Días atrás, la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay (SENAD) realizó un operativo en Granja Madre, el emprendimiento cannábico cooperativo que desde 2019 realiza eventos abiertos al público y cultiva con fines solidarios.
“Granja Madre” es un proyecto de PlantateNA, la agrupación paraguaya que milita por la descriminalización del cannabis para todo uso en un país donde el cultivo de marihuana es la principal salida económica para un enorme sector de la población campesina.
Operativo militarizado
De acuerdo a un escueto comunicado emitido por SENAD, “se realizaron intervenciones en granjas ubicadas en Luque y Areguá donde se hallaron cultivos de marihuana y elementos que indican procesamiento y comercialización de drogas, que no cuentan con autorización de las autoridades competentes.”
“El operativo duró unas 8 horas”, contó a THC Juan Carlos Cabezudo, activista y responsable del proyecto Granja Madre. “17 militares con fusiles de asalto, dos camiones para llevarse todas las plantas, 6 funcionarios fiscales, varios del SENAD y dos drones. Y por supuesto, mucha agresividad”.
Granja madre, donde está el cultivo allanado, es un proyecto del colectivo PlantateNa, una organización que trabaja por el fin de la prohibición en Paraguay
Juan Carlos resultó el único detenido en el operativo y enfrenta una acusación por “tenencia y producción de estupefacientes con fines de comercialización” que tiene una pena mínima de 10 años de prisión efectiva.
“Estoy expuesto a 20 años, pero claro que no va a ser así. No debería estar en domiciliaria, pero el fiscal cambió su postura al concluir las incautaciones. Todo estaba en proceso de aceite”.
“Todos en el ambiente saben quienes somos, desde los pacientes hasta el último agente de la SENAD”, aclara Cabezudo. “El sábado anterior al operativo hicimos un evento con 500 personas, stands y bandas en vivo”.
Para todos y por todos
Paraguay es el cuarto productor de marihuana en el mundo y abastece principalmente al mercado informal de Brasil y Argentina, y en menor medida Chile, Uruguay y el resto de Sudamérica.
Para muchos campesinos del interior del país, especialmente de las zonas cercanas a la frontera con Brasil, el cultivo ilícito de marihuana es la única fuente de ingresos y también una amenaza constante, sea por los operativos de las fuerzas de seguridad como por el avance de las plantaciones que pertenecen al crimen organizado, que desplazó a los pequeños productores familiares y generó otro paradigma en la región.
Al mismo tiempo, las regulaciones que permiten el acceso al cannabis o impulsan su desarrollo productivo se encuentran paralizadas.
La ley 6007/2017, que legitimiza el uso médico del cannabis y establece distintas condiciones para el registro de pacientes y la producción de aceite todavía se encuentra sin reglamentar, dejando a la deriva a miles de usuarios y usuarias.
Paraguay es el cuarto productor de marihuana del mundo. Para muchos campesinos del interior del país el cultivo ilícito de marihuana es la única fuente de ingresos
Y la persecución no sólo se enfoca en el problema narco. Hace poco tiempo, Edgar Martínez Sacoman, cultivador solidario que elaboraba aceite de cannabis gratuitamente, fue condenado a cinco años de cárcel.
El caso coincidió con la apertura de las licencias para importar aceite medicinal que el gobierno le otorgó a varias empresas farmacéuticas.
Hoy en día se puede encontrar en el mercado paraguayo aceite de cannabis elaborado en el país, a un costo promedio que supera los 600.000 guaraníes, unos 88 dólares, en un país donde, según datos de 2018, menos del 50% accede a un salario mínimo que equivale a unos 300 dólares.
Mientras el estado paraguayo condenada al cultivador solidario Edgar Martínez Sacoman a cinco años de cárcel, habilitaba la importación de aceite a empresas farmacéuticas
El compromiso de Cabezudo y PlantateNa! con la población campesina no se limita a la finca de Luque sino también a convenios con otras agrupaciones en localidades como Aguerito.
Allí a principios de mayo iniciaron un proyecto de siembra para la producción de aceite de cannabis medicinal en colaboración con la Asociación de Desarrollo Comunitario de la localidad y dirigentes del movimiento campesino.
“Paraguay necesita transformar su modelo y el cannabis ya está en nuestra economía campesina hace décadas. Granja Madre nació para hacer. No es apenas una finca sino más bien un modelo replicable en pequeña escala”, remarca Juan Carlos.
De este modo, la mirada es amplia: no sólo contempla la necesidad de quienes necesitan tratamientos con cannabis y no pueden acceder a ellos sino también el impulso de una actividad económica rentable en una región históricamente empobrecida.
“Fácilmente unas 10 a 20 mil familias plantan periódicamente, hay pueblos enteros que dependen de las cosechas, todos lo sabemos”, explica Cabezudo.
“Lo que hicimos en San Pedro al sembrar abiertamente es visibilizarlo. Irónicamente nunca le tuve miedo al narco ni a los laboratorios, sino a los policías, fiscales y agentes de la SENAD a quienes la legalización les saca el negocio”, concluyó.