Francesco se crió en las montañas. Más precisamente donde nacen los Alpes, en un pequeño pueblo de la provincia italiana de Turín. Fue en esas montañas donde, después del alpinismo, descubrió una pasión incomparable: cultivar cannabis.
Sus inicios como cultivador, lejos de la comodidad del hogar, fue en medio de la naturaleza, en formato guerrilla: plantas escondidas a las que se podía llegar sólo a pie, luego de horas de caminata. “Las montañas son uno de los pocos lugares donde la naturaleza sigue en sinergia con el ser humano”, nos asegura mientras charlamos en la llanura de Buenos Aires.
Luego de años como cultivador y criador, Francesco es la persona a cargo del banco holandés Dutch Passion en América Latina, por donde empezó a viajar en 2017.
Mientras habla queda claro que es un trabajo que lleva con orgullo. No es para menos: Henk van Dalen, fundador del banco, es considerado el pionero de las semillas feminizadas y uno de los impulsores de la cultura cannábica a nivel mundial.
“Nací como cultivador y eso es lo que me gusta hacer, me encanta ver cómo se desarrollan las diferentes cepas, experimentar con nuevos híbridos y técnicas de cultivo”, asegura.
Y ese placer va de la mano con seguir construyendo lo que él mismo llama “la comunidad cannábica internacional”, lo que considera la clave de todos los cambios legales que se están dando poco a poco en gran parte del mundo.
Una charla sobre la historia del cultivo moderno y el porvenir de una cultura que crece con la potencia de la planta que la reúne.
¿Cómo ves el cannabis en términos de fenómeno social?
A mi me pone muy feliz ver cómo está cambiando la mentalidad en todo el mundo. Pienso en un ejemplo que me sorprende: un país como Irán, donde la prohibición es muy fuerte, están abriendo la puerta al cannabis porque medicinalmente es muy claro todo lo que puede aportar. En lo personal, el cannabis para mí es, antes de todo, una pasión, claro. A mí me gustan las plantas en general y la planta del cannabis es una planta particular, una planta única y eso es cada vez más reconocido. Puedes utilizar todas las partes, desde la hoja hasta la rama, y al final sus flores. Hasta que se impuso la prohibición podías encontrar cannabis en todo el mundo. Yo soy de Italia y en Italia hemos tenido en los años 20 producción de cáñamo para uso industrial más grande de Europa. En el año 40 se cultivaban 90 mil hectáreas de cáñamo. Pero con el avance del prohibicionismo se detuvo la producción. La gente, la sociedad, empezó a ver el cannabis como “droga”.
“Lo primero que tenemos claro es que el autocultivo es la mejor puerta para la legalización. En cualquier regulación eso tiene que estar garantizado”
¿Y cómo crees que se ve ahora?
Como una alternativa. Es así como muchos lo vemos ahora en un mundo donde necesitamos áreas verdes, donde necesitamos limpiar la tierra, porque como sabemos que el cáñamo con su raíz ayuda mucho a limpiar la tierra, porque saca los metales pesados. De hecho, en Italia mismo han desarrollado muchos proyectos en lugares donde la tierra está afectada por metales pesados y están cultivando cáñamo. Y hablo de cáñamo porque la prohibición golpeó a toda la especie cannabis, con todas sus posibilidades.
¿Cuán importante evalúas que es la comunidad cannábica en este nuevo escenario?
La veo como una comunidad que tiene que estar muy unida, muy cercana. Juntos hacemos fuerza para cambiar las leyes en muchos países, porque muchos países siguen siendo prohibicionistas y nosotros somos los que tenemos como tarea dar información tanto a quienes quieren empezar a cultivar como a quienes nos gobiernan. Y también tenemos que ayudar antes de todo a la gente que utiliza el cannabis: a las personas que lo usan para tratar una enfermedad y también a las que lo usan como parte de un estilo de vida.
¿Cuál es ese aspecto al que crees que hay que prestarle mayor atención en este proceso de cambio?
