Danilo Venegas es cultivador solidario. Fue allanado por orden de la Justicia de Río Negro en la ciudad de Allen que desconoció su derecho a plantar por estar inscripto en el Reprocann. Y ahora, fue sobreseído por el juez Hugo Horacio Greca.
El juez, además, decidió hacer lugar al pedido de restitución de los elementos secuestrados en el invernadero de Danilo.
¿Qué había ocurrido? Luego de una denuncia anónima de un vecino, la policía allanó la casa donde Danilo cultivaba para su abuelo.
La orden fue impulsada por el fiscal Matías Zanona, y a pesar de que el joven presentó la habilitación otorgada por el Ministerio de Salud, los papeles del Reprocann no frenaron el operativo.
Las plantas fueron arrancadas, la zona de cultivo fue destruida por los oficiales y Danilo quedó imputado por infracción a la ley de drogas.
El juez Greca, quien en un primero momento había dado lugar al pedido del fiscal, finalmente resolvió dictar el sobreseimiento de Danilo Venegas y hacer lugar al pedido de restitución de todos los materiales de cultivo secuestrados.
“Estoy muy feliz, la noticia la tomé con muchos nervios. Me había enterado unos días antes y después de que recibí la noticia, no dormí de la ansiedad: la sentencia del juez tarda 3 días en quedar firme”, cuenta Danilo en charla con THC.
“Ahora que se confirmó la decisión del juez, la sensación de calma que siento es muy grande. Hoy en día no tengo pánico, ni ansiedad, estoy feliz”, asegura.
El abuelo de Danilo y el uso medicinal
Arturo Elsiar Pedreira, abuelo de Danilo Venegas, tiene 90 años y padece artrosis degenerativa. El uso del cannabis no solo le dio una mejor calidad de vida sino que además cambió radicalmente el pensamiento que tenía sobre la planta.
Para mantenerse en movimiento y evitar el endurecimiento de sus piernas, Arturo usaba su bicicleta todos los días. Hasta que llegó la pandemia y tuvo que quedarse en su casa.
El deterioro empezó a notarse a los pocos meses: “Se me empezaron a endurecer las piernas y también fui perdiendo la vista, llegué a estar semanas en cama sin poder caminar”, nos cuenta.
Llegar al cannabis no fue fácil, Arturo tuvo que atravesar los miedos de haber vivido siempre considerando la planta como algo peligroso. “Al principio tenía miedo porque toda mi vida escuché que la marihuana era una droga”, asegura.
“Mi nieto hace 3 o 4 años me sugirió que tome aceites y nunca acepté por miedo. Pero en la cuarentena, acepté probar”, cuenta. Fue un punto de quiebre.
Arturo usaba un derivado de la morfina por indicación médica. “Solo hacía que orinara muy oscuro y que me doliera el estómago”, recuerda.
Fue entonces cuando Danilo, de la mano de una profesional de la salud, volvieron a proponerle a Arturo empezar a usar cannabis. “La doctora me recomendó una preparación que mi familia me empezó a suministrar y con el correr de los días ya pude caminar ¡increíble!”, asegura.
A partir del sobresemiento de Danilo, Arturo podrá volver a tener su medicina. Si bien se trataba de un derecho, la falta de formación de la fiscalía pusieron a toda una familia ante un abismo.
Una decisión del juez que se ajusta a derecho permitió que no cayeran en él. “Aún sigo sin poder ver”, cuenta Arturo, “pero puedo moverme por toda la casa solo y despertarme sin dolores”.