En la actualidad, Argentina está dando pasos significativos para el acceso del cannabis para fines medicinales, terapéuticos o paliativos del dolor. Mientras que a principios de este año se implementó el Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN), bajo la órbita del Ministerio de Salud, por otro lado, resta media sanción de la Cámara de Diputados para que sea legal la producción de la planta.
Sin embargo, las fuerzas de seguridad continúan arremetiendo no solo contra usuarios y cultivadores no medicinales.
Además, también se castiga a quienes que acompañan las terapias con cannabis. Como Edith Bernstein, una odontóloga que padece de fibromialgia y que comenzó a cultivar la planta para producir aceite medicinal, tanto para ella como para otras personas.
Edith fue allanada por la Prefectura Naval Argentina y ahora tiene una causa por el cuarto de cultivo que tenía en su hogar, ubicado en la localidad platense de Gonnet.
Si bien ahora Bernstein se encuentra en libertad, tendrá que convencer al juez Ariel Oscar Lijo, a cargo del Juzgado Federal N°4 de Comdoro Py, que ella no producía cannabis para la comercialización.
Obligada por la ley de drogas argentina (23.737) que le exige a las personas probar su inocencia. Edith tendrá que explicar que cultiva cannabis para tratar su propia condición de salud y, de forma solidaria, regalaba tanto plantines como aceites a personas que padecen distinto tipos de enfermedades.
“Me ensuciaron de una manera tremenda. Quiero que me devuelvan mis cosas y limpien mi nombre”, le dice a THC Edith Bernstein, la odontóloga que fue allanada en Gonnet.
De hecho, el Estado argentino ya ha reconocido la actividad de cultivadores solidarios y de las personas que practican el autocultivo. Para ello, se implementó el REPROCANN para tener una plantación de hasta nueve plantas florecidas y transportar 45 gramos en la total legalidad.
Según cuenta Bernstein, ella comenzó los trámites de inscripción. Pero hasta el momento, no tiene su certificado. La Prefectura Naval, por su parte, no dudó en entrar por la fuerza a su casa para desmantelar el indoor con una decena de plantines en vegetación.
El caso
“Sali a caminar a la mañana y cuando volví a mi casa veo que hay un camión de Prefectura Naval con todo un ejército: chalecos antibalas, ametralladoras. Me pegué un tremendo susto porque pensé que le había pasado algo a un familiar. Pero cuando me acerco, me hicieron entrar por la fuerza, apuntándome y me leyeron un acta en el que estaba acusada de narcotráfico”, le cuenta Bernstein a THC el calvario que comenzó el pasado miércoles.
Para ese entonces, la puerta de la casa de Bernstein ya había sido derribada y en el suelo se encontraban varios pedazos de vidrios rotos de las ventanas. La Prefectura Naval había comenzado con el allanamiento que duraría unas doce horas en total.
“Quería hablar con el juez y explicarle que cultivo para fines medicinales. Pero ellos me respondían que era una ‘narco’ y que me callara. Se llevaron dinero, material vegetal, aceites y hasta mi celular. Lo único que me devolvieron fue el documento”, cuenta Bernstein.
Luego, la dentista fue trasladada a los tribunales de Comodoro Py y estuvo detenida durante toda la noche. Al día siguiente, fue puesta en libertad porque no tenía antecedentes. De todos modos, la causa continuará avanzando en el Juzgado a cargo de Lijo.
Lo ocurrido a Edith Bernstein está lejos de ser un caso aislado, sino que responde a una lógica sistemática que, más allá de los avances legales parciales, se mantiene intacta.
Independientemente de los intentos por capacitar a las fuerzas de seguridad respecto a la existencia de normas que amparan la tenencia, transporte y cultivo de cannabis con fines medicinales, los uniformados se rigen por lo que conocen: la prohibición total garantizada por la ley de drogas vigente.
“Me ensuciaron de una manera tremenda”, asegura Edith quien pide que la Justicia repare lo hecho. “Quiero que me devuelvan mis cosas y limpien mi nombre”.