Entre los argumentos falaces y basados en investigaciones precarias realizadas durante los años de la prohibición, el supuesto impacto del uso de cannabis en la salud reproductiva masculina fue tan exagerado que roza lo surrealista.
Se llegó a afirmar que la marihuana alteraba la producción de testosterona pudiendo generar casos de ginecomastia, es decir el desarrollo de glándulas mamarias en varones sanos.
También se sostuvo como mito que, por sus efectos nocivos en la testosterona, el cannabis genera impotencia.
Otros argumentos fueron menos exagerados pero igual de prejuiciosos y basados en investigaciones no concluyentes.
Un estudio serio
Un reciente estudio publicado en la revista oficial de la Asociación Canadiense de Urología concluyó que no existen evidencias para sostener que la marihuana afecte la salud sexual o reproductiva masculina.
El estudio fue realizado sobre 7809 hombres del cual 993 (12,7%) eran usuarios regulares de cannabis contra 6816 no usuarios (87,3%).
Lo interesante es que se prolongó por 10 años y fue conducido por un solo centro de atención, una clínica de fertilidad.
En el estudio, que se prolongó por 10 años, los investigadores concluyeron que no existe ninguna evidencia clínica de deterioro en la salud reproductiva masculina asociada al cannabis
En base a distintas encuestas y análisis realizados a los sujetos, los investigadores concluyeron que no existe ninguna evidencia clínica de deterioro en la salud reproductiva asociada al cannabis.
Sí observaron un ligero aumento en el nivel de testosterona disponible en sangre, pero poco significativo desde el punto de vista clínico.
Si bien existe una asociación documentada entre los niveles de estrógeno y anandamida, diversos estudios científicos sugieren un impacto de los cannabinoides en la producción de la testosterona, pero generalmente disminuyendo su producción.
Sin embargo, estos estudios fueron realizados en grupos pequeños, menos de 200 personas, y los estudios más recientes con grupos de 1.500 individuos no arrojaron resultados significativos.
Respecto a la funcionalidad de los órganos reproductores, los investigadores afirmaron afirman que este este aspecto no fue observado en el estudio realizado y que las disfunciones eréctiles estarían vinculadas al hábito de fumar y no al cannabis en sí.
Otro hallazgo de los investigadores que concuerda con estudios previos realizados en mujeres y parejas tiene que ver con la frecuencia de la actividad sexual: según el estudio, los usuarios de cannabis realizan 8,8 “eventos” por mes contra los 7,8 mensuales de los no usuarios.