La franquicia de Cultivo Urbano de Salta y Tucumán compró 24 esquejes en la Ciudad de Buenos Aires y los trasladó en avión. La gran novedad fue posible gracias al avance de las regulaciones en materia de cannabis.
Sin ningún inconveniente en los aeropuertos, la mitad de las plantas ya está a la venta y la otra mitad será donada a organizaciones dedicadas a la investigación.
“Fue hermoso. La verdad, también fue extraño. Si hace cinco años queríamos transportar plantas en avión íbamos presos por narcotráfico”, contó a THC Rubén Salvatore, quien está al frente de los grow.
Rubén viajó desde Salta a Buenos Aires junto a Martín Galván, su abogado, socio y compañero en la asociación civil cannábica Hampi Yura.
El viaje tuvo un objetivo más simbólico que comercial: querían marcar un antecedente y demostrar que el transporte de cannabis, cuando todo está en regla, es posible.
Rubén y Martín, además, contaron con el apoyo de Delta 9 Consultora Cannábica y de la Fundación Greta Conciencia Planetaria. Además, tuvieron el acompañamiento permanente de Santa Planta, la distribuidora a la que le compraron los esquejes.
“Tomamos una serie de recaudos que quizás fueron innecesarios, pero queríamos estar seguros que saliera todo bien”, subrayó Rubén.
Trasladar cannabis en avión: precauciones
Rubén y Martín llegaron a Buenos Aires el 17 de junio. Antes de viajar enviaron mails al Instituto Nacional de la Semilla (Inase) y al Ministerio de Salud de la Nación. Aunque no era necesario, querían asegurarse que no hubiera problemas.
Además, llevaron impreso el contrato de la franquicia con la inclusión de la categoría F del INASE, que es el que autoriza la venta. También sumaron sus certificados de Reprocann y el estatuto de la asociación Hampi Yura.
No despacharon las cajas sino que las llevaron con ellos en la cabina. “Los otros pasajeros miraban sorprendidos porque las plantas se veían y también se olían, pero todos con buena onda”, contó Rubén Salvatore de Cultivo Urbano Salta.
Para sumar tranquilidad, les pidieron a las fundaciones con las que trabajan que redactaran una nota donde contaran que vienen realizando trabajos de investigación con cannabis.
El texto explicaba que las genéticas que se compraron en Buenos Aires no se consiguen en el Norte y que querían estudiar su adaptabilidad.
En Santa Planta prepararon los esquejes en dos cajas diferentes. Y, por las dudas, Martín y Rubén compraron vuelos de regreso en dos líneas aéreas diferentes. “Queríamos garantizar que si una decía que no, la mitad de los esquejes llegara en la otra”, agregó Rubén.
Traslado de esquejes en avión: trámites con la seguridad aeroportuaria
Cuando llegaron a Aeroparque, Rubén y Martín se acercaron al puesto de seguridad aeroportuaria. Los recibieron con muy buena predisposición aunque sorprendidos.
“Estuvo todo bien. Sí sería bueno que hubiera más capacitaciones porque no sabían bien qué se puede trasladar y qué no. Nos tomamos el tiempo de explicar y de mostrar todos los papeles”, dijo Rubén.
De todo lo que habían llevado, confirmaron que lo único que necesitaban tener era el Reprocann y el documento que confirma su inscripción en la categoría F. Ese formulario es, también, el que de forma obligatoria tuvieron que presentar en Santa Planta.
Llevaron impreso el contrato de la franquicia con la inclusión de la categoría F del INASE, que es el que autoriza la venta de semillas y esquejes. También sumaron sus certificados de Reprocann y el estatuto de su asociación civil.
En el área de preembarque tuvieron que mostrar una vez más el certificado del Reprocann. Luego pudieron subir al avión sin problemas.
Rubén y Martín querían garantizar que los esquejes llegaran intactos a Salta. No despacharon las cajas sino que las llevaron con ellos. Más todavía, para evitar que las plantas se estresaran y pudieran ir paradas llevaron las cajas en su falda.
“Los vecinos de asientos miraban sorprendidos porque las plantas se veían y también se olían. Pero todos con buena onda”, contó Rubén.
El destino de los esquejes
Los 24 esquejes que compraron en Santa Planta fueron de tres variedades diferentes: Guaraní, Polaris y Dr. West. La socia de Rubén, Maribel Quispe, viajará este sábado a Tucumán a llevar los que se venderán en ese grow.
“La mitad se venden en los grow de Salta y de Tucumán. La otra mitad van a ser donadas a instituciones para que puedan estudiar la adaptabilidad en el suelo del Norte. Estas variedades no se podían comprar en semillas y era algo que no estaba disponible para los norteños”, finalizó Rubén.