Según cuentan fuentes oficiales del Gobierno, en diciembre Argentina tendrá una ley que habilitará la producción de cannabis para fines medicinales. Además, desde finales del año pasado se reguló el cultivo personal y solidario de la planta.
Sin embargo, y a contramano de los cambios que se están produciendo en la sociedad, la Justicia vuelve a perseguir a un cultivador de Entre Ríos que elabora el aceite a su madre.
“Yo no le di aceite a ningún desconocido ni obligué a nadie. Le di aceite a mi vieja, que estaba con una gran depresión y con dolores a causa de que tiene el lado derecho del cuerpo paralizado. Yo me hago cargo de ella desde que falleció mi papá. Somos dos adultos. ¿Cómo van a decir que el cultivo de mis plantas puede afectar a un tercero? Ese tercero es mi mamá”.
La persona que habla es Emanuel Fernández, que se indigna cada vez que repasa los argumentos con los que el fiscal federal Leandro Ardoy realizó, a principios de octubre, el pedido de elevación a juicio en la causa en la que está imputado por siembra y cultivo de cannabis.
En diálogo con THC, el fiscal Ardoy reconoce que esta “no es una causa particularmente grave” y considera que, a pesar de haber realizado el pedido de elevamiento a juicio, el asunto podría resolverse con una salida alternativa como una probation. Todo, independientemente de los costos humanos que pagan a diario Emanuel y su familia.
Por su parte, el abogado defensor de Emanuel, Andrés Bacigalupo, considera que la única salida posible es el sobreseimiento: “Este es uno de esos casos que confirman que existe una discriminación selectiva porque, en definitiva, la madre vivía en la misma casa con él, donde estaban las plantas, y declaró que tenía pleno conocimiento de todo. ¿Por qué lo acusan solamente a Emanuel? Porque no se quieren comer el escrache”, sostiene.
Bacigalupo ya apeló el pedido de elevación a juicio, que deberá resolver el juez federal Leandro Ríos. El delito por el que está imputado preveé una pena de entre un mes y dos años de prisión.
“El estigma social es grandísimo. Acá en Paraná mi caso salió en las noticias y pareciera que uno está involucrado con gente pesada, con gente que realmente le hace mal a la sociedad. Y yo soy un tipo que tenía plantas para consumo personal y para cuidar a mi madre”, le dice Fernández a THC.
La historia
La causa en la que terminó involucrado Fernández comenzó el 10 de agosto del 2019. Él estaba en su casa cuando, alrededor de las 11 de la mañana, escuchó que golpeaban las manos desde la vereda. Se asomó y vio a cinco hombres vestidos de civil que le decían, a los gritos, que tenían la orden de un fiscal y que debía abrirles.
Más tarde supo que esos cinco hombres eran policías y que habían llegado a su domicilio por una denuncia anónima por el robo de unas herramientas de trabajo. En ese momento, el joven no sabía nada al respecto y lo primero que pensó fue que querían entrar a robar.
“Me asomé por la ventana y vi cinco tipos de gafas y dos o tres tenían capuchas. Les pedí que esperaran, me metí adentro y le dije a mi vieja: ‘Llamá a la policía porque nos quieren afanar. Pensé que eran chorros”, recuerda.
La justicia determinó que a Emanuel no se le puede aplicar el fallo Arriola (que declara la inconstitucionalidad de penar la tenencia de drogas para consumo personal) porque, de acuerdo a los jueces y al fiscal, “su cultivo afecta a terceros”.
Luego, agrega que “Cuando volví a la ventana, un policía ya había saltado la reja. Salí, lo tacleé y empezamos a forcejear. Yo seguía gritando para que algún vecino llamara a la policía. Entraron los demás, me redujeron y me dijeron: ‘Nosotros somos la policía’”.
Los policías recorrieron la pequeña casa y no encontraron las herramientas robadas. Pero apenas vieron que Emanuel tenía plantas de marihuana actuaron.
“En el acta labraron que habían encontrado un laboratorio. Tenía unos focos colgados con hilos en un espacio de un metro cuadrado. Les pregunté qué imagen tenían de cómo es un laboratorio porque esos eran unos fierros colgando con unos hilos y un ventilador. Más rústico no podía ser”, agrega. Cuenta, además, que aunque les intentó explicar sobre la producción de aceite, no hubo caso.
Emanuel fue detenido y liberado a las pocas horas aunque la causa continuó avanzando hasta ahora, con el pedido de elevación a juicio.
La causa
De la casa de Emanuel secuestraron 70 plantas. Sin embargo, Bacigalupo subraya que hay que explicar que se trataba de “50 plantines y 20 plantas”.
