A poco más de un año del comienzo de la venta de cannabis con fines recreativo en las farmacias del país, los números y las conclusiones parecen ser exitosos, tanto que de a poco más locales se suman a esta aventura.
Sin embargo, una de las cuentas pendientes de la flamante regulación del cannabis en Uruguay es la producción de marihuana para uso medicinal. Es por eso que, más allá de que el gobierno ya ha entregado una licencia para producirlo y actualmente estudia 25 proyectos, el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA) realizó un llamado internacional para contratar un consultor que se encargue de atraer las inversiones necesarias.
“El IRCCA tiene la obligación de ir generando los saberes y las posibilidades de promover todo el desarrollo de la ley. Una de las normas que tiene más impacto es el tema de la investigación científica del cannabis medicinal”, señaló el prosecretario de Presidencia, Juan Andrés Roballo.
Si bien los usuarios y autocultivadores pueden producir cannabis para uso medicinal con sus cosechas, el gobierno busca producir fitofármacos estandarizados que estén habilitados para el consumo interno y, quizás, el externo, en caso de que las autoridades se decidan a exportarlos.