Ya hemos visto que el principio del cultivo, cuando emerge la pequeña plántula, es la etapa más sensible de todo el ciclo. Cualquier estrés en ese momento puede traernos problemas que comprometan la vida o el posterior rendimiento de la planta.
En ese sentido, evitar que las plántulas se espiguen o estanquen en su crecimiento es fundamental. A continuación vamos a desarrollar algunos tips de riego e iluminación para que nuestras pequeñas plantas crezcan sanas y rápido, y sin sobresaltos.
Riego
El sobreriego es la causa más común de estancamiento prematuro del desarrollo de la planta. Muchas veces nos encontramos con ansiedad de ver crecer nuestros jardines y terminamos por aumentar la frecuencia de riego. Esto genera malas condiciones en el suelo que favorecen el desarrollo de microbiota no deseada, además de poder causar podredumbre radicular.
Regar de más es la causa más común del estancamiento prematuro en el desarrollo de las plantas.
Si cometemos este error, debemos dejar descansar hasta que notemos que el peso del contenedor maceta haya disminuido.
Iluminación
La correcta distancia a la luz es fundamental. Si la plántula está muy alejada, tendremos tallos débiles que se doblan por su propio peso, mientras que si la luz está demasiado cerca, la distancia intermodal será mínima, ambas situaciones son enemigas de la eficiencia en términos de cultivos.
Para todos los casos debemos ajustar la luz conforme crece nuestra planta, distancia que variará según el tipo de fuente luminosa.
Nos debemos asegurar que al poner la mano unos minutos en la copa de la planta no nos quememos o sintamos incomodidad: pero para el caso de los leds recomendamos seguir las recomendaciones del fabricante, ya que en este tipo de lámparas la correcta mezcla del espectro es vital.
Si tenemos tallos espigados, basta con adicionar un pequeño tutor que permita un desarrollo más estoico; mientras que si la luz estuvo muy cerca, debemos ayudar con defoliaciones y paciencia a que el crecimiento se torne más armonioso.