A veces lo que me preocupa es que personas que son completamente ajenas al mundo del cannabis, que desconocen a la comunidad cannábica, se acercan con el único fin de hacer un negocio. Eso a veces genera problemas, porque terminan impulsando decisiones sobre el futuro del cannabis en algunos países que no tienen ni sentido, que no son pro-cannabis, son pro-negocios particulares. Eso es lo que me da más miedo. Pero lo que veo es que cada vez la comunidad está más conectada, más unida. Vivimos en un mundo mucho más conectado y con esto creo que se están desarrollando proyectos muy buenos en todo el mundo, para abrir las puertas al cannabis y hacer finalmente las cosas legalmente.
Los coffee shops: primeros pasos de los bancos de semillas
Venís de un continente que es pionero en el desarrollo del cannabis moderno, ¿cómo fue el comienzo de los coffee shops y los bancos de semillas?
Cuando empezó la Dutch Passion, cuando Henk van Dalen empezó, eran los años 70. Entonces había más libertad, porque el cannabis en Holanda no era mal visto. Tenían una política de respeto, de aceptación. Todo el mundo consumía hachís, porque era lo que más llegaba a Europa, entonces el gobierno tenía otros problemas que eran la heroína y el opio que llegaban principalmente desde Afganistán y otros países. Entonces lo que ellos llamaban “la droga light”, no era el “problema”. Así se abrió la puerta a los coffee shops que antes eran cafés, vendían café, vendían puro café, pero atrás estaba siempre una persona vendiendo hachís. Ni legal ni ilegal, tranqui, ahí. Y después al final del día le dejaba un porcentaje al dueño del café.
¿Cómo nacieron los coffee shops tal como los conocemos hoy?
Todo el mundo empezó a ir a estos cafés a comprar su hachís para fumar sus porros, entonces algunos coffee shop empezaron en vender cannabis y derivados con más transparencia y ahí el gobierno se dio cuenta de que era mucha la gente que utilizaba los coffee shops para comprar cannabis. Entonces, paso a paso, los partidos más grandes, que en Holanda son los conservadores y los progresistas, acordaron una política de tolerancia que dice: “adentro de tu café podés vender derivados de cannabis”. Y ahí empezó el primer coffee shop, que fue abierto en Ámsterdam al empezar de lo anos ’70: Mellow Yellow. Y de ahí se desarrolló el mercado en Holanda del cannabis. Henk en el 1980 abrió el coffee shop Home Grow Fantasy, el primer coffee shop donde se podía encontrar solamente cannabis cultivado exclusivamente en Holanda . De allí a poco empezó a crecer mucho el mercado de cannabis en Holanda, por supuesto, todo con muchos grises que hasta hoy no se resuelven.
“Algunas personas completamente ajenas al cannabis terminan impulsando decisiones sobre el futuro que no tienen ni sentido, que no son pro-cannabis, son pro-negocios particulares. Eso es lo que me da más miedo”
¿Cómo es eso?
El tema es que en Holanda los grandes cultivos no están permitidos. Entonces tenés esta política de tolerancia, pero mucha gente cultiva de manera clandestina, pero una vez que el cannabis llega al coffee shop se vuelve legal, y es legal la venta. Entonces tenés un como un área gris y todavía se está hablando mucho de cómo cambiar la ley. No regular completamente permitió que haya una parte del mercado que es ilegal, donde hay muy buena y hay gente que lo hace solo pensando en su propio negocio e importa el cannabis desde otros países y lo mete en Holanda. Y eso genera problemas en la calidad de lo que se consume. Están los coffee shops muy buenos, que tienen una producción local, y los coffee shops que tienen producción también de afuera que no se controla.
Suena como un sin sentido
Es totalmente un sin sentido. Limita mucho al cultivador que tiene que cultivar de manera ilegal, a los coffee shops que a veces tienen que comprar desde importadores y no saben cómo fue cultivado el cannabis que van a vender, y al usuario que a veces no puede saber que está consumiendo. Este es un problema más para los coffee shops más turísticos de Amsterdam, los coffee shops más chicos tienen su producción local de la máxima calidad.