“Una persona con tres plantas en exterior puede sacar mucho más de lo que él sacaba. Ahí no tenía espacio físico. Prácticamente era un cultivo bonsai más que nada para no perder la genética”, asegura el abogado.
El asunto de la cantidad, sin embargo, es determinante para Ardoy. “Setenta plantas es bastante. Además, tenía categorías de plantas y plantas de distintos tamaños, como que habían sido plantadas en distintas instancias para satisfacer demandas en diferentes momentos”, dice.
Fernández fue imputado primero por la Justicia provincial, que luego se declaró incompetente y el caso fue trasladado a la Justicia Federal.
Le di aceite a mi vieja, que estaba con una gran depresión y con dolore ¿Cómo van a decir que el cultivo de mis plantas puede afectar a un tercero? Ese tercero es mi mamá”, le cuenta a THC Emanuel Fernández, imputado por cultivar cannabis para producir aceite medicinal.
La Cámara Federal no dictó el sobreseimiento que había pedido la defensa aunque sí modificó la calificación legal y estableció que se trataba de un caso de siembra y cultivo para consumo personal y que, por ese motivo, la causa debía volver a la fiscalía de origen.
Sin embargo, en la sentencia que emitió el Tribunal le indicó al fiscal que “evacuara las citas”, es decir, que investigara las explicaciones que había dado Fernández en su declaración indagatoria.
Fernández, cuando se presentó a declarar en la Justicia Federal, había llevado la historia clínica de su madre, revistas científicas y documentos que daban información acerca de los beneficios medicinales del cannabis.
“Después del procesamiento, venía una etapa en la que la Fiscalía tendría que haber investigado todo eso, pero no lo hizo y pidió la elevación a juicio”, dice Bacigalupo.
No solo eso. Se determinó que a Fernández no se le puede aplicar el fallo Arriola (que declara la inconstitucionalidad de penar la tenencia de drogas para consumo personal) porque, de acuerdo a los jueces y al fiscal, “su cultivo afecta a terceros”.
Consultado sobre lo paradójico que resulta que ese tercero afectado por Fernández sea Raquel, quien consumía el aceite que su hijo producía, Ardoy respondió: “Lo que se miden son riesgos. No se mide un riesgo concreto sino un riesgo potencial, es decir: él vive con otra persona y, como no se trataba de una tenencia compartida, se plantea la posible afectación. Es lo que se llama riesgo abstracto en términos jurídico penales”.
Uso medicinal
Desde el allanamiento, Fernández dejó de cultivar y fue diagnosticado con estrés postraumático. Por su parte, su madre volvió a incrementar el número de pastillas para mantener su estado de salud como consecuencia de haber abandonado el uso de aceite.
Fernández se había iniciado en la producción de aceite hace alrededor de ocho años, cuando le llegó un video viral en el que Rick Simpson lo preparaba y prometía enormes mejoras para la salud. “Mi viejo tenía diabetes, hígado graso, le faltaba un disco en la columna, tuvo ano contra natura y divertículos. Él tomaba alrededor de 13 pastillas. Yo primero era un poco escéptico, pero decidí probar”, recuerda.
El fiscal Leandro Ardoy le dice a THC que “no es una causa particularmente grave” y que el asunto podría haberse resuelto con una salida alternativa como una probation. De todos modos, decidió elevar a juicio.
“El primer aceite que hice no le produjo nada, pero el segundo lo hice más cargado y empezó a notar las diferencias porque pudo dejar de tomar pastillas antiinflamatorias que le destruían la panza. El tercero fue un antes y un después porque hubo un cambio enorme en su ánimo y en su bienestar general. No lo podíamos creer”, agrega. Sin embargo, todavía por aquel entonces, su madre, que había sufrido un infarto que le paralizó el lado derecho del cuerpo, se mantenía reacia a la idea del cannabis medicinal.
En 2018 falleció el padre de Emanuel y pocos meses después murieron su tía y su abuela materna. Para Raquel, las pérdidas fueron un golpe duro y terminó con un severo cuadro depresivo.
“Además de los dolores que tiene por la parálisis se sumó que mi vieja dejó de dormir, dormía una o dos horas por día. La situación estaba muy mal y volví a insistirle que probara con el aceite. Aceptó y fue increíble porque enseguida volví a dormir seis horas y aflojaron los dolores. Ella se dio cuenta que le hacía bien y le daba confianza que fuera yo quien lo preparara en casa porque podía ver todo el proceso”, confía Fernández..
Sin embargo, luego del allanamiento esos avances se detuvieron. Ahora Emanuel Fernández y su mamá espera la resolución del juez Ríos, que definirá si la causa llega a juicio o no.