Skip to content Skip to sidebar Skip to footer
Gustavo Jaiyes / Revista THC

Se lanza Sweed Lab: el primer banco de semillas de cannabis legal de Argentina

Desde que a mediados de este año el Estado nacional autorizó la comercialización legal de semillas de cannabis, la industria del país ha dado pasos notables. La primera de ellas fue el lanzamiento de Criar: una cooperativa local que produce semillas. Ahora, la última novedad es que ya existe el primer banco legal de semillas de cannabis de Argentina bajo un contexto regulado. Se trata de Sweed Lab, un emprendimiento que nació en la clandestinidad y hoy cuenta con una variedad registrada.

En los últimos días, el Instituto Nacional de Semillas (INASE) registró la genética creada por Sweed Lab. De esta manera, se inaugura el banco de semillas de cannabis de Argentina con una variedad mejorada en territorio nacional: la Tropicana WFC. Desde ahora, esta “tarta cítrica” -como le describen el sabor sus creadores- se podrá vender legalmente en todo el territorio nacional.

banco de semillas de cannabis argentina2
Hembra de la variedad Face on fire, revertida en macho para la crianza

Los creadores del primer banco de semillas de cannabis legal de Argentina son Facundo Meligene y Federico Eichhorn. Ellos se conocieron hace casi diez años, cuando compartían escenario en Ramonos, una banda tributo a los míticos Ramones. En uno de los momentos en que el baterista y el cantante se quitaban las máscaras de monos que llevaban mientras tocaban, Facu le presentó una suave y fosforescente roca verde a Fede. Era el primer cogollo que veía en su vida.

Entre acordes, humo y una historia medicinal de por medio, Meligene y Eichhorn construyeron una amistad que se transformó en un compañerismo infranqueable. “Hacemos canciones en forma de semilla y queremos que la gente cante con nuestras genéticas”, dicen los creadores del primer banco de semillas de cannabis legal de Argentina, en un diálogo exclusivo con THC.

Tropicana WFC: la primera genética de Sweed Lab

¿Qué características tiene esta variedad registrada en el Inase?

Facundo Meligene (F.M.): Es alta en thc. En cuanto a sus terpenos, sabe a una tarta de naranjas. Se debe a que su origen parte de una Tangie cruzada con una Girl Scout Cookies. Además, la cruzamos con una variedad llamada Face On Fire, que no le pasa sabor, pero sí la alta producción de resina y estructura de la planta. Además, el 50 % de las plantas dan flores violetas. Era lo que queríamos lograr y lo hicimos. La probamos en interior, exterior y hasta hidroponia. En todos funcionó bárbaro. Tiene un período de 8 a 9 semanas de floración.

banco de semillas de cannabis argentina3
Sweed Lab tiene su propia sala donde produce las semillas de cannabis para el registro en el INASE.

¿Cómo lograron esta combinación de caracteres?

Federico Eichhorn (F.E.): Revertimos una Face On Fire y polinizamos un montón de plantas. Ahí nos dimos cuenta que siempre predominaba la planta femenina. Además, está buenísima esta planta porque aporta desde su fisionomía.

¿Necesitaron de mucha paciencia hasta lograr el hallazgo?

F.M.: Fue mucho de probar y errar. Hasta que nos dimos cuenta usamos un montón de plantas.

F.E.: Tenemos todo registrado por escrito. No es un secreto, es anotar todo: Cuánto tarda en darse vuelta, en empezar a florar, cantidad de sacos de pólem, y más. Todo.

Industria nacional de las semillas de cannabis

¿En qué momento comenzaron a desarrollar la Tropicana WFC?

F.M.: Fue un laburo de muchos años. Arrancó en 2013. Arrancamos con 24 semillas regulares, de las cuales se seleccionaron cuatro hembras y dos machos. Después se hizo polinización abierta y se seleccionaron 50 semillas, donde vuelven a elegirse cuatro hembras. Así sucesivamente.

¿Qué importancia tiene que ese trabajo hecho en clandestinidad ahora pueda registrarse en el Estado?

F.M.: Registramos nuestra genética porque luchamos para que nos dejen trabajar legalmente de esto. Estuvimos tantos años escondidos… hasta que tuvimos la suerte de ser parte de la organización Criacann y luego de la conformación de la cooperativa Criar. Fuimos haciendo los registros en el INASE y un día se abrió la posibilidad de inscribir genéticas nacionales. Nuestro objetivo es trabajar de esto, generar puestos de trabajo y comercializar semillas de cannabis de calidad hechas en Argentina.

banco de semillas de cannabis argentina1
Fenotipo: el 80 % de las plantas de Tropicana WFC son violetas.

¿A dónde se imaginan que llegarán sus semillas?

F.E.: A la casa de todos los cultivadores. De los que quieran hacer aceite medicinal y los que quieran fumar un porro rico. A todos lados. Nosotros apuntamos al autocultivo, no a los proyectos industriales.

¿Qué mirada tienen de la industria nacional del cannabis?

