, mientras señala con un dedo al que lo está haciendo puertas afuera. Poner en una causa como la de Luciano que era un “adicto a la marihuana” es una forma de vincular a mi hermano con el delito, con “las drogas”, con un mundo pesado, cuasi mafioso. La causa no arrojó en ningún momento nada de esto y la verdad que sería absurdo.
“Te pueden llevar por estar fumándote un porro en la esquina o por lo que sea. Tenemos que hacer respetar nuestros derechos, siempre. La mejor forma, es empezar a perder el miedo”, asegura Vanesa
¿Por qué?
Obedece más a una política de criminalización de la figura de mi hermano que a investigar si era realmente adicto o no a la marihuana. Tenemos que tomar conciencia: cualquiera de nosotros puede llegar a ser Luciano. Uno no sabe cuándo a la salida de un boliche, de tu casa,de la facultad, te para uno de estos tipos. Adentro, tu vida no tiene valor. Dejaste de tener libertad. Te pueden llevar por estar fumándote un porro en la esquina o por lo que sea. Una vez adentro, te pueden putear y cachetearte un poco, o demasiado y te quitan la vida. Tenemos que hacer respetar nuestros derechos, siempre. Tratar de vivir cada vez más libres, cada vez más libres. La mejor forma, es empezar a perder el miedo”.
Reclamo de justicia
El principal reclamo de la familia de Luciano es el impulso de la causa federal que investiga su desaparición y asesinato y a 12 años aún está en etapa de instrucción.
Además el avance en el enjuiciamiento a los magistrados y funcionarios de la Provincia de Buenos Aires.
La búsqueda de Luciano Arruga tiene incontables irregularidades y maltratos contra la familia. El objetivo son 3 funcionarios judiciales: Roxana Castelli, primera fiscal del caso que delegó la investigación a la policía Bonaerense acusada de desaparecer y asesinar al joven de 16 años. Celia Cejas, segunda fiscal a cargo que junto al juez Gustavo Banco, pincharon los teléfonos de los familiares de Luciano Arruga durante un año y medio y lo mantuvieron en secreto.
Según la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) 7.587 personas fueron asesinadas por el estado argentino entre 1983 y noviembre de 2020.
Según CORREPI, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional, que recopila los casos de personas asesinadas por el aparato represivo del estado, 7.587 personas fueron asesinadas por el estado argentino entre 1983 y noviembre de 2020.
El 49% se produjo en cárceles, comisarías o bajo custodia. Y el 44% de las víctimas son menores de 25 años.
Durante el año que Luciano Arruga desapareció, 253 personas murieron en manos de las fuerzas de seguridad del Estado.
La entrevista a Vanesa Orieta fue realizada por el periodista Tomás Eliaschev y publicade en el especial Despenalización o muerte en 2011.