Eric Siereveld es la persona al frente de Dutch Passion Seed Company, uno de los bancos de semillas de cannabis más antiguos del mundo. Además, es el CEO de Aardachtig BV, una empresa holandesa dedicada al cultivo de cannabis que fue elegida por el gobierno de ese país para producir cannabis legal para los famosos coffer shops.
Se trata de “Closed Coffeeshop Chain Experiment”, la primera iniciativa europea que pretende avanzar en la legalización total del cannabis en Holanda, un país que desde hace más de 30 años provee cannabis legal en los mostradores, pero que mantiene la prohibición del cultivo.
Esa situación, conocida como “el problema de la puerta de atrás”, generó que la venta legal tenga que abastecerse del cultivo ilegal. Una contradicción que podría llegar a su fin.
“Este es un experimento. Pero estamos convencidos que se comprobará que regular es bueno para ofrecer un mejor producto. Y que, además, ayudará a reducir la criminalidad. Este es un paso para la legalización total”, aseguró Eric en una conversación exclusiva con THC.
El programa piloto se podría resumir de la siguente manera: el gobierno holandés seleccionó a 10 empresas que cultivarán y le venderán cannabis de manera legal a los 79 coffeeshops que forman parte del experimento.
El gobierno holandés seleccionó a 10 empresas que cultivarán y le venderán cannabis de manera legal a los 79 coffeeshops que forman parte del experimento.
El proceso de trabajo comenzó hace alrededor de tres años y, según Eric, ya están muy cerca de que se concrete. Para la compañía, ingresar al programa significó realizar una inversión de millones de euros para acondicionar los lugares de cultivo con tecnología.
Toda la producción se realizará en invernaderos y hay un dato clave para comprender la dimensión de la iniciativa: Aardachtig BV tendrá alrededor de 50 mil plantas.
¿Por qué es tan importante este programa piloto?
Es el primer paso para cambiar esta situación tan rara que tiene la venta de cannabis en Holanda. Que los coffeeshops pueden vender al público, pero no cultivar ni comprar legalmente crea un mercado negro. Por este camino todo va a ser transparente y se va a ofrecer un producto limpio.
¿Por qué el gobierno los seleccionó a ustedes?
Soy el jefe de las dos empresas, de Dutch Passion y de Aardachtig BV, que no están conectadas legalmente, pero sí se unen. Dutch Passion es un banco de semillas mundial. Le vendemos a cultivadores y breeders grandes y pequeños en diferentes países. Aardachtig BV es la que va a producir las flores y el hachís que va a entrar en los coffee shops que forman parte del proyecto. Tener las dos empresas tiene un gran potencial porque participamos tanto de la selección de las genéticas como de la producción.
¿Cómo fue el proceso desde que comenzó el programa hasta ahora?
Llevamos alrededor de tres años de trabajo. Todo este tiempo nos dedicamos, sobre todo, a la presentación de documentación. Al principio se inscribieron 150 empresas para participar. El gobierno hizo una primera selección y quedaron 40. Luego hicieron la última selección y quedamos 10. Se eligieron aquellas compañías que tenían todos los papeles necesarios y yo siempre digo que también tuvimos algo de suerte.
¿A qué coffee shops podrán venderles el cannabis que produzcan?
A los que formen parte del experimento. En Holanda, en la actualidad, hay 550 coffees activos, pero solo 79 van a participar. Todos los coffee shops que participan pueden comprarle a cualquiera de las diez compañías seleccionadas. Algo bueno es que las diez empresas estamos hablando mucho, hacemos reuniones y compartimos información. Es mucho mejor trabajar en conjunto porque es un proyecto que no es fácil. Se estableció una especie de fair play.
“Todos los coffee shops que participan pueden comprarle a cualquiera de las diez compañías seleccionadas. Hablamos mucho entre nosotros, es un fair play”, asegura Eric Siereveld CEO de Aardachtig y Dutch Passion
¿Quién regula el precio con el que se va a vender el canabis?, ¿las empresas o el gobierno?
Los productos no van a tener un precio fijo ni tampoco nadie va a establecer a qué precio debe vender cada empresa. Eso sí, ningún coffee shop que esté en el programa puede comprar en el llamado “mercado gris”, sino solo a las compañías del proyecto legal. De todas formas, teniendo en cuenta que solo algunos coffees participan del experimento, los valores van a estar en la misma línea que están en ese mercado gris.
¿En qué fecha piensan que el cannabis llegará a los coffeeshops?
De las 10 empresas hay algunas que están más avanzadas que otras. Nosotros creemos que el primer producto legal lo tendremos a final de este año o principios del 2024. Eso será una pequeña parte de lo que se verá después.
¿Cómo será el cultivo?
Estamos convencidos de que uno de los objetivos es que la calidad del cannabis mejore mucho. Se va a producir en invernaderos con tecnología de primer nivel y con cuidados en todo el proceso. Hicimos una inversión de millones de euros en invernaderos controlados. Se requirió mucho dinero porque este proyecto prevé que se deben producir entre 5 mil y 6 mil kilos de flores por cultivo. Son cantidades realmente muy grandes.
“Hicimos una inversión de millones de euros en invernaderos controlados. Se requirió mucho dinero porque este proyecto prevé que se deben producir entre 5 mil y 6 mil kilos de flores por cultivo. Son cantidades realmente muy grandes”
¿El gobierno controla todas las etapas?
Sí. Hay reglas muy estrictas sobre la seguridad y la limpieza del lugar. Se trata de un cultivo muy diferente al que uno puede hacer en su casa. Acá estamos hablando de un cultivo prácticamente a niveles farmacéuticos.
¿Va a haber protocolos de trazabilidad?
La trazabilidad va a estar monitoreada por el gobierno, desde la semilla que se pone en el suelo hasta el producto que llega a estar a la venta. Cada planta, por ejemplo, va a tener un código QR porque va a haber un seguimiento de cada una que se plante en el invernadero. Para tener dimensión, en nuestro lugar de cultivo vamos a tener alrededor de 50 mil plantas.
¿Cuán alta es la demanda de cannabis para uso adulto?
En Europa, este es el primer proyecto legal para consumo recreativo. Y se sabe que el consumo medicinal en el continente es mucho más pequeño que el recreativo. Por eso es que necesitamos partir de invernaderos tan grandes para poder abastecer toda la demanda.
“Nosotros decidimos que genéticas vamos a cultivar: son 50mil plantas. Vamos a trabajar con variedades de Dutch Passion. Es la única etapa del proyecto que nos resultó simple y sin papeleríos”, se ríe Siereveld
¿Qué variedades producirán?, ¿las definieron ustedes o el gobierno?
Lo decidimos nosotros y vamos a trabajar con nuestra propia genética. Tenemos una buena base y fue la única etapa del proyecto que nos resultó simple y sin papeleríos (se ríe).
¿Pensás que el programa llega en un momento adecuado?
Fue realmente un proceso complejo. El gobierno local suele pedir documentación extra y eso hace que todo se demore. Pero, además, la guerra de Ucrania afectó mucho los tiempos de trabajo porque no se encontraban materiales para la construcción de los invernaderos, por ejemplo. Pero creo que el experimento llega en el momento justo, cuando otros países de Europa se están abriendo a la legalización. El ejemplo más reciente es el de Alemania. Así que estamos muy orgullosos. Es una victoria para nosotros y para toda la gente en general.