Henk van Dalen: el pionero de las semillas feminizadas
¿Y el trabajo de los criadores, como en el caso de Henk van Dalen, cómo se desarrolló en ese contexto?, ¿cómo pudieron encontrar su lugar para trabajar y finalmente llegar a ser lo que son hoy?
Eso fue un buen trabajo y de coraje de parte de Henk: ha hecho gran parte de su producción de manera ilegal, o “underground”, como nos gusta decir. tratando de protegerse al máximo y expandiéndose paso a paso. Henk vio rápidamente que estaba creciendo un mercado. De hecho, él con dos o tres holandeses más crearon el mercado de las semillas.
¿De qué manera lo hizo?
Henk viajaba por todo el mundo, por lugares como Afganistán, Tailandia, el sur de África, coleccionando semillas autóctonas. En los años 70, al mismo tiempo, Ámsterdam era el puerto de barcos más importante de Europa, donde llegaba todo, entonces llegaba también el cannabis, que después se repartía en los coffee shops y por toda Europa. Este cannabis no era sin semillas, era cannabis con semillas adentro, era cannabis de Sudáfrica, de la zona de Durban, lo llamaban prensado sudafricano. Muy famosos en esta época fueron los Thai Stick, los “palos de cannabis tailandeses”, venían enrollados y sujetados con una cuerda, escondidos dentro de diferentes tipos de recipientes. Entonces a Henk, que estaba ya en el rubro y tenía contacto con coffee shops y todo, la yerba que llegaba le llegaba también con semillas, y eran semillas realmente autóctonas, porque eran todas variedades autóctonas de estas áreas. Entonces empezó a coleccionar semillas y a hacer su primer cruces.
¿Cómo obtuvo esa información?
Él era estudiante de biología, terminó la Universidad de Biología de Ámsterdam y ahí empezó a trabajar con el cannabis como pasión. Empezó a hacer su primer cruces, con semillas autóctonas, y empezó a ser famoso en la comunidad cannábica de Ámsterdam porque todo el mundo sabía que las semillas de Henk (estamos hablando de los años 70), eran de una calidad increíble y podían obtener cannabis muy bueno de esas semillas. Henk empezó a compartirla con algunos cultivadores. Y, por supuesto, estaba en contacto con grandes cultivadores. Y después, en una comunidad tan pequeña, la voz empezó a correr y los coffee shops empezaron a preguntar por las semillas de Henk. Y ahí empezó a entender que no sólo había un mercado de hachís y flores, sino también un mercado para la semilla, y se preguntó lo obvio: “¿por qué no empiezo a hacerlo como trabajo afuera del coffee shop?”. Y de ahí empezó a hacer semillas para vendérselas a los primeros coffee shops de Ámsterdam. El turismo cannábico explotó, porque era el único lugar del mundo donde se podía ir a fumar legalmente. Entonces estadounidenses, todos los europeos, de Rusia, toda la gente que pudo viajó a Ámsterdam y eso hizo que creciera velozmente el mercado de las semillas.
“Hoy el 99% de las semillas que se comercializan son feminizadas. Tenemos feminizadas fotoperiódicas y autoflorecientes. En los últimos años en algunos países ya se cultivan casi un 50-50%”
¿Es decir que el desarrollo de la experiencia de un criador como Henk, el mercado de semillas y los coffee shops son partes inseparables de la misma historia?
Claro. Muchos años después, cuando ya tenía un mercado, ya tenía clientes y todo, oficialmente Henk creó y fundó su banco de semillas Dutch Passion en el 1987. Y ahí empezó a vender semillas en todo el mundo. Una gran apertura internacional fue en el 94, cuando desarrolló la primera página web para la venta de semillas del mundo, que fue como muy raro, porque no se podía hacer pagos online, no se podía hacer pedidos online, entonces tenías que descargar un formulario en papel con las variedades, poner la cantidad, poner el dinero en un sobre y después, un mes o un mes y medio después, te llegaban las semillas. Una locura. Pero fue una decisión de vanguardia. Fue la primera web de venta de semillas y además creó el primer catálogo impreso en 1996, en cuatro idiomas: holandés, alemán, inglés y francés.
