Podemos clonar una planta de cannabis, y eso se hace nada más y nada menos que con plantas madre. Se trata de plantas que nunca pasan a floración, que se mantienen constantemente en estado vegetativo, y de ellas podemos extraer esquejes que nos permitirán obtener clones con exactamente las mismas características que la vegetación original. De esta forma, podremos mantener un fenotipo determinado por muchísimo tiempo, incluso años.
Como cuidar las plantas madre
Para obtener estos generadores de clones tenemos que tener en cuenta factores como la maceta que utilizaremos, el abono, la iluminación, y también es recomendable llevar un registro para notar cualquier alteración en nuestras plantas madre.
Maceta
La maceta debe tener un mínimo de 10 litros, y es de suma importancia que permita un buen intercambio gaseoso. Hay que pensar que las raíces deben mantenerse en buen estado por mucho tiempo, por lo que no podemos tomar nada a la ligera.
Iluminación
Las plantas madre tienen que estar expuesta a la luz 18 horas al día. Se recomienda en estos casos utilizar luces led de tono blanco azulado, ya que permiten ahorrar energía y favorecerán al mantenimiento de la planta.
Nutrientes necesarios para las plantas madre
Para abonar una planta madre, necesitaremos sí o sí nitrógeno, como toda planta que atraviesa un periodo vegetativo. Pero a esto debemos sumarle los otros dos macronutrientes, fósforo y potasio, para ayudar a que la planta se recupere de la producción de esquejes. También, se recomienda abonar con guanos y harina de pescado
Llevar un seguimiento de las plantas madre
Si nuestra planta madre se estresa, por consecuencia, los cultivos que salgan de los esquejes serán defectuosos. El estado de la planta madre se traducirá en el estado de los clones. Puede suceder que la planta madre sea atacada por plagas, o sufra de sobrefertilización o falta de nutrición, y si no esperamos el tiempo adecuado luego de detectar alguno de estos problemas, la productividad de nuestro ejemplar bajará. Es por esto que se recomienda llevar un seguimiento adecuado del rendimiento de las genéticas, para notar cualquier alteración abrupta.
Es claro que cada cultivo se desarrolla en condiciones distintas y eso hará que no todos los clones sean exactamente iguales. Ante cambios en el clima o en la metodología de cultivo, es común que notemos las diferencias también en nuestras plantas. Pero a través de un registro podemos notar fácilmente cuáles de estas alteraciones son por estrés en la planta madre, y cuales no.
¿Cómo tratar una planta madre afectada?
Para socorrer a una planta madre en mal estado, lo que debemos hacer es trasplantarla a un contenedor más grande y ubicarla en un lugar amplio para que nuestra planta se recupere en las condiciones más optimas posibles. Es importante que no nos excedamos con el aporte de nutrientes, pero que tampoco les falte abono a nuestros cultivos. Es prioridad que la planta madre reciba los macronutrientes esenciales en las cantidades adecuadas, y que sean de calidad. Los guanos en forma de pellets y las harinas de hueso o pescado también serán de ayuda.
Otra cuestión esencial es que no realicemos ningún procedimiento que pueda estresar a nuestra planta. La poda de raíces y el esquejado serán postergados hasta que el ejemplar se recupere completamente, que puede suceder entre 15 a 45 días después. Allí, podremos volver a intentar esquejar y anotar la evolución de estos nuevos clones, comparándolos con los anteriores. Así, notaremos si nuestra planta se ha recuperado, o si aún le queda un tiempo.
¿Qué son los esquejes?
Todo este asunto de las plantas madres tiene un propósito: generar clones. Para esto, es necesario el esquejado. Los esquejes no son más que ramas de la misma planta madre que utilizaremos para hacer crecer un nuevo ejemplar idéntico al de la planta original.
Así, induciremos a esa rama a generar raíces. Un factor esencial para producir esquejes es la humedad, y para mantener la humedad se utilizan campanas o cobertores trasparentes. A continuación, te damos un paso a paso detallado de cómo producir esquejes. Así, podrán aprovechar esta técnica que les traerá incontables beneficios.
Paso a paso para realizar un esquejado
Una vez que ya tenemos la planta madre elegida, tomaremos de ella las ramas que funcionarán como esquejes. El mínimo del largo de las ramas que tomemos debe ser de 7 centímetros, pero en un escenario ideal, los esquejes deberían medir entre 10 y 15 centímetros, y también tendrían que contar con al menos dos o tres nudos de crecimiento. Además, sería idóneo que las ramas sean nuevas.
A continuación, viene el corte de la rama, que debe hacerse siempre con herramientas esterilizadas. Debemos cortar aproximadamente a 45° por encima de un nudo. Otra cosa que se suele hacer en este momento es cortar una parte de los foliolos de las hojas para evitar que estas transpiren demasiado, logrando así que se conserve la humedad necesaria.
Luego, tendremos que poner nuestros esquejes a producir raíces. Esto se puede hacer de varias maneras. Una de ellas es con un recipiente con agua. Lo que debemos procurar con esta técnica es que el tallo no reciba luz, por lo que tiene que ser algún recipiente opaco.
También, existe una opción segura con la que sin dudas tendremos éxito, y son los hidro y aeroclonadores. Estos dispositivos permitirán que se mantenga la oxigenación: el tallo de la raíz queda sumergido en agua oxigenada y hay una especie de lluvia constante.
Por último, podemos elegir enraizar con sustrato, pero este tiene que tener ciertas características: debe tener un PH de entre el 5.5 y el 6.5 y debe ser capaz de retener la humedad. La perlita, la turba, la fibra de coco y la vermiculita repartidas en partes iguales nos serán de ayuda en la composición de este sustrato.
¿Esquejes en exterior?
Claro que podemos tener esquejes en exterior, pero siempre teniendo algunos cuidados. Por ejemplo, el sol directo es algo que tenemos que evitar a toda costa, porque puede deshidratar nuestros esquejes, echándolos a perder.
Recién cuando empiezan a enraizar podemos exponer los esquejes de a poco al sol, para ya luego ubicarlos en un lugar estático. Además, es importante que el cobertor trasparente que utilicemos para proteger y mantener la humedad resista a las condiciones climáticas que se dan en exterior.