F.E.: Para mi lo más importante es que la formen las personas que vienen hace años movilizándose para que sea legal. Tienen su peso e importancia porque son cultivadores militantes. El conocimiento de la planta está en esas personas Parte de eso tiene que ver con la prohibición, obviamente. Tiene que ser un cambio de paradigma: dejar de ser perseguido y poder trabajar de esto.

Sweed Lab: un banco de semillas de cannabis que pasó de la clandestinidad a ser parte de la industria Argentina

¿Se acuerdan cuál fue su primera semilla?

F.M.: Me acuerdo. La primera semilla que germine fue en 1994; de prensado, claro. Y durante cuatro o cinco años no usé nada de mis cogollos. Apenas largaba los pelitos, cosechaba. No tenía idea.

¿Cómo hiciste para acceder a información?

F.M.: Al principio tenía un amigo que viajaba y me traía la revista High Times. Ahí vi las primeras fotos de cogollos. Me puse a averiguar y empecé. Después anduve un poco por foros, pero tampoco mucho. Me fui amigando con el uso de la compu y arranqué a chusmear en internet. Fui conociendo cultivadores, primero al Pulpo. Más tarde llegaron las primeras marchas en el Planetario, a leer más y probar. La primera semilla de producción propia pasó en los 2000, que estaba revisando y encontré una bolita. Dije ¡Wow! Realmente flashié. Pero no nació. Me fui enterando de la diferencia de machos y hembras, crucé y arranqué con mis genéticas feminizadas a partir del 2007. Ahí me di cuenta que quería un banco de semillas de cannabis.

¿Porqué?

F.M.: Pensaba que en algún momento se iba a poder, si pasaba en otros países. Entonces empecé a guardar semillas.

La madre de Facundo Meningele comenzó a apoyar el proyecto de su hijo, luego de probar aceite de cannabis para tratar las secuelas de un acv.

¿Porqué se te ocurrió producir semillas?

F.M.: Antes no había acceso. Se fumaba siempre lo mismo. Lo que había afuera no se podía conseguir. Así que empezamos a meterle a todas las plantas que teníamos guardadas y combinarle sabores. Queríamos fumar eso y lo fuimos a buscar.

¿Qué impacto puede tener en la cultura y la industria una genética nacional de cannabis como la de ustedes?

F.E.: Puede traer creatividad. Usar distintas plantas te causan distintas cosas… Para mí lo importante es que genere felicidad. La persona como nosotros, que cultiva y usa la planta, cada vez que tiene un nuevo ejemplar tiene una nueva relación. Primero, a nosotros nos trae felicidad. Esto es un trabajo, pero no lo siento así. Interpretar las necesidades de los seres vivos, como una planta, es terapéutico.

¿Cómo fue su encuentro en la industria del cannabis?

F.E.: Facu fue el primero que me acercó una flor. Ahí tuvimos nuestra conexión cannábica. Yo solo había fumado prensado… Tiene un gran sentido cuando él me da las primeras flores. Es mi maestro que me enseña y también un compañero.

Un encuentro punk

¿Cómo se conocieron?

F.E.: Nosotros teníamos una banda juntos. Ramonos se llamaba; era un tributo a los Ramones.

¿Cómo llegan a pasar de la música al primer banco de semillas de cannabis de Argentina?

F.E.: Pasó que habíamos tenido una idea de trabajar en relación al cannabis. Y yo cobré un dinero por un accidente que tuve y me di cuenta, en un momento que no tenía nada, que era lo que quería hacer. Lo encaré después de un ensayo y le dije: -tengo la plata y quiero laburar de esto-. Él me contestó que quería un banco de semillas. -Y bueno, hagámoslo-.

¿Tuvieron otras experiencias alrededor de la planta que los haya convencido que era el camino correcto?

F.M.: La historia medicinal de mi madre.

¿Qué le sucedió?

F.M.: Ella tuvo un acv hace algunos años. Yo ya venía colaborando con Mamá Cultiva Argentina y ahí aprendí sobre el aceite de cannabis. Entonces, le empecé a insistir para que probara porque tenía espasticidad y no podía abrir la mano. Además le costaba dormir y le agarraban calambres. La convencí y tomó unas gotas. Al otro día me llama diciéndome que había abierto la mano. En ese momento se abrazó a la planta y le conté lo que quería hacer. Me apoyó completamente, al igual que mi viejo. Ella se terminó copando y hasta me ayuda a regar las plantas o separar semillas. Esto es una familia.

¿Qué aspecto del punk sigue vivo en su nuevo proyecto?

F.M.: Haber arrancado ilegalmente y haber ido contra el sistema.

F.E.: Lo contracultural. Tiene mucho que ver con la libertad de hacer lo que a uno le gusta.

¿Qué esperan de sus semillas de cannabis?

F.M.: Teníamos una banda mega under y soñábamos con llenar un River. Con esto es lo mismo: hacemos canciones en forma de semilla y queremos que la gente cante con nuestras semillas.

banco de semillas de cannabis argentina4
“Lo más importante de la industria es que la formen las personas que vienen hace años movilizándose por la causa”, dice Federico Eichhorn.