¿Es decir que Henk fue como un “internacionalizador”?
Exacto. Él quería hacer las cosas lo más internacional posible, para que los autocultivadores de todo el mundo puedan cultivar la mejor genética. Y el boom de la explotación de Dutch Passion fue cuando él descubrió la técnica de la feminización de las semillas. Henk inventó la técnica de feminización de las semillas, el empezó a estudiar sobre diferentes técnicas, convencido que se podían obtener las semillas feminizada desde las producción de semillas de cannabis. Estudiando junto a un conocido biólogo de India, que estaba investigando la fórmula para desarrollar las semillas feminizadas de algunas verdura con buenos resultados. Henk aplicó una técnica similar sobre la planta de cannabis. Y desarrolló después algunas pruebas y entendió que era posible hacer la semilla feminizada de cannabis. Y eso fue la revolución para todos. Imaginen que antes sí o sí tenías que enfrentarte al trabajo de cultivar muchas plantas y gastar muchos recursos en plantas macho. No siendo un criador es un trabajo enorme que deshechás.
¿Cómo encontró el método?
Ahora puede parecer simple, pero fue estudio, trabajo e intuición. Henk descubrió que dejando la planta hembra florecer más tiempo que el que ella necesita, se empiezan a formar flores macho en las flores hembra. Eso genera una autopolinización. De esa manera la planta se garantiza producir sus propias semillas, mantener la especie, tener autonomía. Henk estudiando el polen que se generaba a partir de este estrés en el mecanismo biológico descubrió que este polen era macho pero con cromosomas XX, es decir femeninos. Entonces poniendo XX sobre un XX, el resultado es XX. Así fue como utilizó este polen sobre una hembra y cosechó, recogió las semillas, plantó 100 y salieron las 100 hembras. Y ahí todo cerró el proceso: “Muy bien, tengo las semillas feminizadas”.
¿En qué año lo hizo?
En 1998. Y ahí, por cinco o seis años, Dutch Passion fue el único banco que tenía semillas feminizadas, y comenzó a venderlas en todo el mundo. Después Henk empezó también a hacer colaboraciones con otros bancos, y en 2003, más o menos, también otras empresas, otros bancos, empezaron a vender sus primeras semillas feminizadas. Y ahí fue la gran revolución del mercado de la semilla internacional.
Y eso cambió todo.
Cambió completamente. Hoy tenemos que pensar que el mercado es alrededor del 99% feminizadas. Y en las feminizadas tenemos una distinción que son: feminizadas fotoperiódicas y autoflorecientes. En los últimos años en algunos países ya se cultivan casi un 50-50%.
Cómo cultivar variedades autoflorecientes
¿Qué opinión te merece como cultivador una variedad autofloreciente?
La autofloreciente empezó con el estudio de una planta que se llama ruderalis, que es una planta que se desarrolla en el norte de Rusia, y florece en áreas donde para una temporada de cuatro o cinco meses tienen 24 horas de luz. Y por esto es que no es dependiente del fotoperíodo. En la primera mita de la década del 2000, algunos criadores empezaron a interesarse en esas variedades. Quien dio el salto fue Sasha, un gran breeder de Canadá quien por entonces era un estudiante universitario. Un amigo le llevó unas semillas de ruderalis y él comenzó a estudiarlas. El primer linaje fueron las Mexican Rudy y también las William Wonder que llegaba de Super Sativa Seed Club. El tema es que la producción era muy mala. Desarrollaban muy poco, eran plantas con flores muy abiertas, muy parecidas al cáñamo. Entonces, Sasha empezó a trabajar sobre la estabilización y el desarrollo genético de la ruderalis. Entonces empezaron a cruzarla con índicas y sativas, haciendo híbridos, para ver los resultados.
¿Cómo fue ese proceso?
