En Oxfordshire, Inglaterra, funciona un cultivo de cáñamo que recibe y le da trabajo a inmigrantes de diversos países. Muchos de ellos refugiados.
Es un condado que se encuentra cerca de Londres. Allí se encuentra la Universidad de Oxford, una de las más reconocidas a nivel internacional. Pero además, en ese lugar sucede un fenómeno único en el mundo: un refugio de cáñamo.
A las afueras del condado, a mitad de camino entre Oxford y Londres, una granja cooperativa llama la atención por una iniciativa única: ayudar a refugiados que llegan a Inglaterra a través de un programa donde se les enseña técnicas de cultivo para distintas plantas. Entre ellas el cáñamo, su producto insignia.
“Hempen Organic es una comunidad cooperativa formada por personas que creen en el inmenso poder de la planta de cáñamo”, indica a THC Patrick Gillett, quien trabaja en la granja. Y agrega: “Nos guían nuestros valores de sostenibilidad, autenticidad y la producción ética de productos de cáñamo y CBD”.
Según la Organización de la Naciones Unidas, en el mundo hay al menos 84 millones de refugiados. Casi 10 millones de ellos viven en el Reino Unido y conforman alrededor del 15% de la población.
El mayor problema que enfrentan las personas refugiadas suele ser conseguir un lugar donde vivir y trabajar. Por esa razón, en Hempen Organic se estableció el programa llamado “Growing Solidarity”.
“Trabajamos con la gente a través de sesiones semanales en nuestra finca y en los barrios locales. Juntos intercambiamos habilidades, compartimos conocimientos, combatimos el aislamiento social y construimos resiliencia, con la naturaleza como base”, explica Gillett sobre el refugio de cáñamo.
“Empoderamos a las personas de una manera colaborativa e interactiva para cultivar, cocinar, comer y compartir, mientras abordamos las barreras para acceder a alimentos saludables y nutritivos, incluido el cáñamo”, continúa.
Cómo funciona el cultivo de cáñamo para refugiados en Inglaterra
El trabajo que realizan en Hempen Organic tuvo su propio reconocimiento nacional por su refugio de cáñamo. Se trata del premio otorgado por la institución benéfica “Ciudad de Santuarios Reino Unido”, por recibir decenas de refugiados cada año.
“El proyecto reúne a la comunidad con personas que buscan refugio para cultivar, cosechar y cocinar productos propios. La iniciativa celebra tanto nuestra humanidad compartida como nuestro mundo natural compartido por lo que este premio es increíblemente bien merecido”, destaca Hanna Green, encargada de comunicación de la ONG, en en diálogo con THC.
“Trabajamos con la gente a través de sesiones semanales en nuestra finca y en los barrios locales. Juntos intercambiamos habilidades, compartimos conocimientos, combatimos el aislamiento social y construimos resiliencia, con la naturaleza como base”, explica Patrick Gillett, uno de los trabajadores de la granja.
Esta organización fue creada con el objetivo de frenar la violencia y discriminación que se ejerce contra los refugiados en gran parte del Reino Unido.
Actualmente, son apoyados por distintas instituciones y personalidades de la región y a través de sus reconocimientos visibilizan proyectos que consideran positivos para la sociedad. Por ese motivo, que hayan elegido una granja de cáñamo fue visto como un apoyo nacional a la planta.
¿Cómo es la situación legal del cannabis en el Reino Unido?
En el Reino Unido, el cannabis medicinal es legal desde el 2018. Sin embargo, el gobierno promulgó una ley que explicita la prohibición de cultivar cáñamo para producir productos con CBD.
De hecho, en Hempen Organic cultivaron la planta hasta el 2019. Resulta que la compañía perdió su licencia porque desarrolló aceite de CBD antes de la sanción de la ley.
De todas formas, eso no impidió que los cultivadores continuaran su labor “caminando por el fino margen que les dejó la ley”. “Desde entonces, dependemos de granjas asociadas orgánicas para cultivar cáñamo y obtener concentrados de CBD de otros países de Europa”, explican desde Hempen Organic.
“El proyecto reúne a la comunidad con personas que buscan refugio para cultivar, cosechar y cocinar productos propios. La iniciativa celebra tanto nuestra humanidad compartida como nuestro mundo natural compartido por lo que este premio es increíblemente bien merecido”, destaca Hanna Green, encargada de comunicación de la ONG.
De esa manera, todos los productos que venden a base de cáñamo son legales. Por un lado están los alimentos, preparados con proteína de cáñamo de granjas asociadas en las cuales suelen trabajar refugiados que aprendieron a cultivar la planta en el proyecto de Hempen.
Por otro lado, Hempen Organica elabora aceites y cosméticos con CBD importado de otros países. De esta, los productos pueden ser comercializados.
En ese marco, los cultivadores exigen que se termine con el “régimen de licencias” ya que perjudica a las cooperativas y beneficia a la producción industrial. “No es adecuado para su propósito y está sofocando la economía verde, la agricultura británica y la salud pública. Estamos pidiendo el fin del régimen de licencias de cáñamo industrial ya que todo el mundo debería poder cultivar cáñamo libremente”, concluyen en Hempen.