El microcultivo es una forma de cultivo de interior a escala reducida. Es una práctica que nace como respuesta a la falta de espacio propia de la vida urbana, cuando no hay posibilidad de criar grandes plantas. Actualmente también es una forma de experimentar los límites tanto de la planta como de la persona que la cultiva y de buscar una aproximación artística a la tarea de cultivar.
Como norma general, el microcultivo se realiza en macetas muy pequeñas (recipientes de 500 mililitros o incluso menos) de las cuales espera obtenerse plantas diminutas pero con flores desproporcionadamente grandes. Contrariamente a lo que se suele pensar, el producto de esta forma de cultivo no tiene nada que envidiarle en cuanto a calidad a un cultivo tradicional, aunque sí en la cantidad.
A primera vista no se espera un gran rendimiento por planta, pero eso no quiere decir que sea una forma de cultivo poco productiva; especialmente si tenemos en cuenta que una planta pequeña requiere poco tiempo de crecimiento, por lo cual los resultados son rápidos y nos permite llevar adelante muchos cultivos durante un año. Además, esta forma de cultivo es muy discreta, siendo una práctica ideal para iniciarnos nosotros mismos o introducir a otras personas a este mundo del cultivo de cannabis.
Cuestiones de espacio
Cualquier espacio es apto para realizar un microcultivo. Usualmente se utilizan lugares de guardado como muebles, roperos, bajo mesadas, incluso gabinetes de computadora en desuso. Un espacio de 30 cm por 30 cm y unos 50 cm de alto se puede adaptar para dar lugar a un mini cultivo.
Una ventaja es que iluminar un espacio tan pequeño es relativamente económico y no es indispensable contar con equipos de iluminación profesionales (aunque facilitan la tarea). A continuación vamos a ver como se realiza un micro cultivo de plantas de cannabis.
Aspectos prácticos del microcultivo
Lo más recomendable para iniciar un cultivo en miniatura es partir desde un esqueje, ya que al mantener el tiempo de vida cronológico de su planta donante, puede inducirse a floración inmediatamente en el momento que queramos.
Partir de semilla es más complicado para estos fines, ya que una vez germinada, la planta en este caso primero tiene que alcanzar su edad adulta antes de poder entrar en etapa reproductiva (floración). Esto recién pasa luego del primer mes de crecimiento vegetativo como mínimo.
Una de las cosas que caracterizan al microcultivo de cannabis es el poco tiempo de vegetativo justamente, para conseguir plantas compactas con poco espacio de tallo y que ese pequeño tamaño asegure una correcta alimentación en el poco espacio de sustrato del cual dispone cada planta. Debemos saber que para construir mayor biomasa, una planta consume más nutrientes.
En una maceta de 500 mililitros de sustrato no hay comida para una planta muy grande y aunque aportemos nutrición mineral, cuando una planta tiene sus raíces tan apiñadas no puede crecer sana. Por estas razones buscamos plantas pequeñas.
Acá encontramos otro punto a favor de usar clones para el microcultivo, ya que el sistema radicular de un clon es menor que el de una planta crecida de semilla para igual cantidad de follaje.
Cambio de fotoperíodo
El proceso a partir de un esqueje consiste en esperar hasta que esté correctamente enraizado para trasplantar a la maceta definitiva y en ese momento colocarlo en un fotoperiodo de floración. Suponiendo que viene de un ciclo de 24 horas de luz durante su enraizamiento, se lo pasa a 12 horas de luz y 12 de oscuridad para conseguir el inicio de la floración.
Es asombroso como una planta tan pequeña puede empezar a dar flores pero así sucede, en dos semanas vemos sus primeras inflorescencias.
Cuidados especiales del microcultivo
La mayor dificultad de esta forma de cultivo es la alimentación. Usualmente la clonación se realiza en un medio inerte, pero de ahí tenemos que pasar a un sustrato con alta carga de nutrientes. Esa adaptación es compleja para la planta y es muy sencillo sobrefertilizar.
El consejo es preparar la maceta definitiva en capas, poniendo en el fondo una capa abundante de compost, humus, biochar y polvo de rocas. En el medio debemos colocar sustrato convencional tipo all mix y en la parte superior turba o fibra de coco. De esta manera el crecimiento radicular va llegando a ubicar los nutrientes en el momento que los necesita.
A la par de esto se recomienda colocar mantillo seco (tipo mulching) sobre la superficie expuesta del sustrato para evitar la evaporación. De todas formas, un microcultivo debe ser regado casi a diario en su etapa de floración avanzada.
En caso de preparar el suelo de la manera que recomendamos no hace falta complementar con fertilizantes minerales. Pero puede cultivarse enteramente en fibras inertes como la fibra de coco regando con sales teniendo buenos resultados.
Un aspecto importante es la iluminación, ya que para evitar el espigamiento o etiolado de la planta debemos contar con una cantidad suficiente de luz. Para esta forma específica de cultivo es recomendable un leve exceso de luz para reducir al mínimo el espacio internodal y conseguir flores densas y compactas.
En caso de poder elegir, recomendamos formas de iluminación LED de alta eficiencia, con un correcto balance de rojos para una estimulación de los fitocromos.
Microcultivo como una forma de arte
No todo cultivo tiene que perseguir el objetivo de la productividad. El microcultivo nos permite romper desde el inicio con esa lógica y nos abre las puertas a un mundo de experimentación donde la búsqueda puede estar enfocada solo en la belleza de nuestra planta y en su interacción con la maceta que escojamos.
Para quienes amamos el cultivo de cannabis puede ser una forma de expresión artística. El mensaje es que podemos reciclar cualquier recipiente para convertirlo en una maceta y que a pesar de la limitación del espacio, una planta puede encontrar allí una casa donde desarrollarse plenamente.