Los primeros experimentos de la variedad de autoflorecientes de Dutch Passion, fueron con base genéticas de Sasha y el ayudo de diferentes breeder colaboradores de Henk en europa, fueron la Taiga #1 y la Tundra #1. Unas de las primeras del mercado mundial. Se llegaron a comercializar y los feedbacks fueron terribles. ¿Eso por qué? Porque eran las primeras, pero Henk siguió estudiándolas porque veía un gran potencial de futuro. Después se desarrollaron la Taiga #2 y la Tundra #2, y con los años la calidad fue mejorando notablemente.
¿Cuáles fueron esos primeros resultados?
En principio lograron tener plantas muy rápidas que no dependían del fotoperíodo, algunas llegaron a tener flores más parecidas a las índicas y las sativas, bien compactos. Pero mi opinión y la de muchos, es que las primeras autoflorecientes eran muy malas. Salían plantas de 15 ó 20 centímetros, florecían muy mal, tenían flores muy abiertas como el cáñamo, tenían niveles de cannabinoides muy bajos. En teoría era una buena idea, pero en la práctica era súper fea. A partir de ahí para algunos años se instaló la idea de que las autoflorecientes no son de buena calidad, que no puedes cosechar flores de buena calidad.
¿Eso dejó de ser así?
Bueno, las cosas cambiaron mucho, porque gracias a la selección genética, generación tras generación hemos llegado a un nivel de autoflorecientes cuya calidad de flores es muy parecida a la de sus hermanas fotoperiódicas. Entonces tenemos un nivel de flores, de terpenos, de sabores y de nivel de cannabinoides superior, que puede llegar al nivel de las fotoperiódicas. Son plantas que yo recomiendo mucho a la persona que quiere hacer un ciclo rápido, necesita plantas más pequeñas para discreción.
¿Son una alternativa para exterior?
Para exterior están bien, necesitan muchas horas de luz y en interior se desarrollan muy bien, tanto en cultivo hidropónico como en tierra. Nosotros recomendamos 20 horas de luz constante desde que empieza hasta la cosecha, y es muy importante mezclar un 50% de fibra de coco en la tierra. Hacer esta mezcla en un 50 y 50, para tener un sustrato muy suave. Esto ayuda muchísimo porque en la vida de la autofloreciente, buena parte del partido se juega en las primeras tres semanas: si la raíz tiene un buen desarrollo ahí vas a tener una buena planta autofloreciente.
En general se relaciona la idea de autoflorecientes o automática con un cultivo sencillo, pero no suena necesariamente así
No, tiene sus desafíos. Son plantas que si se estresan, que puede ser frío, una mala tierra o una mala fertilización, detiene su crecimiento, no importa si es a los 10 centímetros o 20 centímetros, y empieza a florecer. Y de ahí ya está, no podés hacer nada más. Cuando tenés una autofloreciente las cosas no son más fáciles, requiere su cuidado particular.
¿Más allá de haber mejorado el rinde, qué niveles reales de cannabinoides puede alcanzar una autofloreciente?
Tenemos un análisis reciente, sobre dos variedades autoflorecientes de Dutch Passion. Una es la Auto Cinderella Jack la otra es la Auto Skywalker Haze. En la Auto Cinderella Jack registramos un 25% de THC. Pero en la Auto Skywalker Haze, llegamos a un 26.8% de THC. Es algo que no imaginábamos, algo bestial. Podemos decir que hoy es la autofloreciente más potente en THC.
¿Y de qué depende que se llegue a esos niveles?
La genética ya lo permite, pero para alcanzar el máximo de rendimiento es como con todo cultivo: depende mucho de los cultivadores y de lo que quieren. Y además, más allá de los niveles de THC, tiene otras ventajas. Por ejemplo, si cultivás solo en exterior, podés poner un número de plantas fotoperiódicas, que vas a cosechar al final de la temporada, y sumar también plantas autoflorecientes. Así podés tener una cosecha intermedia, después de un mes y medio. Nuestras variedades, tienen 10-11 semanas de ciclo de vida, podés tenerlas a veces por tiempos más largos, a diferencia de otras autoflorecientes. Eso permite que tengas plantas XXL en poco tiempo.
THC, CBD y los “nuevos” cannabinoides
Hablamos de THC y de CBD, ¿están trabajando en el desarrollo de variedades donde haya buenos niveles de otros cannabinoides?
