Entre los desafíos que propone un nuevo modelo de acceso legal a la marihuana, tanto de uso adulto como medicinal, existe uno muy importante: ¿Cómo se asegura la calidad, homogeneidad y seguridad comparable a cualquier otro producto de venta masiva? La tecnología ofrece una respuesta: la máquina que desinfecta cannabis con luz.
Existe un detalle muy específico: la naturaleza intrínseca del producto (materia vegetal con cierto porcentaje de
humedad) lo vuelve extremadamente susceptible a la contaminación.
Hasta hace poco tiempo, en los mercados legales había pocas opciones para lidiar con una cosecha que no superara las pruebas de seguridad y calidad por su contenido de esporas o bacterias.
De acuerdo a las regulaciones en el lugar donde se comercialice, la cosecha se destruye o se realizan extracciones, que sin embargo no garantizan un producto 100% inocuo.
Hace dos años, la empresa Rad Sources anunció el lanzamiento comercial de una tecnología específica para cannabis llamada simplemente “remediación por fotones”.
Parte de la empresa Quastar, que produce sistemas de esterilización para la industria médica, y alimentaria, Rad Sources desarrolló un dispositivo para exponer materia vegetal a una fuente de energía lumínica de onda corta que desinfecta por completo la cosecha sin alterar sus propiedades organolépticas. Se trata básicamente de una tecnología para desinfectar el cannabis con luz.
Es una tecnología similar a la utilizada ampliamente para alimentos, agua potable, instrumental médico o productos farmacéuticos. Rad Sources fue el primer fabricante en diseñar y lanzar un equipo específico para marihuana. Bautizados como RS 420, se pueden procesar desde 500 gramos a 22 kilos dependiendo el modelo.
Similar al proceso que realiza un horno de microondas con las moléculas de agua, los aparatos de Rad Sources inactivan una amplia gama de microbios y patógenos, alterando su ADN e inhibiendo el crecimiento y reproducción.
Ventajas de desinfectar el cannabis con luz
De acuerdo a la empresa, muestra un 99,9% de eficacia frente a microbios que afectan a las plantas, pero también aquellos que pueden provocar un riesgo a la salud en humanos: puede desactivar esporas de Oídio, Botrytis y Aspergillus, pero también distintas clases de levaduras, Salmonella, Escherichia coli, bacterias Gram negativas y coliformes.
Esto es de vital importancia para personas que utilizan cannabis terapéutico. Fumar las flores expone los contaminantes a altas temperaturas y, en la mayoría, este proceso suele destruir las esporas o bacterias.
Pero se trata de algo muy diferente cuando se preparan comestibles o extractos a bajas temperaturas o las personas que utilizan ese cannabis tienen comprometido el sistema inmunológico.
Las ventajas son más que interesantes para la industria cannábica. Se trata de un proceso de remediación mucho más efectivo que la desinfección con gases como el ozono o vapor de peróxido de hidrógeno, ya que penetra en el interior de las flores sin importar qué tan compactas o resinosas sean.
De acuerdo a la empresa el dispositivo muestra un 99,9% de eficacia frente a microbios y patógenos como esporas de Oídio, Botrytis y Aspergillus, distintas clases de levaduras, Salmonella, Escherichia coli, bacterias Gram negativas y coliformes.
Otros tipos de desinfección con rayos, como el uso de radio frecuencia, depende de la humedad de la muestra a remediar y puede alterar las cualidades de los cogollos al producir focos de calor.
En cambio, la remediación por fotones se realiza a temperatura ambiente y no altera la estructura química de sustancias volátiles como los terpenos, ni produce descarboxilación de los cannabinoides, conservando intactas las propiedades medicinales y psicoactivas de los cogollos.
Además se pueden reducir los costos en análisis “fallidos”, es decir, aquellos obligatorios por las regulaciones pero que arrojan un resultado que impide comercializar la cosecha.
No todo son ventajas: la técnica también tiene sus limitaciones, ya que todavía no se puede remover metales pesados, pesticidas y otros contaminantes no biológicos sin alterar la estructura física de la flor.
Si bien los modelos más chicos pueden transportarse relativamente fácil, la portabilidad es un problema en el caso de los dispositivos de mayor tamaño, más apropiados para la producción intensiva.
Por otro lado, muchos pequeños y medianos productores no pueden alcanzar los elevados costos de estas tecnologías y continúan apostando a una mejor conservación post cosecha.
De todos modos, el cannabis “irradiado”, como sucede con frutas y verduras, empieza a pisar fuerte en un mercado que apuesta a lo seguro, sea para proteger a los usuarios/clientes como para reducir perdidas.