Tomás Correa es un criador de Río Negro que se encuentra detenido en el Penal Federal Nº 12 de Viedma desde el jueves 17. Quedó involucrado en una investigación por infracción a la ley 23.737 y su familia está desesperada: más allá de la situación penal, están preocupados por su salud. Mientras esperan que la Cámara Federal de Apelaciones de General Roca resuelva el caso, no les permitieron ingresar a la cárcel el aceite de cannabis que utiliza para tratar su trastorno de depresion y los ataques de pánico.
La causa en su contra se inició por una denuncia anónima. La Prefectura lo investigó durante tres meses y el Poder Judicial ordenó hacer un allanamiento en su vivienda. A pesar de que Tomás tenía el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) y una autorización del Instituto Nacional de la Semilla (Inase) quedó detenido.
Su pareja, Fer Paz, contó que su mayor miedo hoy es el retroceso en el tratamiento de Tomás. En la cárcel tuvo que volver a tomar los fármacos que había logrado dejar con el aceite. “Él tiene un trastorno depresivo. Antes del cannabis él repetía que se quería apagar para siempre y luchó un montón para que se le borren esas ideas locas. Ahora hacía un montón que no hablaba de ‘apagarse’. Pero ahora retrocedió mil pasos. Está empastillado. Le dan tres pastillas para reemplazar el cannabis”, aseguró a THC.
Allanamiento y detención
El jueves 17 alrededor de 20 oficiales golpearon la puerta del domicilio de Tomás con una orden de allanamiento firmada por el fiscal Marcelo Estevez. Después supo que la causa se inició con una denuncia anónima en la que supuestamente se decía que un hombre de San Antonio Oeste realizaba eventos cannábicos en un bar y que él era la persona encargada de proveer flores de marihuana.
“La denuncia de por sí es extraña porque utiliza un lenguaje muy específico y de la policía. Por ejemplo, dice que Tomás tiene ‘elementos de fraccionamiento’ en su casa. ¿Quién que no esté en el tema habla así?”, se preguntó su abogado Federico Batagelj.
El allanamiento duró 10 horas. “Hicieron un show innecesario porque Tomás colaboró en el procedimiento todo el tiempo”, agregó el abogado. Le secuestraron 41 plantas grandes en vegetativo que fueron arrancadas de raíz (es decir que hoy ya están muertas y no podrán ser utilizadas para producir aceite).
En total los investigadores se llevaron entre 10 y 12 kilos de cannabis. Tomás, incluso, ayudó a los efectivos a encontrar todo el material. Después de haber sido víctima de cogolleros en más de una oportunidad, había decidido guardar bajo tierra una parte de su producto. Durante el allanamiento él mismo indicó dónde había enterrado.
“Por la cantidad que tenía le dijeron que era tenencia para la venta y también le dijeron que quedaba detenido porque difundía el uso de estupefacientes a través de sus redes. Pero nadie aclaró nada: ¿qué pasa si esa cantidad está dentro de los márgenes que puede tener por sus autorizaciones?, ¿a qué le llaman difundir, a su participación en los eventos cannábicos de ese bar o a sus publicaciones en redes sociales?”, se quejó el abogado.
Además del Reprocann de Tomás y de la autorzación del Inase, en ese domicilio también tienen la autorización para uso terapéutico su pareja y un hijo. Batagelj se lo intentó explicar al secretario del juzgado: “Hicimos la cuenta y en esa vivienda podría haber hasta 27 kilos”, contó.
Batagelj agregó que el cultivador también tiene una autorización municipal y que hasta había presentado un proyecto en la intendencia para cultivar para chicos con discapacidad. “Si Tomás tuviera una actividad ilícita no se presentaría frente a todas las autoridades. Si fuera narco no hubiera mostrado que tenía cannabis enterrado”, subrayó el abogado.
Tomás Correa: cárcel y salud mental
El viernes 18 Batagelj interpuso un pedido de excarcelación. El proceso indica que deben pasar 10 días hábiles para que la Cámara resuelva su situación. El abogado tiene experiencia en otras situaicones similares en la provincia y está convencido de que los jueces resolverán a favor del criador. “Pero entre una cosa y otra puede llegar a pasar más de un mes y, mientras tanto, él no tiene su medicina”, subrayó.
Tomás es portero de escuela y aunque se encuentra con licencia, se encarga de la licencia de viviendas del gremio. Desde hace un tiempo comenzó con una serie de problemas psicológicos y psiquiátricos muy complicados. Después de intentar tratamientos con fármacos llegó al cannabis y encontró cierto alivio. El resultado que le dio a él mismo lo llevó a querer investigar más sobre la planta, dio sus primeros pasos como criador y obtuvo el permiso del Inase.
“Cuando se dio cuenta que él podía controlar sus ataques de pánico empezó a hacer investigaciones sobre plantaciones de CBD y CBG, que se usa mucho para cáncer y que ni siquiera tiene efectos psicoactivos”, subrayó el abogado.
Para Batagelj en esta historia hay una serie de elementos que son, de mínima, sospechosos. El abogado no solo duda del verdadero origen de la denuncia, sino que también se pregunta por qué en la investigación que realizó Prefectura Tomás fue “el único en caer” y no se avanzó sobre el dueño del bar. También se pregunta cómo puede ser que los el test reactivo que le hicieron a las plantas de CBG haya dado positivo en THC.
Mientras que Tomás espera que se resuelva su caso, en su entorno quieren visibilizar su caso. “No tenemos nada que esconder”, agregó su pareja.