A lo largo de sus primeros dos años de vida, un bebé puede llegar a usar alrededor de seis mil pañales. Las empresas del sector estiman que un recién nacido necesita hasta ocho unidades por día. Su consumo baja recién al segundo año de edad. Si a esos datos se suma que estos productos están hechos de materiales como plástico y algodón y que, además, el 92% de ellos terminan enterrados en basureros, –lo que representan 3.6 millones de toneladas de desperdicios–, el resultado de la ecuación es uno solo: contaminación ambiental. Pero ahora existe una opción sustentable: los pañales de cáñamo.
“La única contra es la falta de industria nacional y su valor al importar la materia prima. Un pañal de cáñamo es más caro que uno de algodón”, dice Erika Pedetti, fundadora de Ecomamis.
Una contaminación constante
“El uso de pañales desechables durante dos años y medio conlleva una emisión de 550 kg de dióxido de carbono aproximadamente”, destaca un informe de la Agencia de Medio Ambiente del Reino Unido. Mientras que la organización Real Diapers asegura que este producto representa el 4% de los desechos sólidos a nivel global.
A todo esto se suma que los pañales tradicionales están hechos con materiales contaminantes. Algunos de ellos son una capa exterior de plástico, un núcleo de fibra de celulosa y poliacrilato de sodio (conocido como SAP), cierres de velcro, gomas y barreras elásticas y adhesivos. Algunos de estos pueden tardar siglos en descomponerse y contienen toxinas peligrosas para los bebés.
De hecho, un reporte llevado a cabo por una agencia del Ministerio de Salud de Francia afirma que el 90% de los infantes están expuestos a sustancias dañinas por el uso de los pañales tradicionales.
En los últimos años, la respuesta que se estableció para todas estas problemáticas es el uso de pañales reutilizables hechos con fibras sustentables, como es el caso del cáñamo. Si bien aún no han ganado masividad en el mercado (los pañales desechables son un negocio de 71 mil millones de dólares al año y el 95% de las familias en Estados Unidos aún los utiliza), cada vez más padres y madres los implementan con el objetivo de cuidar tanto al medio ambiente, como así también la salud de sus hijos.
Cómo se hacen los pañales de cáñamo
“Dentro del mundo de los pañales de tela, el cáñamo es usado hace tiempo. Tanto en formato pañal o en absorbentes, que son los paños que absorben el pis y van dentro del pañal”, le cuenta a THC Erika Pedetti, fundadora del emprendimiento Ecomamis. Y agrega: “Estos tipos de pañales o absorbentes se consiguen en el exterior, China o Estados Unidos, pero a precio dólar. A esto hay que sumar envíos, impuestos, aduana, etc”.
Estados Unidos es uno de los países líderes en la producción de pañales de cáñamo. En los estados que regularon la industria de la planta, decenas de empresas los fabrican y venden al por mayor. Una de ellas es Bebeegreens, ubicada en Carolina del Norte.
“Nuestro pañal de tela orgánica es una inversión en sus pequeños, así como una inversión para reducir los desechos de los vertederos, el uso de fibras tratadas químicamente y el gasto”, cuentan desde la compañía estadounidense. Y luego, suman que “el cáñamo es una de las fibras más biodegradables y sostenibles del mundo. Los aceites naturales contienen propiedades antimicrobianas que resisten el moho, los hongos y las bacterias que pueden causar irritación de la piel. En combinación con su transpirabilidad única, esta fibra densa absorbe cuatro veces más que el algodón solo”.
Si bien es posible importar estos productos en Argentina, un pañal de tela de cáñamo cuesta alrededor de veinte dólares. Al cierre de esta edición –y al tipo de cambio oficial–, eso se traduce a más de cinco mil pesos, sin incluir los impuestos aduaneros para ingresarlos al país. Por ese motivo, en la Argentina surgió una pequeña industria local que tiene como objetivo ofrecer esta opción a precios razonables y accesibles para las familias que optan por los pañales de cáñamo.
La situación en Argentina
A través de un grupo de emprendedores que importan tela de cáñamo desde la India, Pedetti produce los pañales reutilizables de cáñamo en el país. “Empecé con un kit de un pañal, un plano y un absorbente que fue enviado a una mamá pañalera y asesora de pañales para que lo testeara”, recuerda en la charla la fundadora de Ecomamis.
“Luego de su devolución, hice cambios para terminar en el producto que ofrezco hoy en día. Son pañales ajustados de cáñamo, planos, absorbentes combinados con cáñamo y algodón”, continúa Pedetti.
El beneficio más destacado de los pañales de cáñamo es la durabilidad de la fibra del hemp, que resiste más a los lavados. Además, la absorción es mayor a la del algodón y hace que el pañal sea óptimo para su uso. Por otro lado, al ser una fibra natural y compostable que no genera residuos a la hora de su descomposición, también tiene ventajas para el medio ambiente.
Por día, se tiran a los basureros unos 3.6 millones de toneladas de pañales.
“La manufactura de pañales desechables desperdicia 2 o 3 veces más agua que los pañales de tela. Además, las estimaciones indican que se pierden hasta 200 mil árboles cada año para fabricar pañales desechables para bebés solo en los Estados Unidos”, afirman en Real Diapers. En esa línea, el cultivo de cáñamo no daña la tierra como sí lo hace el algodón
“La única contra es la falta de industria nacional y su valor al importar la materia prima. Un pañal de cáñamo es más caro que uno de algodón”, reflexiona Pedetti. Actualmente, una bolsa de 110 pañales tradicionales tiene un valor promedio de 4.500 pesos.
“Hoy un ajustado de cáñamo está entre 3500 y 4500 pesos”, cuenta la creadora de Ecomamis, que intenta reducir su ganancia para que más familias accedan al producto. “Me manejo por tandas de 5 a 10 pañales. Una vez vendidos, vuelvo a confeccionar”, revela. Y concluye: “Por suerte la respuesta es muy buena. Los usuarios están conformes con el material”.