La idea es siempre desarrollar algo nuevo, descubrir algo nuevo. Llegamos a un punto,ok, ¿cuál es el próximo? Más o menos esa es la mentalidad de Dutch Passion, de todo el equipo. Y entonces por más de 25 años toda la producción de semillas, de genéticas, sobre todo en Holanda, porque todo empezó ahí, se focalizó en la producción de plantas y de variedades con alto contenido de THC que es lo que la gente buscaba al principio. Hoy podemos llegar a un 29 ó 30% de THC. Pero el banco entendió que había más por descubrir. El equipo ya sabía que adentro del cannabis no está solamente el THC, están muchos otros cannabinoides, de los que aún ni siquiera conocemos todos. Dutch Passion empezó a trabajar en el 2012 con la CBD Crew en un proyecto para desarrollar unas de la primera variedad con alto contenido del CBD, pensando que el CBD podía ser una revolución sobre todo en el mundo del cannabis medicinal. Llegó a estabilizar una primera variedad que se llama CBD Skunk Haze, que tiene un ratio de 1:1, que tiene un 8 ó 9% de THC, y un 8 ó 9% de CBD. Son variedades, ésta con un ratio 1 a 1, muy buenas a nivel terapéutico. De ahí claramente viendo los resultados médicos y de buenas plantas, fuimos desarrollando variedades con altos porcentajes de CBD.
¿Y más allá del CBD?
Las inversiones más grandes que estamos haciendo se centran en desarrollar variedades con otro nivel de cannabinoides, que son los más desconocidos en realidad. Lo que pensamos es que aún estamos trabajando solo con un 10% de la planta, falta muchísimo. Entonces hemos desarrollado una de las primeras variedades de CBG, la CBG FORCE porque el CBG es un cannabinoide que podemos llamarlo “primordial”, porque es el primero que se va formando. Y después en su forma ácida, se transforma en todos los otros cannabinoides. Entonces a nivel de nuestros receptores, del CB1 y CB2, se recibe muy bien. Por eso, para alguna enfermedad va a ser muy bueno y a veces mejor que el CBD. Después tenemos una CBG, la primera autofloreciente, la Auto CBG Force. Y tenemos la primera variedad del mundo feminizada y fotoperiódica con alto contenido de THCV, la THC-Victory en un ratio 1:1 de THC-THCV, es muy interesante para el tema de la obesidad, porque quita el hambre, al revés que el THC. Los estudios están señalando con mucha fuerza que puede ayudar a tratar la diabetes de tipología B y para el flujo de la sangre.
“Nosotros no queremos decirle a la gente ‘esta variedad va a curar tu enfermedad’. Ese no es nuestro trabajo y no queremos hacerlo. Nosotros siempre decimos que nosotros no somos doctores. Pero, por suerte, el trabajo entre criadores e investigadores es bastante paralelo”
¿Cómo es el trabajo entre criadores y médicos?
En Dutch Passion desarrollamos genética, y después el trabajo de los doctores y la investigación terapéutica no la hacemos nosotros. Esta es una parte. Nosotros no queremos decirle a la gente “Esta variedad va a curar tu enfermedad”. Ese no es nuestro trabajo y no queremos hacerlo. Nosotros siempre decimos que nosotros no somos doctores. Pero, por suerte, el trabajo entre criadores e investigadores es bastante paralelo. Por ejemplo con el CBD: de pronto se toparon con una variedad que tenía un poco más de 2% de CBD. Y ahí se plantearon llevar desde la selección genética ese porcentaje a niveles más altos. Y diría que con mucha intuición de parte de la industria del cannabis que fue entendiendo la importancia de los cannabinoides con fines medicinales. Y en un punto lo que nosotros hacemos es seguir desarrollando genéticas que apunten a mejorar la disponibilidad de los diferentes cannabinoides. Es un trabajo enorme, con miles de plantas y análisis permanentes. Porque el desafío no es solo encontrar un perfil determinado de cannabinoides, sino también una planta que sea disfrutable y simple de cultivar.
