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Marcelo Somma / Revista THC

Cómo planificar el cultivo en exterior

Como en cualquier tipo de actividad, la planificación es fundamental para tener éxito en un cultivo de cannabis en exterior. Esto no quiere decir que si improvisamos no podamos llegar a la cosecha o que en el medio del proceso no surjan contingencias que nos hagan tener que recalcular y decidir sobre la marcha. Pero sin lugar a dudas, si tenemos un plan previo, las probabilidades de llegar a buen puerto serán mucho mayores que si no lo tenemos.

Muchas veces, cuando recién comenzamos, es común que nos gane la ansiedad y nos pongamos, por ejemplo, a germinar las semillas antes de tener el sustrato y las macetas donde vamos a sembrar. O cosechemos las plantas sin haber definido donde vamos a secarlas.  Estos son los tipos de errores que debemos evitar.

A continuación vamos a ir repasando algunas cuestiones de planificación en general con el objetivo de poder llevar a cabo un cultivo de cannabis en exterior de primavera-verano con la menor cantidad de sobresaltos posible.

Planificación de cultivo en exterior: el espacio

Conocer bien el lugar donde vamos a realizar el cultivo de cannabis en exterior es fundamental.

En primer lugar, debemos tener en cuenta que no es lo mismo cultivar en una terraza, que en un patio, un balcón (donde seguramente las plantas estarán más al resguardo de las inclemencias del clima) o en un jardín en suelo directo (donde no habrá limitantes para el crecimiento de las raíces en el suelo).

Hecha esta salvedad, lo siguiente que debemos indagar es la cantidad de horas de sol directo que tenemos en dicho espacio. Esto lo podemos dividir en sol bajo (menos de tres horas diarias), medio (entre tres y seis horas diarias de sol directo) y alto (más de seis horas por día).

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Las podas en balcones suelen ser una excelente técnica para aumentar la producción a la vez que las plantas mantienen una altura discreta. / Foto: Gustavo Jaiyes (Revista THC)

Hilando más fino, en los casos de sol bajo y sol medio, podemos clasificarlos a su vez en aquellos espacios que tienen sol por la mañana y aquellos que lo tienen por la tarde.  Esto se debe a que para las plantas unas pocas horas de sol por la mañana les pueden venir mucho mejor que unas pocas horas de sol por la tarde, puesto que la intensidad es distinta.

Una de las ventajas de analizar el espacio de cultivo del que disponemos es que podremos elegir cuáles son las mejores variedades que se adaptan al mismo.

Por otro lado, debemos tener en cuenta si el lugar que disponemos para cultivar posee contaminación lumínica o no. Finalmente, tenemos que analizar qué tan expuesto estará nuestro cultivo a la mirada ajena.

Si bien hoy en día ya se puede sacar un permiso para cultivar legalmente, nunca está de más, en cultivos en exterior, ser lo más discretos posible. Esto no solo nos evitará tener temores de denuncias y represalias sino que también nos tendrá más protegidos del robo de plantas. Algo que lamentablemente ocurre con frecuencia en cultivos de cannabis de exterior durante la floración.

Planificación de cultivo de cannabis en exterior: qué plantas cultivar

Una de las ventajas de analizar el espacio de cultivo del que disponemos es que podremos elegir cuáles son las mejores variedades que se adaptan al mismo.

No siempre tenemos la posibilidad de elegir qué plantas vamos a cultivar, pero aunque ese no fuera el caso y terminemos cultivando lo que tengamos a mano, no está de más saberlo. Que quizás en el futuro y con más tiempo, podamos disponer de aquellas plantas que mejor se ajustan a nuestro lugar.

Para los casos en que tenemos bajo sol conviene utilizar variedades de predominancia índica, que suelen tener poco requerimiento lumínico, mientras que si tenemos un alto sol, serán ideales las variedades predominantemente sativas.

Eso no quiere decir por ejemplo, que no podamos cultivar índicas en una terraza con sol todo el día, pero seguramente convenga hacerlo bajo una mediasombra o fuera de temporada, ya que el sol puede castigarlas demasiado.

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Las plantas mayormente índicas son ideales para espacios de cultivo que no poseen muchas horas de sol directo.

Por otro lado, si partimos de semillas regulares, tendremos que sembrar el doble que si lo hacemos de semillas feminizadas, ya que seguramente luego del sexado tengamos que descartar aproximadamente la mitad de las plantas.

Finalmente, debemos tener en cuenta que el momento de germinación se reflejará directamente en el tamaño final de la planta, ya que determinará los meses de crecimiento que tendrá antes de comenzar la floración.

El momento de germinación se reflejará directamente en el tamaño final de la planta, ya que determinará los meses de crecimiento que tendrá antes de comenzar la floración.

De este modo, teniendo en cuenta nuestro espacio de cultivo, la genética que estamos usando y el momento en que arranquemos, podremos calcular aproximadamente cuántas plantas vamos a necesitar para abastecer nuestro uso.

Por ejemplo: si tenemos un balcón con bajo sol seguramente vamos a tener que cultivar muchas más plantas que si disponemos de un jardín que tiene sol directo casi todo el día.

