Con el objetivo de alimentar a nuestras plantas de forma orgánica, podemos cometer algunos errores. Uno de los más comunes es poner desechos orgánicos directamente en la superficie del sustrato.
Pueden ser cáscaras de frutas, verduras y huevos. La intención no es mala, pero podemos poner en riesgo nuestro cultivo.
Un peligro para las plantas
Esto no termina dando ningún resultado sino que supone además un riesgo para la salud de nuestra planta.
Como es al aire libre, atrae muchos insectos y hongos oportunistas que se comienzan a replicar en ese espacio, pudiendo convertirse en un foco infeccioso y progresar a enfermedad.
Tirar restos orgánicos sobre el sustrato supone un riesgo para nuestras plantas, ya que atrae a insectos y hongos que se comienzan a replicar en ese espacio.
Al mismo tiempo cuando regamos o llueve sobre este proceso de descomposición, se lixivian los microbios que están sobre la superficie hacia las raíces, pudiendo extender los problemas hacia esta zona.
Cómo aprovechar los desechos orgánicos
Las cáscaras de frutas y verduras crudas sirven como un excelente fertilizante, pero compostadas.
El compostaje es una técnica que permite descomponer de forma controlada la materia orgánica gracias a la acción de micro y macro descomponedores entre los cuales se encuentra la lombriz californiana.
El compostaje permite descomponer de forma controlada la materia orgánica gracias a la acción de micro y macro descomponedores, como la lombriz californiana.
Se trata de una serie de procesos biológicos que ocurren gracias a las interacciones de todos estos organismos para dar origen a formas moleculares que la planta puede absorber, es por esta razón que no tiene mucho sentido la adición de cáscaras sobre la superficie de la tierra.
Compostaje de desechos orgánicos
Podemos compostar en nuestras casas de forma fácil y económica, tan solo necesitamos una compostadora, que podemos armar de forma casera usando un balde de pintura dentro del otro, lombrices californianas y bokashi (opcional). Debemos ir agregando materia vegetal fresca y hojas secas.
Cuando la mezcla haya tomado el aspecto clásico del compost maduro, que consiste en restos indiferenciados de las estructuras vegetales que le dieron origen, es de color marrón oscuro y tiene un leve olor a tierra.
En ese momento está listo para ser mezclado con el sustrato y servir como fertilizante.
Si el compost es relativamente nuevo no recomendamos usarlo en proporciones mayores al 30%, dado que puede cambiar significativamente el pH del suelo.