El pasado 16 de octubre falleció el doctor Roland Griffiths, una figura fundamental en el renacer de los psicodélicos como herramienta terapéutica.
Cuando se habla de los enteógenos como un potencial tratamiento para cuadros que van desde la depresión a las enfermedades terminales hay que hacer una aclaración.
La terapia con psicodélicos es un abordaje holístico que incorpora los efectos espirituales de las sustancias visionarias como herramientas de transformación e integración. De hecho, gran parte de su eficiencia tiene que ver con la inclusión de este aspecto de la experiencia con psicodélicos dentro de la terapia.
Justamente debemos al doctor Roland Griffiths el reconocimiento de la ciencia moderna a esta faceta todavía inexplicada de los enteógenos. Psiquiatra y profesor de neurociencia y ciencias de la conducta, fue el fundador y luego director del Centro John Hopkins para investigación de los psicodélicos y la consciencia.
Dependiente de la Universidad John Hopkins, una de las más importantes y prestigiosas de Estados Unidos, el Centro dirigido por Griffiths generó una extensa documentación de los efectos terapéuticos de los enteógenos para el tratamiento psicológico y psiquiátrico, en condiciones como ansiedad, depresión, consumos problemáticos y otras patologías.
Una de las sustancias más estudiadas por Griffiths fue la psilocibina, con una publicación que marcó un antes y después en la ciencia de los psicodélicos. Titulado “La Psilocibina puede generar experiencias del tipo místico con contenido personal sustancioso, sostenido y espiritualmente significativo” Griffiths y su equipo analizaron los efectos de una dosis alta de psilocibina en personas con cáncer terminal.
Cabe destacar que todos los pacientes participantes en el estudio reunieron los criterios para ser diagnosticados con ansiedad o depresión clínicas y luego de una sola dosis de psilocibina experimentaron una reducción sustancial de la sintomatología.
“La ansiedad y la depresión cayeron inmediatamente” afirmó en una entrevista con NPR, el servicio de radiodifusión pública de Estados Unidos. “Y se mantuvo en el tiempo: seguimos a las personas hasta por seis meses y los síntomas se redujeron al mínimo.”
El estudio generó una revolución en el tratamiento con psicodélicos: la apertura a una experiencia espiritual como parte del bienestar subjetivo del paciente.
Integrar estas experiencias conducen a una mayor eficiencia y una disminución notable de los síntomas. Incluso Griffiths mismo realizó experiencias con enteógenos al ser diagnósticado en 2022 con un cáncer de colon muy avanzado:
“Decidí tomar LSD y traté de dialogar con mi enfermedad. Le dije que estaba agradecido por todo lo que me había sucedido luego del diagnóstico y le pregunté si realmente tenía que morir. Y entendí, o me contestó, que hay un significado mucho más profundo, un propósito. Y que tenía que seguir haciendo lo que estaba haciendo, alzar la voz y contar estas experiencias”.