En un cultivo doméstico de cannabis, el viento puede favorecer al desarrollo de la planta porque sus tallos se vuelven más resistentes. Pero cuando se tratan de ráfagas superiores a los 100 kilómetros por hora la situación se vuelve dramática, como ocurrió en Jamaica.
Esto es lo que está sucediendo en los países tropicales, quienes cada años padecen las peores temporadas de huracanes de su historia como consecuencia de la crisis climáticas. Uno de ellos es Jamaica, donde el año pasado se perdieron cientos de hectáreas de cultivo de cannabis.
La crisis climática afecta a todos los sectores de la economía. Y la agricultura no es una excepción. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas, entre 2008 y 2018 se perdieron U$S 29 mil millones en el sector agrícola de América Latina y el Caribe por fenómenos de origen natural, entre ellos los huracanes.
En los estudios oficiales se pone el foco en la destrucción de cultivos como el trigo o el maíz. Pero la producción de cannabis también sufre por el aumento de las inundaciones y sequías, como en Jamaica, un país referente del mundo en la cultura cannábica.
“Las tormentas destruyeron cultivos a lo largo de la isla. Eso disparó la demanda y por lo tanto también los precios”, le explica a THC Daneyel Bozra, director del Centro de Cannabis Para la Cura del Cáncer.
El año pasado, el país de Bob Marley & The Wailers vivió la peor temporada de huracanes de su historia. El récord de 2005, con 28 tormentas tropicales, se superó ampliamente y las redes se llenaron de videos donde se ven calles, edificios y cultivos completamente inundados.
Además, a continuación se sumó un período de sequía que obligó a la Comisión Nacional del Agua a regular la distribución.
En ese contexto, el país atraviesa una escasez de cannabis. “Las tormentas destruyeron cultivos a lo largo de la isla. Eso disparó la demanda y por lo tanto también los precios”, le explica a THC Daneyel Bozra, director del Centro de Cannabis Para la Cura del Cáncer THC.
Bozra vive en Accompong, un histórico pueblo Maroon donde habitan comunidades originarias que mantienen fuertes lazos culturales y religiosos con la planta.
Allí, se registraron las mayores pérdidas de cannabis y algunos cultivadores aseguran que pasaron de producir 300 kilos anuales a 150, lo que les generó miles de dólares en pérdidas.
La ayuda estatal no llega a los cultivadores de cannabis
La Organización para la Comida y la Agricultura de las Naciones Unidas pone a Jamaica como uno de los países más golpeados por la crisis climática.
Desde 1995, los huracanes de categorías 4 o 5 se incrementaron considerablemente. Además, se espera que para 2060, la temperatura promedio suba 0.6 C°, lo que generaría un descenso en la producción de sus principales cultivos.
Desde 2015 Jamaica avanzó con regulaciones apuntadas al mercado medicinal y la despenalización de la tenencia y el cultivo de hasta 5 plantas. Las licencias para cultivos comerciales es privativo: requiere gastos mínimos de 15mil dólares
“Durante los últimos cinco años hemos notado temporadas más largas de lluvia seguidas por períodos más intensos de sequía. Y estamos preocupados porque la situación será peor en el futuro”, cuenta Danielle Andrade, representante de Jamaica electa por el público para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en diálogo con THC.
Según explica Andrade, el Ministerio de Agricultura de su país trabaja en subsidios para los granjeros damnificados por las lluvias y las sequías.
Sin embargo, difícilmente ese dinero llegue a los cultivadores de cannabis ya que como señala Bozra, “el 95% de los cultivos de la planta se realiza en el mercado no regulado”.
Cannabis para pocos
En Jamaica, el cannabis es ilegal. Si bien al país se lo asocia a la marihuana por la cultura Rastafari, la planta fue prohibida en 1913 mediante la Ganja Law, una ley que tuvo el apoyo de la elite blanca y el Consejo de Iglesias Evangélicas de Jamaica.
Pero casi un siglo después, en 2015, la legislatura local decidió avanzar en un proceso de despenalización de ciertas conductas vinculadas al cannabis.
Desde ese entonces, se estableció que la tenencia de hasta 56 gramos es un delito menor que no genera antecedentes penales y se habilitó el autocultivo de hasta cinco plantas.
Mientras que los adeptos de la fe Rastafari pueden usar cannabis en ceremonias religiosas, los turistas extranjeros con receta médica pueden comprar cannabis en los dispensarios.
De hecho, a mediana y gran escala solo se permite la producción para fines terapéuticos o para investigación científica.
El organismo de regulación estatal que creó la normativa jamaquina es la Autoridad de Licencias de Cannabis. Desde entonces, el organismo estatal emitió 78 licencias.
“El asunto es que hay licencias para todo. Para producir, para transportar, para desarrollar conocimiento, etc. Así que hay empresas con cinco o más de esas licencias, lo que significa que el mercado regulado está en manos de unos pocos”, le indica a THC Triston Thompson, Director de Exploración de Oportunidades en la empresa Tacaya Limited.
Una organización que busca soluciones y brinda asesoramiento a quienes producen cannabis y quieren ingresar al circuito regulado. Un proceso que no es nada sencillo, má teniendo en cuenta que para iniciar los trámites por una licencia se deben pagar de base 15mil dólares.
Por la pérdida de cosechas los precios del cannabis aumentaron hasta 20 veces. Los usuarios medicinales jamaiquinos no pueden comprarlo. Se trata de un producto al que pueden acceder clases altas y turistas
Luego se suma la contratación de gente y la infraestructura. Los pequeños cultivadores no pueden pagar y el sistema es prohibitivo para ellos”, asegura Thompons.
El directivo de Tacaya Limited cree que estos cultivadores seguirán con problemas por las inundaciones y sequías.
“El cambio climático es real y continuará afectando”, comenta Thompons. Además, dice la desoladora situación ambiental tendrá un correlato en la economía del cannabis, sino también en la vida de las personas.
“Al haber faltante en el mercado no regulado, la opción es el regulado, que tiene infraestructura y recursos para no perder tantos cultivos en las inundaciones o sequías. Hoy en día, en el mercado regulado los precios pueden ser 10 o 20 veces más altos y, por lo tanto, los ciudadanos de Jamaica tampoco pueden acceder al cannabis porque no lo pueden pagar”, detalla Thompons.