El uso del cannabis, y puntualmente de CBD, para lograr un mejor descanso y bajar la ansiedad en las personas, también es implementado en animales como perros, gatos, caballos y ahora es el turno de los elefantes.
El zoo de Varsovia, la capital de Polonia, dio comienzo a lo que llaman “el primer proyecto de este tipo centrado en los elefantes”, ya que tratan el estrés de estos animales con una concentración elevada de CBD. Durante meses, los tres elefantes oriundos de África que allí se encuentran, padecen estrés por la muerte de Erna, la hembra líder y más vieja de la manada. La que más siente su ausencia es Fredzia, que lucha por establecer una nueva relación con su compañera, Buba.
Estos animales pueden tardar meses o incluso años en superar el fallecimiento de los elefantes ancianos de su grupo y así restaurar la armonía en la manada. “Los elefantes siempre rinden culto a sus muertos y vuelven a los lugares donde se encuentran enterrados sus ancestros”, explica la activista y proteccionista de la ONG Sin Zoo, Malala Fontán.
La primera etapa del ensayo ya se completó con la recolección de muestras de heces, saliva y sangre para controlar sus niveles de cortisol, la hormona producida en el cuerpo de mamíferos y peces, en situaciones estresantes. Luego les darán el aceite y volverán a medir su cortisol, si desciende será porque el CBD funcionó.
La veterinaria responsable del Departamento de Rehabilitación Animal del zoo es Agnieszka Czujkowska, quien busca encontrar una alternativa natural a los métodos que combaten el estrés, en especial a los medicamentos.
“El cannabinoide CBD disminuye la ansiedad y mejora las horas de sueño. El animal comienza a descansar y no afecta su estado cognitivo como otras medicaciones”, explica la veterinaria Paula Lezcano.
“En el zoológico de Varsovia están probando no dopar a los elefantes con medicamentos que les pueden traer efectos colaterales, como ansiolíticos o antidepresivos. Por eso, eligen una sustancia natural”, dice Carlos Laje, médico especialista en cannabis y asesor de la ONG Vetcann, dedicada al cannabis medicinal veterinario. Y agrega: “Realizar una investigación con animales de mucho peso implica un gran trabajo y contar con un equipo interesante”.
Los ejemplares más grandes pueden llegar a pesar más de 6 mil kilos y medir casi 4 metros. “Van a tener que usar dosis bajas en los elefantes, aunque son animales grandes y las van a tener que ir subiendo hasta ver qué respuesta tienen y así estabilizar las dosis”, explica Rolando González, veterinario especialista en Acupuntura, Fitoterapia y Cannabis Medicinal. A su vez, el coordinador de Veterinarios Especialistas en Cannabis Medicinal (VECAMED) aclara: “No hay una dosis del aceite según el peso del animal”.
Plan cannábico
El proyecto del zoo polaco podría extenderse hasta principios de 2023, cuando se obtengan los resultados finales. Y ya analizan la posibilidad de usar el tratamiento para otros animales en cautiverio.
El aceite se les dará en la boca o se mezclará con el alimento. A su vez, periódicamente tendrán que someterse a análisis de sangre. La manera en que se brindará el aceite (vía sublingual) es como sucede con las personas y con otros animales como perros, gatos y caballos.
Paula Lezcano es veterinaria y recibe a diferentes animales en VET365, ubicada en la ciudad de Neuquén, con trastornos de ansiedad que no logran dormir bien, lo cual los conduce a sentirse estresados.
“El cannabinoide CBD es utilizado para ese cuadro, ya que disminuye la ansiedad y mejora las horas de sueño. El animal comienza a descansar y no afecta su estado cognitivo como otras medicaciones”, explica. Y agrega: “Ante situaciones estresantes es el sistema endocannabinoide que se ve afectado con diversas patologías. El cannabis imitaría la acción de los componentes endógenos propios que están ausentes o disminuidos”.
Para Laje, en el efecto se utiliza más CBD –por más que la planta tiene más de 100 compuestos– ya que es “una sustancia que tiene más prensa marketinera, en contraposición con el THC que está demonizado”. Pese a esta situación, aclara: “En realidad los cannabinoides no actúan de forma individual sino en conjunto. Por ende, si hay más porcentaje de alguno de
esos cannabinoides, como por ejemplo el CBD contra otra, se logran distintas cosas. Cuando más hay CBD se logra mejor descanso y bajar la ansiedad”.
