El pasado 25 de septiembre no fue un sábado más para el cultivador de cannabis medicinal Guillermo Gregorutti.
Guillermo se encontraba en su casa, en la ciudad de Lucila del Mar, en Partido de la Costa cuando un grupo de personas entraron y le robaron varias de sus pertenencias, incluidas las plantas que tenía en su indoor. Antes de huir, los ladrones le dispararon. La bala le rozó la oreja.
Inmediatamente fue internado. Por supuesto, no pudo hacer la denuncia inmediatamente por el robo de su celular y su dinero. Tampoco de sus plantas que tiene legalmente, dado que está inscripto en el REPROCANN.
Guillermo cultiva su propio cannabis porque se trata con aceite un problema de escoliosis de columna. Tiene una lesión de desgaste que le produce muchas contracturas y sufre de dolor crónico.
Por eso, jamás dudo que estaba en su derecho de incluir en la denuncia el robo de su cultivo. Sin embargo, en la comisaría lo esperaba otro capítulo violento.
Dos veces víctima
A las horas del incidente, Guillermo pidió el alta voluntaria para presentar la denuncia en la comisaria.
Una vez en la comisaría, no pudo presentar en la comisaria el certificado de REPROCANN porque lo tenía en formato digital en su celular que se habían llevado los ladrones.
Lejos de entender la situación, la policía no lo dudo: iban a ir contra Guillermo. “La Policía Bonaerense no hizo nada por el robo y me iniciaron una causa por tenencia simple de estupefacientes”, nos explica Gregorutti.
“La policía no hizo nada contra los ladrones, pero sí contra mí”, “aunque tengo el permiso, la Justicia no me ayudó en nada. Al contrario, me hicieron una causa”, le cuenta a THC Guillermo Gregorutti, el cultivador inscripto en el REPROCANN a quien la Policía Bonaerense le inició una causa por tenencia simple de estupefacientes.
Y agrega: “me secuestraron las plantas de cannabis antes de poder presentar el certificado”. De hecho, el allanamiento se realizó durante las horas en que estuvo internado en el hospital.
Desde ese momento, Guillermo tiene una causa en su contra. No está acusado de comercialización, pero puede enfrentar una condena de hasta 6 años de prisión por la simple tenencia de sus plantas.
Autocultivador atacado y acusado
“El certificado me llegó el día de mi cumpleaños, el 16 de julio, y dura hasta el 2022, pese a esto la policía me dijo que no lo presenté, pero no podía presentarlo porque me habían disparado, estaba en el hospital y el certificado estaba en el celular que me robaron”, sostiene.
“Esta gente está acostumbrado a robar las plantas y venderlas en el mercado negro, viven arruinando a los cultivadores que hacemos nuestra propia medicina”, detalla sobre los ladrones. Y hace hincapié en que muchos consumidores de cannabis medicinal no tienen el certificado de REPROCANN, dado que lo están tramitando, por eso no pueden denunciar.
Gregorutti sostiene que al ser “un pueblito muy pequeño”, a los ladrones les llegó la información de personas cercanas sobre su cultivo. “La verdad que la gente está indignada por lo que me pasó, que es algo que le sucede a muchos usuarios”, indica.
Apoyos
Hay organizaciones de la Costa Atlántica que acompañan a Gregorutti, como Pinamar Cultiva y Cultivadores de la Costa. También se contactó con él Marcelo Morante, coordinador del Programa de Cannabis Medicinal que depende del Ministerio de Salud de la Nación.
“Marcelo Morante fue muy amable, habló con la cúpula de la Policía Bonaerense y estuvo con el ministro de Justicia. Van a analizar por qué pasan estos robos en la zona”, cuenta el cultivador.
“El certificado me llegó el día de mi cumpleaños, el 16 de julio, y dura hasta el 2022, pese a esto la policía me dijo que no lo presenté, pero no podía presentarlo porque me habían disparado y estaba en el hospital”, sostiene Gregorutti, quien está registrado para tener un cultivo de cannabis en la legalidad.
Además, dice que la contención y acompañamiento de sus amigos fue clave. No solo le dieron aceite para que siga su tratamiento, si no que armaron una colecta para ayudarlo económicamente, ya que le robaron todo el dinero que tenía en su hogar.
“Este robo me jodió mi trabajo porque arreglo motos y nadie quiere tenerlas en peligro. Retiraron todas las que tenía que arreglar y no me traen trabajo porque la gente tiene miedo de que pase algo”, explica Guillermo sobre la difícil situación que atraviesa.
Pero también el incidente afectó directamente su vida personal: “Todo esto me jodió bastante, inclusive me llevó a separarme de mi pareja porque quedó con mucho temor y se volvió a su provincia natal -Tucumán-, ya que los tipos siguen pasando por la puerta de mi casa, me hacen señas, me amedrentan”, asegura Gregorutti.
El desamparo legal que sufre está a la vista. “La policía no hizo nada contra los ladrones, pero sí contra mí, aunque tengo el permiso, la Justicia no me ayudó en nada. Al contrario, me hicieron una causa”.