Pocos materiales han influido tanto en el desarrollo de la humanidad y han pasado tan desapercibidos como el vidrio de borosilicato, conocido comercialmente como pirex.
Para empezar, la ciencia moderna le debe un lugar muy especial al vidrio del que están fabricados casi todos los instrumentos de laboratorio.
De hecho, todos los medicamentos, vacunas y fármacos creados por el ser humano han visto la luz sobre una pipeta o una bandeja hecha en este material.
El vidrio de borosilicato tiene una resistencia que lo vuelve no sólo apto para cocinar o usar en un laboratorio sino también para almacenar desechos radioactivos.
Por otro lado, es tan común que se encuentra en prácticamente todas las cocinas del mundo, en vajilla o en las puertas de los hornos. Pero hay un rubro donde el vidrio de borosilicato es el rey de reyes indiscutido: la parafernalia cannabica.
Larga vida y resistencia a cambios de temperatura
Aunque la humanidad lleva trabajando con vidrio por al menos dos mil años, los elementos para fumar recién comenzaron a fabricarse masivamente en las décadas de 1960 y 1970 junto con la popularización del uso de cannabis.
El diseño del bong, aunque milenario según hallazgos arqueológicos en Asia y África, fue uno de los primeros en adaptarse a este nuevo tipo de escultura en vidrio. Y el paso al vidrio de borosilicato fue casi inmediato.
Si bien el vidrio de borosilicato comienza a ablandarse a la misma temperatura que el vidrio común, entre 600-700°C, el agregado de óxidos de silicio y boro al vidrio da por resultado un material tan versátil que es capaz de ser usado para cocinar o para almacenar desechos radioactivos.
Tiene varias ventajas que lo ubican en el tope del podio: la más conocida es su resistencia a los cambios de temperatura, que permiten aplicar llama directa sin miedo a que se rompa o fracture la pieza a los pocos segundos. Más precisamente, puede resistir variaciones de temperatura de hasta 167°C.
Esto se debe a que este material posee un coeficiente de dilatación térmica menor al vidrio común. Es por esta razón que pueden usarse con hielo en su interior o recibir las altas temperaturas necesarias para vaporizar extracciones.
Se trata de un material que puede tolerar variaciones bruscas de temperatura de hasta 167°C, lo que lo vuelve ideal para la fabricación de bongs y parafernalia.
Y esta es la característica principal que distingue la parafernalia de vidrio común de la realizada con vidrio de borosilicato: si se quiebra o rompe por una variación brusca de temperatura durante el uso, no se usó este material en su fabricación sino vidrio común.
Por eso es clave buscar siempre marcas de calidad en rigs y bongs que nos aseguren que lo que tenemos entre manos seguro.
Una mejor limpieza
La segunda característica del vidrio de borosilicato y que es fundamental en una pieza de parafernalia es su resistencia a la abrasión mecánica y química: un bong de vidrio borosilicatado puede ser limpiado con cepillos abrasivos y alcohol isopropílico o común sin dañarse.
La parafernalia realizada con este material puede hervir en agua y hasta en un horno de cocina sin que se deforme o pierda sus propiedades.
Otro aspecto que pocos materiales pueden igualar es la pureza de sabores y aromas que brinda la parafernalia de vidrio borosilicatado.
Se trata de un material que expuesto a las temperaturas de combustión o vaporización del cannabis y extractos, no emite gases ni se quema, permanece totalmente inerte hasta una temperatura de entre 600-700°C.
Salvo la eventual suciedad acumulada, la parafernalia de vidrio de borosilicato jamás afectará el sabor de un cogollo o un extracto.