Inteligencia embriagadora
Los elefantes son mamíferos y herbívoros. Desde siempre llamaron la atención de los seres humanos por su gran tamaño, donde se destaca la trompa larga y sus enormes orejas.
Lo que pocas veces se tiene en cuenta es que su cerebro también es grande por lo cual son animales sorprendentemente inteligentes y evolucionados. Esto permite explicar la complejidad de sus comportamientos como el proceso de duelo por una muerte cercana, la asociación con otros miembros de la manada, el uso de herramientas, el juego y la capacidad para autorreconocerse.
El elefante es un animal emblemático, sagrado para algunas culturas. Y en la lógica anacrónica de los zoológicos son considerados una atracción. El elefante, el león y la jirafa son animales africanos, considerados exóticos para Occidente desde la antigüedad. “Se los llama los animales carismáticos”, explica la activista Fontán.
Lo cierto es que son animales fascinantes. Las orejas de los elefantes funcionan como termostato para que soporten las altas temperaturas y la trompa la usan como si fuera un brazo. A diferencia de sus colmillos que son utilizados para buscar comida y agua, aunque son claves para su supervivencia, son el principal motivo que los puso en peligro: incluso hoy siguen siendo codiciados por los traficantes de marfil.
“Cuando los animales son evolucionados y están inmersos en su medio natural pueden expresar muchísimos más elementos de su esencia que estando en un zoológico o que otros animales que están recluidos”, afirma el coordinador de VECAMED. Es decir, probablemente, los elefantes del zoo de Varsovia podrían llevar adelante su duelo sin necesidad de medicación si no fueran cautivos.
Su encierro también es una pérdida para la naturaleza. Estos animales son importantes ingenieros de los ecosistemas: hacen caja de animales para consumo de humanos, hagan movimientos. Además, tiene en sus patas la enfermedad pododermatitis, que tienen los elefantes que viven en zoológicos y circos producto de pisar todo el tiempo el mismo suelo con pis y excremento. Es lo que le ocurrió a Mara, una elefante que estaba en el ex Zoo porteño y que ya lleva más de un año en un santuario de Brasil.. “Ahora está controlada pero nunca se vuelve atrás”, afirma Fontán.
González siguió el caso. “Cuando la llevaron al Santuario pensaban que iba a tardar en adaptarse a los otros elefantes. Pero llegó y fue a buscar comida, se le fue el trastorno de movimientos y se adaptó a sus compañeros”, dice el veterinario. Y aclara: “El reencuentro con su medio le permitió lograr bienestar”.
“Todavía los zoológicos existen porque se lucra con los animales al tenerlos encerrados y exhibidos. Estamos asistiendo a la sexta extinción masiva de especies, la última fue durante la glaciación”, asegura Malala Fontán, activista de la ONG Sin Zoo.
La elefanta Mara vive en un hábitat recreado. “El ambiente le genera bienestar y también la compañía”, explica Fontán. Mara se llevaba muy mal con sus ex compañeras. Entonces la encerraban sola alrededor de 18 horas por día en el recinto interno, y cuando Mara salía al recinto externo, las otras dos entraban. Sobre este punto, la activista afirma: “Esa situación agravaba su condición”.
También ahora dispone de muchísimas hectáreas para caminar por día, y gracias a ello, la infección de sus patas se detuvo. En su hábitat natural, los elefantes caminan 300 km diarios en manada, toman baños y siempre están en compañía, dado que son muy sociables.
Para Fontán, sociabilizar con las otras elefantas del santuario y estar en libertad de movimiento condujeron a que pare un cabeceo constante e implicó que modifique su conducta por completo. Y dice: “Verla a Mara así nos parece increíble y esperanzador por el resto de los animales que siguen presos”.
Un mundo sin zoológicos
Los zoológicos históricamente funcionaban como lugar de diversión para humanos, y también como depósito de animales, ya sea porque eran incautados por tráfico de fauna, maltrato o porque los circos cerraban y los abandonaban.
