Como ya sabemos, el agua en el cultivo es un elemento indispensable. Pero no sólo para las plantas vivas: en una cantidad muy pequeña, casi indetectable, el agua es fundamental para la textura de las flores. Esta es una guía para humedecer cogollos muy secos y retornarlos a su mejor forma.
Una vez cosechadas las plantas y manicuradas las flores, éstas deben secarse por dos motivos: el principal, para poder usarse, el secundario para descarboxilar los principios activos y volver psicoactivos los cannabinoides. Pero secarse no implica desalojar totalmente el agua en el interior de los tejidos vegetales. Más bien implica evaporar la cantidad justa de agua y obtener una textura ideal.
A su vez la textura es determinante para algunos usos, principalmente el cannabis fumado. Un porcentaje de humedad ideal, es decir la cantidad de agua distribuida en los tejidos de la flor, influirá en la experiencia al marcar la velocidad con que se queman las flores. No solo por la cantidad de agua en los tejidos sino también en la homogeneidad de las flores molidas, factor que influye en un correcto armado.
En el caso de las extracciones la textura, traducida en un porcentaje de humedad, influye en el resultado. En el caso del hachís al agua, flores muy resecas y quebradizas suelen desprender mayor cantidad de materia vegetal, contaminando la extracción. En el caso del rosin, un porcentaje de humedad más alto que en los cogollos para fumar permite una mayor fluidez de la extracción hacia afuera de la prensa.
En general, se estima un procentaje de humedad apropiado entre el 6 y el 15%, con un 9% a 12% como el punto ideal.
¿Qué pasa si los cogollos están muy secos?
Aunque existen múltiples razones por las cuales una cosecha puede secarse a un punto perjudicial, las más comunes son un secado excesivo antes del curado o una mala conservación. Basta una simple prueba con el paladar para detectar dónde se originó el problema.
El secado óptimo de la cosecha debe realizarse a unos 18° a 20°C y un porcentaje de humedad ambiente que no supere el 50%. Una vez que las flores se desprenden fácilmente de las ramas se considera que la cosecha está lista para enfrascarse. Por supuesto el tiempo que demora este proceso no sólo depende de las condiciones ambientales del espacio de secado sino también del tamaño de las flores y el clima en el exterior.
Si el espacio de secado no posee aislación total del exterior, un cambio repentino en las condiciones climáticas puede impactar en el porcentaje de humedad de las flores, aumentando la humedad o al contrario, secandolas demasiado.
Las flores que se secaron demasiado rápido poseen un sabor fuerte a clorofila, que demora más en degradarse. Aun con un buen curado, este efecto será notable. Por otro lado, puede suceder que al almacenar una cosecha seca al punto ideal, esta textura se pierda debido a recipientes deficientes. No es tan notable como en el caso de las flores secadas muy rápido pero se puede apreciar un cambio en los sabores y especialmente en los aromas.
Los cogollos demasiado secos no sólo se desmenuzan en una textura polvorienta poco adecuada para armar o vaporizar, sino que también pierden gran cantidad de aromas y sabores. Esto se debe a que precisamente se trata de sustancias volátiles que se evaporan con mucha facilidad y se pierden en el mismo intercambio de gases que causó la pérdida del agua dentro de los tejidos: la falta de hermeticidad.
¿Cómo humedecer cogollos muy secos?
Una manera de devolver algunas características a cogollos demasiado secos es rehidratarlos, aportando una cantidad controlada de humedad hasta alcanzar la textura deseada. Por suerte existen varias opciones que pueden ayudarnos a recuperar el estado ideal de las flores, aunque no devuelven las sustancias aromáticas pérdidas.
La técnica más común y económica para humeder cogollos muy secos es usar una servilleta de papel apenas humedecida en la tapa del frasco y dejarla hasta que apreciemos que los cogollos recuperan una textura más esponjosa. Se debe prestar especial atención al tiempo que aplicamos la servilleta para evitar excesos que puedan generar hongos u olor a humedad.
Una opción ecológica es el uso de discos o monedas de arcilla porosa que se mojan antes de introducir en el recipiente junto a las flores para humedecer cogollos muy secos. Funcionan de manera similar a las servilletas, de una manera más eficiente, son reutilizables y no afectan el sabor de las flores.
La opción más eficiente es el uso de sobrecitos de hidrogel, compuestos por papel y un gel capaz de mantener la humedad en un 62% constante, liberando o capturando el vapor de agua dentro de un recipiente. Tienen un tiempo de vida útil y vienen en distintos tamaños para distintas cantidades de flores.
¿Cómo mantener la humedad de los cogollos?
Más allá de los elementos que podamos utilizar para agregar agua a cogollos demasiado secos, un aspecto fundamental en la conservación de la cosecha es utilizar recipientes adecuados, que impidan el intercambio de aire con el exterior. De esta manera la humedad se conservará por más tiempo, preservando las sustancias volátiles que forman el aroma y el sabor de nuestros cogollos.
Si utilizamos frascos de vidrio es fundamental comprobar que el cierre funcione de manera correcta, además de cerrarlos bien. Una forma es llenarlos de agua y darlos vuelta: si observamos burbujas o gotean, es casi seguro que dejarán evaporar el agua de las flores en su interior. En todo caso pueden usarse bolsas de plástico para reforzar el cierre de los frascos, aunque es preferible utilizar frascos herméticos con sellos de goma y traba en la tapa.
Otro aspecto fundamental además del intercambio de aire en el recipiente es la temperatura a la que exponemos la cosecha. En temperaturas altas, por más que el recipiente se encuentre herméticamente cerrado, la humedad abandonará los tejidos vegetales y se condensará en las paredes del recipiente. Esto es muy fácil de observar dejando un frasco con flores al rayo del sol.
En el caso de querer conservar apropiadamente la cosecha por más de seis meses se recomienda el uso de cierres al vacío, que permiten la evacuación total del aire en el interior del recipiente. De esta manera no sólo retiramos el oxígeno que puede degradar los principios activos y aromáticos sino también reducimos la evaporación de la humedad en los tejidos vegetales.
¿Cómo apurar el secado de cogollos?
Si queremos obtener flores de cannabis de calidad, bajo ningún aspecto es recomendable apurar el secado o cualquier otro proceso del cultivo y postcosecha. Sin embargo, por cuestiones ambientales, de espacio o necesidad, a veces es necesario apurar el tiempo que demoran las flores en secarse.
Lo ideal para apurar un secado es mejorar la ventilación del espacio de secado, reduciendo la humedad ambiente. Es fundamental evitar un aumento excesivo de la temperatura, que contribuye al secado pero va en detrimento de la calidad de la resina, facilitando la volatilización de las sustancias aromáticas.
Debemos tener en cuenta que el tiempo que apuremos un secado incidirá en la calidad final de las flores, tanto en sabor y aroma como en textura. Puede que apurar un día el secado no afecte demasiado, pero períodos más prolongados pueden notarse significativamente y son pocos recomendados. Muchas veces, por apurar el secado podemos terminar teniendo que humedecer cogollos muy secos al momento del curado.