“La guerra contra las drogas fue ideada en 1968 para reducir a dos comunidades enemigas, la afroamericana y los grupos que se oponían a la Guerra de Vietnam. Al hacer que el público asociara a los negros con la heroína y a los hippies con la marihuana, y luego criminalizar ambas sustancias fuertemente, podíamos fragmentar sus comunidades”. Esas fueron las palabras que, según el periodista XXXX, salieron de la boca de John Ehrlichman, asesor político del presidente Richard Nixon, uno de los padres de la Guerra Contra las Drogas.
La regulación del cannabis podría empezar a cambiar esa historia de discriminación. En ese sentido, Jay Robert Pritzker, Gobernador electo del estado de Illinois, acaba de afirmar que una de sus políticas será “proteger a las familias inmigrantes e indocumentadas”. Para conseguirlo precisó que es necesaria la legalización de la marihuana ya que ayudaría a reformar un sistema penal desigual con quienes son detenidos por tenencia, “principalmente latinos y afroamericanos”.
El futuro gobernador simplemente reconoce una realidad: “las comunidades de bajos recursos y los vecindarios de minorías son los que han sido más afectados por la Guerra contra las Drogas”. ¿El postre? Pritzker quiere que las minorías ocupen un lugar importante en la dirección de la nueva industria cannábica.