Argentina se prende fuego. A las 40.000 hectáreas que se quemaron solamente entre enero y febrero de 2021 en todo el país, se suma otro desastre en la Patagonia: al cierre de esta nota llegaban a más de 3000 las hectáreas afectadas en El Bolsón y zonas aledañas.
Hasta el momento, murieron incontables animales y hay entre 12 y 15 personas desaparecidas. A eso se suman 250 viviendas que se destruyeron completamente y otras 500 afectadas.
Aunque la lluvia trajo algo de alivio a la zona, todavía queda esperar el relevamiento de la total magnitud del desastre.
Llamas intencionales
Algunos incendios comenzaron el domingo y se propagaron por la zona conocida como Comarca Andina, un grupo de localidades cordilleranas de Chubut y Río Negro como El Hoyo, Las Golondrinas, Cerro Radal y El Maitén, en los alrededores de El Bolsón.
Esos focos se sumaron a los de Cholila, Epuyen y Lago Puelo. En muchas de esas zonas, el tendido eléctrico se quemó en su totalidad y para muchas familias las pérdidas fueron totales.
Hasta el momento, murieron incontables animales y hay entre 12 y 15 personas desaparecidas. A eso se suman 250 viviendas que se destruyeron completamente y otras 500 afectadas.
“Ayer a las 15 horas arrancó en la zona de Golondrinas y Barrio Esperanza, se propagó a El Hoyo y barrio El pinar. Al mismo tiempo prendieron acá en Mallín Ahogado”, contó a THC Cecilia, vecina de la zona.
“Los primeros fueron de interfase y afectaron alguna vivienda, pero lo de ayer (por el miércoles) fue premeditadamente en áreas urbanas. Fue como si hubieran tirado bombas en la punta del pueblo”, nos asegura.
Juan también vive en El Bolsón, en la zona de Golondrinas. Tuvo llamas de 60 metros a solo siete cuadras de la casa. “Por suerte la Pachamama nos salvó, llovió y ahora está controlado, pero hay que ver cuando vuelva el calor si se reanudan focos. Fue una película de terror”.
El origen intencional de los incendios es cada vez más evidente. “En Puerto Patriada, que es una de las puntas del lago Epuyén, prendieron fuego la brigada forestal, un camión y un cuatriciclo”, cuenta Celina.
“Cerca en Villa del Lago hubo un intento de incendio, los vecinos vieron un VolksWagen Gol blanco, que supuestamente está prendiendo focos en la zona, que se fue de la zona y según dicen prendió por Mallín, donde vivo yo”.
Sin herramientas
Nir Ekdesman vive en El Bolsón y es fotógrafo. Su trabajo durante estos días ilustra esta nota. Su testimonio llega de las primeras filas de combate al fuego. “Es complicado retratar el dolor de una casa que se está quemando”, nos dice.
De hecho, su principal tarea fue con el machete, tratando de ayudar a que el fuego no avance. “Éramos al principio un poco más de 30 de civiles, después vinieron un rato los bomberos, están sobrepasados”, nos cuenta.
“Vivimos en un lugar de bosque, eso implica un riesgo muy alto”, explica. “Las acciones que se están tomando son pocas y muy preocupantes. Los civiles nos ponemos en riesgo y no tenemos conocimientos. Además, si nosotros hacemos falta es porque hay una falencia en las instituciones”.
“Las acciones que se están tomando son pocas y muy preocupantes. Para ayudar, los civiles nos ponemos en riesgo y no tenemos conocimientos”, cuenta el fotógrafo Nir Ekdesman
Según Nir, en El Bolsón debería haber una base de incendios forestales equipada adecuadamente.
Las especulaciones sobre el origen de los incendios son varias. “Muchísimas actividades productivas que se llevan a cabo en los territorios donde hoy se propaga el fuego lamentablemente no están atadas a un régimen regulatorio”, explica Bruno Rodríguez, de la organización Jóvenes por el Clima.
Según Bruno esto permite que “muchísimas entidades privadas, ya sea que pertenezcan a determinada industria como la minera, la inmobiliaria o el agronegocio, pueden operar en detrimento de estos ecosistemas sin sufrir ningún tipo de pena al respecto”.
“Tenemos una falta integral de abordaje a la problemática: ni el Poder Ejecutivo ni el Legislativo, en la construcción de normas, ni el Judicial, en perseguir penalmente a los responsables, están haciendo su trabajo”, aseguran desde Jóvenes por el Clima.
“Tenemos una falta integral de abordaje a la problemática por parte del Estado: ni el Poder Ejecutivo ni el Legislativo, en la construcción de normas, ni el Judicial, en perseguir penalmente a los responsables, están haciendo su trabajo”, asegura.
El día de ayer el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible Juan Cabandié afirmó que realizará una denuncia penal para que la Justicia investigue la evidente intencionalidad de los incendios, con focos simultáneos en diferentes localidades.
Cabandié informó que el Ministerio puso a disposición un “Hércules con 41 brigadistas más, que se van a sumar a los 62 brigadistas que tenemos en la zona de El Bolsón y las áreas de influencia de los incendios”.
Tierra cannábica
La zona de El Bolsón es clave en la historia cannábica argentina. A principios de los 70, contaba con 2.500 habitantes conectados por caminos de tierra a las ciudades de Bariloche y Esquel.
Por entonces empezó a desarrollarse el aspecto turístico de la región, proponiendo a la ciudad como “una ciudad jardín” y al mismo tiempo impulsando los negocios inmobiliarios, turísticos y madereros, al permitir la explotación y el reemplazo del bosque nativo.
Cuenta la historia que en 1971 se inició la primera “comunidad hippie” en la zona, formada por los participantes de la obra teatral musical Hair, una adaptación de la controvertida obra estadounidense.
Aunque aquella comuna no prosperó, en breve se sumaron muchos jóvenes más, que convirtieron la zona en un paraíso para quienes buscaban un contacto con la naturaleza más asiduo y sobrevivían del trueque, la producción de artesanías o la explotación agrícola como pequeños productores.
Como sucedió en otros parajes del mundo frecuentados por hippies y exiliados, donde los caminos se hacen difíciles y el monte oculta las plantas, el cultivo de marihuana se volvió tradición en poco tiempo.
Con variedades legendarias como “Epuyén”, cultivada cerca de la localidad homónima y según que versión de la historia se encuentre, una descendiente de Índicas californianas o una variedad norteamericana cruzada con Sativas paraguayas.
Tan famosa es la “Epuyén” que han circulado partes policiales del secuestro de marihuana “adulterada” para que tenga sabor o aroma a menta.