Durante los meses calurosos vemos cómo nuestras plantas avanzan hacia la cosecha. Son tiempos de alegría, pero también de preocupación. No tanto por lo que pasa en los jardines, sino por lo que ocurre en las calles.
En tiempos de prohibicionismo, el verano tiene un retropaladar amargo: hay miles de detenciones a usuarios y usuarias en todo el país.
Es un hecho, quien no está protegido por la ley de cannabis medicinal a través del Reprocann, sigue viviendo en estado de alerta. Pero incluso así, se perciben cambios que empiezan poco a poco a llegar a todas las personas.
Hay casos concretos que anuncian el ingreso a una nueva era. Uno es el de Mar del Plata, ciudad que en vacaciones es uno de los centros neurálgicos de persecución a usuarios y usuarias.
Hasta 2019 la fiscalía de estupefacientes de esa ciudad recibía unas 500 causas mensuales por tenencia para uso personal iniciadas por la policía bonaerense.
En el caso de Mar del Plata las detenciones por tenencia para consumo se redujeron un 70%. ¿Qué pasó?, básicamente hubo personas que asumieron que eso no podía continuar. Así como la prohibición fue una intervención, también lo será salir de ella.
Según afirman desde la propia fiscalía, la mayor parte de su día transcurría archivando estos expedientes: a la angustia de una persona detenida se sumaba el desperdicio de recursos imprescindibles para conducir políticas criminales serias.
Sin embargo, entre el 16 de diciembre del año pasado y el pico turístico de enero, las causas iniciadas por los uniformados no llegaron a las 160.
Hablamos de una reducción del 70%. ¿Qué fue lo que pasó? La respuesta es concreta: hubo personas que decidieron que eso no podía continuar.
En principio fue la sociedad civil, cuando en 2020 la Asociación Marplatense de Cannabicultores presentó un habeas corpus para que cesen de inmediato las detenciones en su ciudad.
Luego fue el poder judicial, cuando el juez de garantías de esa ciudad falló a favor del pedido y cuando esa decisión fue ratificada por la justicia bonaerense prohibiendo además el traslado de personas a las comisarías por causas de tenencia.
También porque la fiscalía especializada de esa ciudad acompañó ese proceso con coherencia, convencida de que su función no es perseguir a personas inocentes.
Hubo, como en todo proceso renovador, posiciones tomadas. De esta manera, lo que se dio en Mar del Plata deja un mensaje para el resto el país: así como la prohibición fue una intervención, también lo será salir de ella.
En paralelo, avanza el plan para que Argentina desarrolle una industria cañamera y para el cannabis medicinal. El presidente de la ARICCAME estableció sus primeros contactos con las gobernaciones para que elijan a sus representantes dentro del Consejo Federal, que es parte de la agencia nacional que regulará lo que, hasta ahora, permiten las leyes argentinas.
Argentina tiene ejemplos cercanos para no copiar errores. Allí están los países que con regulaciones poco planificadas terminaron reproduciendo esquemas de concentración o de nula industrialización
En ese mismo sentido, las autoridades de la ARICCAME convocaron a organizaciones civiles y cámaras comerciales del sector cannábico a una primera ronda de reuniones para recibir información específica y comenzar a avanzar en la reglamentación de cada actividad.
Aunque parezcan acciones alejadas de quienes cultivan en sus casas o trasladan, con o sin permiso, su cannabis por todo el territorio, son determinaciones claves para imaginar un futuro mejor.
Argentina tiene ejemplos cercanos para no copiar errores. Allí están los países que con regulaciones poco planificadas terminaron reproduciendo esquemas de concentración o de nula industrialización, haciendo imposible que millones de personas encuentren en el cannabis una alternativa para ganarse dignamente la vida. De eso también se trata este proceso plagado de contradicciones, de pensar que toda decisión condiciona la vida y el porvenir de otras personas.
A fin de cuentas, el cannabis es una oportunidad para repensar qué tipo de opciones elegimos y qué sociedad queremos.