Planificación de cultivo de cannabis en exterior: contaminación lumínica

Para poder florar plenamente, las plantas de cannabis precisan de 12 horas de oscuridad ininterrumpidas diarias aproximadamente. Si hay alguna fuente de luz (a excepción de la luna) que refleje la sombra de la planta durante la noche, tendremos contaminación lumínica. Por este motivo es importante, cuando analizamos el potencial espacio donde vamos a cultivar, reparar en este aspecto.

Los espacios de cultivo que más contaminación lumínica tienen en las ciudades son generalmente los patios y balcones. Las terrazas suelen tener menos contaminación lumínica y esta suele ser más controlable.

En los jardines, por su parte, es importante revisar este aspecto antes de hacer el trasplante final a tierra. Debemos trasplantar en aquellos espacios del jardín donde se respete la oscuridad durante la noche.

Soluciones a la contaminación lumínica

En caso de sufrir contaminación lumínica, tendremos que ver la manera en que podemos resolverla idealmente antes de comenzar el cultivo.

En casos provenir de nuestra casa es muy sencillo, bastará con no prender determinada luz por la noche o bien podemos colocar cortinas que bloqueen la iluminación de las plantas.

Pero en caso de provenir la contaminación lumínica de afuera, será más difícil de resolver. Si la  luz viene de arriba, una solución puede ser colocar un techo corredizo, para que pueda pasar la luz solar durante el día y bloquear la fuente de contaminación lumínica a la noche.

Otra opción, pero mucho más sacrificada es mover las plantas a la noche a un lugar de oscuridad y al día siguiente volver a colocarlas en su espacio de cultivo.

En caso de no poder evitar la contaminación lumínica, siempre está la opción de usar plantas autoflorecientes. Estas plantas no dependen del fotoperíodo para florecer, por lo que no sufren contaminación lumínica.

Planificación de cultivo en exterior: trasplantes

Para optimizar el desarrollo de las plantas y su salud, lo mejor es trasplantar a medida que las plantas van creciendo y ellas lo requieran. Es importante en este punto ser precavidos y prever los trasplantes, de este modo podremos anticiparnos y saber en qué tamaño aproximado de maceta terminará cada una de las plantas.

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El ritmo con el que vayamos trasplantando impactará de forma directa en la velocidad de crecimiento de nuestras plantas. / Foto: Emika Luna

No hay una cantidad de días exacta para trasplantar, sino que esto dependerá de varios factores, como la variedad (las más sativas suelen requerir más trasplantes que las más índicas), la etapa de cultivo en la que estemos y la época del año. Lo ideal es ir trasplantando a macetas del doble del tamaño de la anterior durante la etapa vegetativa y, el último trasplante, realizarlo al triple del tamaño a comienzos de la floración.

Una vez que la floración ya se está desarrollando, no conviene volver a trasplantar.

Trasplantes y ritmo de crecimiento

Hay que tener en cuenta que el trasplante puede generarles un poco de estrés a las plantas provocando un estancamiento durante algunos días, esto ocurre porque durante el proceso se puede dañar un poco el pan de raíces. Pero si lo hacemos con cuidado, este parate no durará más que unos días y luego la planta comenzará a crecer con mucho más vigor.

El ritmo con el que trasplantemos nuestras plantas impactará directamente en el tamaño de las mismas.

En ese sentido, el ritmo con el que trasplantemos nuestras plantas impactará directamente en el tamaño de las mismas. Si buscamos plantas chicas, debemos trasplantar poco; si buscamos plantas medianas debemos trasplantar cada unos 20 o 30 días aproximadamente; mientras que si buscamos plantas grandes, debemos realizarlos cada dos semanas.

Planificación de cultivo en exterior: control de altura

Controlar la altura de nuestras plantas es clave. En el caso de cultivos de exterior, una de las principales causas para llevar a cabo alguna de estas técnicas es mantener la discreción de nuestros jardines, lo que nos brindará mucha más seguridad.

Pero ese no es el único motivo: por un lado, entrenar las plantas permite formar estructuras que hagan mejor frente a las condiciones climáticas extremas; por otra parte, algunas de las técnicas de control de altura permiten aumentar considerablemente la productividad de los espacios de cultivo reducidos.

Una técnica muy simple que nos dará todas esas ventajas juntas es el topping, que consiste en realizar una primera poda apical y luego, cuando la planta ya se recuperó y sacó dos ramas nuevas, repetir la técnica sucesivamente con el objeto de redireccionar la hormona de crecimiento para tener estructuras cada vez con mayor cantidad de ramas. Aplicar técnicas de este tipo será especialmente importante si la planta está creciendo por encima de la altura que buscábamos en un comienzo.

Cuidados necesarios

Debemos tener en cuenta que son métodos que acarrean c­antidades considerables de estrés, por eso no podemos realizarlos de forma masiva, en especial aquellas técnicas relacionadas con podas.

Para que las plantas puedan hacerle frente a la recuperación sin d­ificultades, recomendamos fertilizar con abonos ricos en nitrógeno y bioestimulantes. También, después de una poda, podemos sellar la herida con cera de vela para minimizar el riesgo de que ingrese algún patógeno.