La ONG Sin Zoo hace una década que trabaja por la abolición de esos lugares. Al igual que hicieron con Mara, ahora luchan para el traslado de la elefanta Shamira que está en el Zoo de Luján, famoso por permitir el ingreso a las jaulas de leones y otros animales salvajes. Sin Zoo ya envió grandes felinos a Sudáfrica y otros animales encerrados a Estados Unidos como la orangutana Sandra que vive en un centro de simios en Florida.
“Todavía los zoológicos existen porque se lucra con los animales al tenerlos encerrados y exhibidos”, explica Fontán. Y aclara que pese a que los defensores de los zoo dicen que educan y conservan a las especies, “estamos asistiendo a la sexta extinción masiva de especies, la última fue durante la glaciación”.
“Normalmente los animales se reproducen en los zoologicos para venderlos e intercambiarlos. Además, la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios contiene entre las buenas prácticas de los zoo, el culling: matar animales sanos cuando no hay más lugar y no pueden mandarlos a otros zoo”, afirma Fontán.
“En el zoológico de Varsovia están probando no dopar a los elefantes con medicamentos que les pueden traer efectos colaterales, como ansiolíticos o antidepresivos. Por eso, eligen una sustancia natural”, dice Carlos Laje, médico especialista en cannabis y asesor de la ONG Vetcann.
Las consecuencias del encierro pueden ser psíquicas y físicas. Las psíquicas son conocidas como zoocosis: los animales tienen trastornos producto del cautiverio, desde estrés y tristeza hasta inapetencia y claustrofobia.
“Tres chimpancés del zoo de Palermo tenían conductas anormales: uno se come sus excrementos, otro vomita y se lo come, y el otro está pelado. Producto de que el zoo los encierra, los deprime y los mata”, manifiesta la activista.
Para que los zoo cierren se requiere el reclamo de la sociedad y decisión política. El movimiento de concientización respecto a la explotación de los animales hace que comprendan qué es lo que están avalando visitando un zoológico o un acuario para disfrutar de un espectáculo que nada tiene de natural.
Esa es la contradicción que plantea la situación de los elefantes en el zoo de Varsovia. Por un lado, permite ver un gran e interesante avance sobre las sorpredentes posibilidades terapéuticas del cannabis. Por otro, nos enfrenta a la brutalidad del encierro que aleja a los animales de su mundo, donde incluso podrían estar eligiendo con qué embriagarse.
Cannabis y estrés animal
Los especialistas en cannabis veterinario sostienen que hay mucha similitud entre cómo responde al cannabis el humano y los animales (ya sean perros, gatos o elefantes), ya que tienen el mismo sistema endocanabinoide que nuestra especie.
En el caso particular de los elefantes cautivos en el zoo de Varsovia, la muerte de una hembra dominante generó una enorme alteración en la manada. Fue un verdadero golpe que no solo produjo un cambio comportamientos y en su hábitat que, además, está muy lejos de ser el ideal para que desarrollen una vida plena. Un pico de estrés era casi inevitable.
“El CBD tiene una respuesta muy buena en el estrés crónico que es lo que padecen estos animales. Hay aumento de una hormona que libera corticoides, los cuales son necesarios para un proceso de defensa, pero si se sostiene en el tiempo genera trastornos”, dice el veterinario Rolando González.
Esta situación produce aumento de la presión y la frecuencia cardíaca, y genera gastritis. Sobre esta cuestión, el veterinario dice: “Son alteraciones de origen emocional. Entonces el CBD regula el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal a la baja para que no se liberen corticoides”.
González atiende a gatos y perros con aceite de cannabis. Cuando es de buena calidad y el adecuado para el animal, “a los 15 o 20 minutos el animal se relaja unos minutos y después sigue su vida normal”. El especialista explica cómo surge ese efecto.
“Se da por la interrelación del CBD con la serotonina y la dopamina, que permite que se libere más cantidad de estas últimas dos, entonces genera ese estado de satisfacción al animal”. El CBD eleva y regula el nivel endocannabinoide natural que está en los animales y las personas. “De esa forma logra modular los neurotransmisores y por lo tanto los estados de ansiedad, de miedo y de estrés. El CB1 de forma natural regula eso”, sostiene. También el experto en cannabis medicinal destaca que “el CBD lleva a sociabilizar más porque mejora la sinapsis y, por lo tanto, se logra una mejora conductual”, cierra González.