Mariano César Aquino está detenido desde el 9 de mayo de 2019 por cultivar cannabis. Suena increíble que eso ocurra en un país que avanza en cultivos industriales y donde se proyectan leyes que tienen al cannabis como protagonista.
Sin embargo, el caso de Mariano es uno más entre lo miles que se generan cada año fruto de la vigencia de una ley penal que considera que el cultivo de cannabis para uso personal es completamente ilegal.
Los “policías testigos”
La pesadilla de Mariano comenzó por una denuncia anónima de una vecina en la comisaría de Tigre y hoy, el cultivador que fue detenido en su casa de Tortuguitas, lleva prácticamente 2 años tras las rejas.
Los primeros dos meses estuvo en la 1ra y 5ta de Tigre y luego fue trasladado al Penal 9 de La Plata, imputado por “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”.
Los ladrones de cogollos entraban por la casa de su vecina para robarle, esto generó que la mujer lo denunciara y Mariano terminara acusado por “tenencia para comercialización” con penas de hasta 15 años de prisión
Su ex pareja, Michael Ivonne Montesdeoca Zurita, también fue detenida en el momento del operativo e imputada por el mismo delito, pero al mes y dos semanas, quedó en libertad.
¿Qué encontraron en el domicilio del cultivador? Mariano Aquino había cosechado hacía días y ya no le quedaban plantas, por eso le incautaron cogollos húmedos, hojas, ramas y semillas.
A pesar de cultivar para uso personal desde 2001, la justicia lo acusa de narcotráfico. En la investigación aparecen diversos testimonios de policías en los que relatan episodios de una supuesta entrega de dinero a cambio de “bolsas con ramas u hojas verdes, similares a la marihuana”, en el domicilio de Mariano Aquino.
En el mismo expediente los mismos “policías testigos” aseguran haber hablado con vecinos y tener material fotográfico.
Desde la celda
“Algo venía sospechando antes del allanamiento. Por culpa de los cogolleros, la vecina de al lado de mi casa se terminó de enojar”, nos cuenta Mariano, desde la Unidad 9 del Servicio Penitenciaro de la Provincia de Buenos Aires.
Al no poder entrar a su casa por sus perros, los ladrones de cogollos se metían por la casa de su vecina y a través de la medianera, arrancaban lo que podían. “Entonces, ella sacó las fotos de mi jardín y me clavó la denuncia”, explica Mariano.
Previo a la denuncia, Mariano intentó mejorar su relación con la vecina. “Antes de que me allanen había hablado con ella para solucionar el problema de la seguridad de su casa. Le ofrecí poner esas púas metálicas en los pilares e instalar una cámara”, detalla.
“Siempre imaginé que podía defenderme y afrontar lo que me tocara, lo que se me pasó por alto es que la justicia argentina no juega limpio”, nos dice Mariano.
A partir de ahí Mariano se enfrentó al allanamiento y luego a los laberintos judiciales. “Siempre imaginé que podía defenderme y afrontar lo que me tocara, lo que se me pasó por alto es que la justicia argentina no juega limpio”, nos dice.
Según Mariano “en el expediente escribieron cosas que no son, desde cómo se inició la investigación a los dichos de la policía y la vecina”. Eso derivó en que la carátula de su caisa fuera por “tenencia con fines de comercialización” que implica penas de hasta 15 años de prisión.
“Yo cultivaba para mí y parte de mis cosechas eran destinadas para hacer aceite, que le daba a familiares de amigos que lo necesitaban por dolores”, explica Mariano.
Hoy, Mariano Aquino lleva 1 año y 10 meses detenido por cultivar cannabis, a la espera de la fecha de juicio. “Estoy procesado esperando hace casi dos años. Vamos a ver qué sucede y cuándo tendré el juicio. Aunque suene medio utópico creo que en la justicia debería haber un recambio e integrar a personas que estén más actualizadas en los derechos humanos, porque algunos siguen pensando que viven en los 70 con el gobierno militar”, dice.
“Por una denuncia de una vecina, estoy acá adentro hace casi 2 años y pasé por todos los estados de ánimo. Ahora me siento más resignado, al principio tuve mucha bronca y dolor. No me queda otra que esperar con paciencia”, nos cuenta desde su celda.