Uno de los usos medicinales más conocidos de la planta de cannabis es el tratamiento de la epilepsia. En el mundo son miles de personas las que eligen el cannabis para tratar la epilepsia, por sus resultados innovadores y la falta de efectos adversos.
La epilepsia es una condición en la que las personas que la padecen experimentan convulsiones frecuentes o esporádicas y su tratamiento es complejo al tratarse de una patología que puede generarse por un trastorno genético o adquirirse por una lesión traumática como un accidente o un derrame.
Tamara pasó toda su vida sin saber que sufría epilepsia. Se hizo muchos estudios, pero los médicos vincularon sus continuos desmayos a situaciones de estrés. Recién en 2017 la diagnosticaron. Hace años es usuaria de cannabis, pero ahora entiende y abraza mucho más su relación con la planta.
¿Cuándo comenzaron los síntomas?
Empecé a desmayarme a los 5 años. Igual mi primer episodio fue a los 6 meses y los médicos le dijeron a mi mamá que tenía espasmo del sollozo. En los 80 no había ni resonancias aún, entonces pasaban estas cosas. Después a los 5 años, me hicieron controles con neurólogos, pero nunca notaron la epilepsia.
¿Y qué decían los médicos?
Cuando ya visitamos con mi familia a neurólogos, en ese entonces se lo adjudicaban a situaciones estresantes, como la separación de mis viejos por ejemplo. Entonces no tenía ningún tratamiento recomendado. Lo que me pasaba era que sufría ausencias totales, tenía desmayos con desconexión absoluta en donde incluso tenía pérdida de control de esfínteres y mis manos se ponían rígidas y en forma de garra. Siempre fue una situación muy fea. Y lo peor fue no saber a qué se debían esos episodios.
¿En qué momento descubrieron la patología?
Yo trabajo en Salud desde los 20 años y en todos los análisis que me hice, nunca me encontraron lo que tenía. Me hice de todo. En los últimos años, mis compañeras del hospital donde trabajo me insistían: “Lo tuyo no son desmayos normales o estrés, tenés algo neurológico”. Entonces empecé a hacerme todos los estudios y me salieron sin particularidades. Pero en 2017 visité a un neurólogo y ya en la evaluación clínica, me diagnosticó la epilepsia.
¿Cuál fue el tratamiento recomendado?
Intentó medicarme, pero a mis 40 años ya me parecía muy invasivo. Por el daño que genera la ingesta de fármacos, tomé la decisión de no arrancar con el tratamiento recomendado, que incluían comprimidos a la mañana y a la noche. Además porque no tengo tantas convulsiones como cuando era chica.
¿Cómo cesaron las convulsiones?
Desde que empecé a fumar marihuana, a los 18 años. Desde ahí, notamos con mi familia que los desmayos eran cada vez más espaciados y siempre se lo adjudicamos al uso del cannabis. Yo siempre sentí que me hacía muy bien, pero como eran otras épocas, nunca lo había hablado con los médicos. Tampoco había tanta información. Por suerte en mi casa lo supieron desde ese momento y me apoyaron.
¿Y con el neurólogo no hablaste del uso del cannabis?
Sí, tuve una charla con otro neurólogo sobre cannabis, pero no fue una buena experiencia. En el 2017, me diagnosticaron epilepsia y fue justo el año en que entró en vigencia la Ley de Cannabis Medicinal. Entonces, como empezó a circular más información, volví a tener una entrevista con un neurólogo para plantearle el uso que le venía dando al cannabis desde hacía años. Le conté que vivía sola con mi hija, a la cual tuve que preparar para que sepa cómo actuar ante una convulsión mía, le conté que usaba cannabis hacía años y que desde que comencé a utilizarlo a diario, no tenía prácticamente convulsiones. También le conté que a medida que fue pasando el tiempo, las convulsiones se fueron espaciando más y que quería ver la posibilidad de que me diera una indicación médica para el uso del cannabis. Pero me dijo que bajo ningún punto de vista apoyaba esa decisión y aunque no lo pude creer agregó que las personas que fuman “se ponen bobas”. Increíble lo desactualizado que se puede estar, pero es real y triste.
Trabajando en Salud, ¿te chocó la respuesta del doctor?
Es horrible que sucedan estas cosas y más con los avances que hubo en el país con la Ley de Cannabis Medicinal, que por ahora sigue siendo una ley mala porque los usuarios y cultivadores continuamos desprotegidos, siendo allanados y muchas veces detenidos. Sin la vigencia de la nueva reglamentación, las personas que necesitamos el cannabis seguimos en la clandestinidad o nos enfrentamos a médicos desinformados. Creo que con esta ley, los médicos deberían tener capacitaciones para no tener este tipo de respuestas ante un paciente.
¿Y qué hiciste?
Como mi neurólogo me descartó el cannabis y eso me hizo ruido, vi otros médicos que sí escucharon mi voz y me indicaron el uso del cannabis y sus derivados. Ahora estoy esperando que entre en vigencia la nueva reglamentación para hacer los trámites para el Reprocann.
¿Cultivás?
No cultivo yo directamente, me cultiva mi hermano desde hace más de 13 años y colaboro en lo que puedo. Voy aprendiendo poco a poco para poder iniciar mis cultivos cuando tenga un lugar. La casa en que vivo es chica, sin patio y estoy con mi hija, se me complica, por eso nos damos un mano en familia. A veces también colaboro para hacer el aceite, ya sea el mío o de otras personas que colaboramos en el barrio.
¿Qué uso le das al cannabis?
Le doy un uso continuo a diario, porque me gusta mucho además de que me hace bien. Aceite tomo a la mañana y a la noche, tres o cuatro gotas. Durante el día, cuando no estoy en el trabajo, fumo porro armado o cogollos en el vaporizador.
¿Qué hubiera sido de tu epilepsia sin el cannabis?
Cada persona asimila los cannabinoides de manera diferente. A mí me hace muy bien y no dejaría nunca de usarlo, porque además me gusta. Si no hubiera llegado al cannabis, estaría tomando un montón de pastillas de por vida y sufriendo otro tipo de dolencias por sus efectos colaterales. Con el cannabis puedo seguir mi vida con absoluta normalidad.