¿Esos análisis los hacen ustedes o trabajan con otras instituciones?
También con otras instituciones, con otros laboratorios de Holanda y España, porque buscamos quizás tener más de un análisis sobre un mismo aspecto, para ir estableciendo promedios que nos den más certezas a partir de un mapa conceptual. Lo hacemos sobre todas nuestras variedades. Cada variedad que lanzamos tiene este trabajo detrás.
Como cultivador y criador, pero también como usuario, ¿qué tipo de variedades preferís?
Me gustan mucho las sativas. También tienen un lugar en mi vida las índicas, pero soy mucho más amigo de las sativas. En ese sentido, me gusta mucho la Skywalker Haze y como híbrido soy fanático de la Orange Bud. Eso no creo que vaya a cambiar. Es de la vieja escuela, me gusta cultivarla, es una planta robusta, fuerte. Su sabor es delicioso, su efecto que es suave pero muy energético. Eso es justo lo que me gusta encontrar en las flores.
La legislación Argentina sobre cannabis comparada con Europa
¿Y cómo ves el escenario en Argentina?
Me gusta mucho el Reprocann. Entiendo que tiene limitaciones, pero es importante que se lo valore, no es algo común. Es más, es algo que otros países deberían evaluar. Con esta metodología se permite a la gente cultivar su propia medicina. Y eso es superador. En Europa, por ejemplo, tenemos en varios países un reconocimiento del uso medicinal del cannabis, pero no hay autocultivo. La gente depende de empresas muy grandes y es la única forma de acceder al cannabis. Eso genera una enorme limitación en el tipo de genéticas a las que podés llegar, no hay muchas opciones. Y si hay algo que el cannabis medicinal dejó en claro es que no podemos universalizar: por más que dos personas tengan la misma patología son personas diferentes y es posible que necesiten plantas diferentes. En Europa, en ese sentido, no somos independientes, no podemos elegir, dependemos de multinacionales que hacen buenos productos, pero muy estandarizados y que, a veces, no llega a cubrir la demanda. Por ejemplo, en Italia es posible que se acabe una partida en septiembre, con lo cual hasta enero la persona no va a tener acceso a su cannabis medicinal por razones de stock. Es una locura.
Y evidentemente se plantea otro tipo de mercado regulado llegado el caso
Claro, te libera de la “big pharma”, permite accesos más democráticos, productores pequeños, costos más bajos. Y fin de cuentas deja en claro algo muy importante: el cannabis es una planta que debe ser considerada como cualquier planta. Como el tomate. Y por supuesto, esto también implica repensar todo: dónde está el límite de lo medicinal. Por supuesto esto no quiere decir que el cannabis es bueno para todo el mundo, pero no es únicamente terapéutico para quien tiene una patología, eso es importante entenderlo.
Eso implicaría una regulación integral que contemple todos los usos ¿qué es para vos lo que no puede faltar en un escenario legal?
Lo primero que tenemos claro es que el autocultivo es la mejor puerta para la legalización. En cualquier regulación eso tiene que estar garantizado. Estamos muy cansados de hacer las cosas de manera “underground”, clandestina. Lo que queremos todas las personas que cultivamos y también las que trabajamos en el mundo del cannabis son reglas claras para que se pueda desarrollar un mercado del sano, limpio, transparente y legal.
¿A qué te referís en particular?
Por ejemplo, si vas a tener un sistema de dispensarios esos lugares tienen que ser lugares donde no sólo puedas comprar una flor, sino también donde puedas aprender sobre el cannabis y sus usos, sobre un consumo responsable. Es clave que se eduque a las personas que están ingresando al mundo del cannabis, sean jóvenes o no tan jóvenes. Esas personas tienen que encontrarse con gente que los informe. ¡Cómo le vas a dar a una persona de 50 años su primer porro con un 25% de THC! Posiblemente va a tener una experiencia mala. En un buen escenario la libertad tiene que estar acompañada de educación. Para mi es el escenario ideal, sabemos que los procesos son largos, pero confío que vamos a llegar.