Mundialmente, Marruecos es uno de los países símbolo en la cultura cannábica. En esta nación del norte africano, desde hace generaciones se dedican al cultivo de la planta.
De allí nace quizás el mejor hachís artesanal del mundo que, además de su uso tradicional, es exportado principalmente a Europa. Según cifras del propio Gobierno, este comercio ilegal representa unos US$ 15 mil millones anuales.
El negocio es tan grande que las autoridades marroquíes decidieron este año regular esta industria. Además, en el modelo se prevé integrar a cientos de miles de familias campesinas que viven del cultivo de la planta.
“Hay que estar al día con los cambios mundiales en esta materia. Cualquier demora en la aprobación de esta ley reduciría las oportunidades de Marruecos para posicionarse en el mercado internacional de este negocio legal del cannabis”, dijo ante el Parlamento el Primer Ministro marroquí, Abdelouafi Laftit, al momento de la sanción de la ley 13.21, el mes pasado, y que elaboró el Ministerio de Interior.
Se calcula que unas 400 mil personas viven de cultivo de cannabis la región del Rif al norte del país, donde el 80% de los cultivos tiene la misma extensión que una cancha profesional de fútbol.
De acuerdo al estudio de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la mitad de la población de Marruecos vive en zonas rurales. De esas personas, dos tercios se dedica al cultivo de la cannabis.
Por lo tanto, el informe de la ONU deduce que las flores y el hachís quizás sean los principales bienes reales de exportación del país.
El cannabis además siempre fue usado en Marruecos de forma tradicional como condimento en comida, en fibras en la elaboración textil e incluso en eventos religiosos de algunos cultos musulmanes.
Los pequeños cultivos crecieron de forma exponencial desde que en 1960 se internacionalizó el producto y turistas de todo el mundo se acercaban a este país para disfrutar de paraísos cannábicos.
Monopolio estatal
Marruecos aprobó la ley que contempla la creación de una Agencia Nacional que concentrará la comercialización del cannabis y controlará todas las fases de cultivo y producción. También será la autoridad de aplicación que entregará las autorizaciones para las tareas productivas.
Lo novedoso del sistema marroquí es que plantea la creación de varias decenas de cooperativas integradas por los pequeños productores del país, que hace varias generaciones se dedican al cultivo de la planta.
El primer requisito es que los pequeños productores deberán agruparse como cooperativas. Luego, una persona deberá figurar como el o la solicitante de la licencia en representación del conjunto, ser mayor de edad y contar con un terreno apropiado para la producción.
Marruecos produce quizás el mejor hachís artesanal del mundo que, además de su uso tradicional, es exportado principalmente a Europa. Según cifras del propio Gobierno, este comercio ilegal representa unos US$ 15 mil millones anuales
Los campesinos solo podrán venderle su cannabis al propio Estado de Marruecos, quien pretende ser el gran acopiador de flores para luego exportar o procesar en derivados, para finalmente ser comercializados.
La nueva ley solo contempla el uso industrial y medicinal del cannabis, y las plantas productoras de más de 0,02% de THC seguirán siendo ilegales cuando no respondan al uso farmacológico o medicinal.
Si bien el uso adulto de cannabis es tolerado culturalmente, continuará prohibido ante la ley y que una persona puede sufrir hasta 10 años de prisión por su tenencia. En caso de comercializar, la pena alcanza hasta los 30 años de cárcel.
Una industria tradicional
Uno de los objetivos oficiales es “frenar los cultivos ilícitos que destruyen el medio ambiente” para así también promover progresivamente a una legalización de sus cultivos, “lejos de la influencia de las mafias y narcotraficantes”, aseguró Laftit.
Lo cierto es que el Estado buscó combatir desde mediados del Siglo XX a los productores que hoy busca incorporar a la legalidad. Pero lejos de tratarse de simples traficantes, el aparato estatal se enfrentó a una fuerte resistencia cultural.
El gobierno marroquí impulsará la conformación de cooperativas para producir cannabis con fines medicinales. Sin embargo establecerá un monopolio: será el único comprador de las cosechas. En paralelo, el uso adulto seguirá penalizado
Según un informe realizado por el Transnational Institute (TNI), hace más de 50 años demuestran “una notable resiliencia frente a los intentos del Gobierno nacional por erradicar o reducir el cultivo de cannabis”.
Para que el Parlamento marroquí apruebe el proyecto de ley el Gobierno presentó un estudio en el que asegura que el uso de la planta tiene un crecimiento anual del 30%, en todo el planeta, y un 60% en Europa. Este continente, al que solo los separa el Mar Mediterráneo, es el principal atractivo de las autoridades africanas.
En Marruecos esperan poder exportar su cannabis principalmente a Alemania, España, Países Bajos y Reino Unido. Según las estimaciones oficiales, este mercado podría generar un volumen de negocios de US$ 21 mil millones para el año 2028.
La principal ventaja para el país africano es que cuenta con una enorme población que ya está entrenada en la producción cannábica, desde tiempos ancestrales.
Marruecos esperan poder exportar su cannabis principalmente a Alemania, España, Países Bajos y Reino Unido. Según las estimaciones oficiales, este mercado podría generar US$ 21 mil millones para el año 2028
El propio Gobierno calcula que unas 400 mil personas, repartidas en 60 mil familias, viven de esta planta en el norte del país en lo que es conocida como la región del Rif y donde el 80% de los cultivos tiene la misma extensión que una cancha profesional de fútbol.
Además de diversificar la matriz productiva y generar nuevos ingresos de divisas, según el gobierno la legislación espera beneficiar a los pequeños y medianos productores fuera del mercado ilícito.